Dicen que aquel que no se reinventa acaba muriendo. Precisamente eso es lo que buscará el “landismo” en este 2024. Una religión más viva que nunca, que a pesar de que se continúen sucediendo las temporadas, sigue levantando pasiones en cada rincón de nuestro país. Porque el «landismo” no entiende de picos forma, de vatios, de estadísticas. El “landismo” simplemente está ahí, esperando su momento. Ese momento que te hace levantarte del sofá, cuando en una Vuelta en la que el propio Mikel Landa no quería estar, decide agarrarse de abajo y poner la carrera patas arriba a falta de 60 kilómetros para llegar a meta.
Un fogonazo corto pero intenso que te hace soñar con algo que sabes que es imposible. Pero que, aún así, sigues teniendo una fe ciega en que va a suceder. Una posible victoria, inexplicable e inesperada, como el fichaje del alavés por el Soudal Quick-Step de Evenepoel. Remco, otro ciclista de fogonazos, de exhibiciones y decepciones. De aquellos capaces de realizar actuaciones que se guardarán en los libros de historia, o de sufrir desfallecimientos catastróficos. Porque sí. Aunque no lo parezca, Remco y Mikel tienen más elementos en común de lo que podríamos llegar a pensar. Porque ambos, ante los golpes que les ha dado este deporte, siempre han sabido levantarse, alzar la cabeza y continuar hacia delante. Porque antes que ciclistas, Remco y Mikel nos han demostrado que son dos campeones que ante la adversidad se crecen.
Tras aquella caída que acabó con sus opciones de pelear por Giro de 2017, durante uno de los mejores momentos de su carrera, supo rehacerse para llevarse una etapa y el maillot de la montaña. Porque Remco, en la pasada Vuelta, tras un desfallecimiento ante el que muchos hubieran optado por marcharse a casa, decidió continuar. Sus ganas y pasión por este deporte eran superiores, y así lo evidenció. Tres victorias de etapa y la clasificación de la montaña, tras múltiples exhibiciones que despejaron cualquier duda (si es que alguien las tuviera) de que él, ante todo, es un auténtico campeón.
Ahora, los ataques agarrado de abajo del alavés se unirán a los fogonazos del belga. Con el objetivo de asaltar la prueba de las pruebas, el olimpo del ciclismo: el Tour de Francia. Para ello, no contarán con grandes estrellas como las de los todopoderosos Visma-Lease a Bike (antiguo Jumbo) o UAE. Sin embargo, con ellos estarán corredores de primera clase como Jan Hirt o James Knox, que saben que gran parte de la labor de estar delante en el próximo Tour pasará por ellos. Porque por muy bien que estén Landa y Evenepoel, para ganar a los transatlánticos del pelotón, necesitarán un bloque sólido que les apoye en las labores del día a día.
No obstante, antes de todo ello, deberán recorrer un largo camino en el que Remco y Mikel comenzarán a forjar un dúo que dentro de unos meses les acabe permitiendo pelear por ese Tour de Francia. Una lucha en la que seis años después volverá a estar el ciclista alavés. Aunque no de la manera que nos pudiéramos haber esperado hace un tiempo.
El “landismo”, al igual que la materia, se ha demostrado, que ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma. En este caso, en uno más de Soudal Quick- Step, en uno más de la manada de lobos. Ese equipo que, tras conquistar todas las carreras de un día habidas y por haber, ha decidido llevar a cabo un periodo de transformación desde la llegada de Remco Evenepoel. Para, por fin, intentar su reto más difícil: la conquista del ansiado Tour de Francia.
Fotos: Soudal Quick Step
El riojano Sergio Quintana es una joven promesa del periodismo ciclista español. Además de escribir artículos sobre ciclismo profesional para High-Cycling y ahora para Le Puncheur, se encarga de dirigir el programa de YouTube.