Allá en donde Antonio Machado se inspiraba mientras paseaba por un mar de olivos, dos ciudades Patrimonio de la Humanidad (Úbeda y Baeza) han hecho florecer una carrera ciclista que, desde que naciera hace tan solo dos años, ha llamado a la puerta a que, en un futuro no muy lejano, se comience a imponer como una de las grandes citas del calendario ciclista. Evidentemente, hablamos de la Clásica Jaén-Paraíso Interior. Una prueba que edición tras edición continúa demostrando que nos encontramos ante una carrera diferente. Con tan solo tres años de vida, ha acogido a grandes campeones como Alexey Lutsenko, Tadej Pogačar, Wout van Aert o Sepp Kuss.
Precisamente, este incremento del nivel de participantes que ha experimentado durante esta última edición celebrada el pasado lunes, no es una mera coincidencia. Desde la organización saben que tienen un producto digno de las clásicas belgas. Y lo han logrado exprimir a la perfección. Este año no se ha desarrollado como a todos nos hubiera gustado. Como consecuencia de esas lluvias que dejaron impracticables muchos sectores de “sterrato”, la organización se vio obligada a modificar notablemente el terreno. Pasando de disponer de 17 sectores de gravilla a tan solo 4.
Sin embargo, dicha situación no impidió que pudiéramos ver la que, al menos para mí, ha sido hasta el momento la mejor carrera de la temporada. A pesar de la reducción de dichos sectores, la dureza y, sobre todo, las ganas de los corredores nos permitieron disfrutar de un auténtico carrerón que como colofón tuvo la victoria del español Oier Lazkano. Y es que en muy poco tiempo la Clásica de Jaén ha logrado esa identidad que ha provocado que los corredores quieran venir a competir a este singular terreno que tiene como hermana mayor a la Strade Bianche en Italia.
Un prestigio que se ha logrado gracias a un gran trabajo. Llevado a cabo por una organización encabezada por el seleccionador español Pascual Momparler, quien ha puesto a nuestro país en el mapa en dos disciplinas en las que estábamos prácticamente desaparecidos. El ciclocrós, con el gran éxito de la Copa del Mundo en Benidorm y las clásicas de un día. Dos pruebas que además han buscado conectar con las nuevas generaciones a través del canal de Twitch de A Pie de Puerto, el cual retransmitió en directo los instantes previos. Con la presencia de algunos de los distintos corredores que iban a estar presentes en la línea de salida.
Sin duda, un claro ejemplo de que Momparler es consciente de lo importante que es conectar con un público. En este caso, además de la propia carrera, ha podido disfrutar de un material de entretenimiento complementario diferente. Este, a su vez, ha permitido la promoción de su prueba a través de medios como el ya mencionado. O el que usted se encuentra leyendo ahora mismo. Porque, sí, el hecho de que ahora esté leyendo un artículo sobre una carrera que ya es agua pasada, también es obra de la gran labor que se ha realizado desde la organización.
En definitiva, aunque todavía es pronto para decirlo, parece que la Clásica de Jaén tiene un bonito reto por delante. Hasta el momento, ha cumplido de manera sobresaliente. Convertirse en una de las clásicas de referencia a nivel mundial. Porque ahora puede surgir una nueva generación de carreras de un día en las que queremos que nuestro país esté presente. Porque, Bélgica tendrá sus carreteras adoquinadas, Italia su sterrato y nosotros un mar de olivos. Que esperemos sean testigos de futuras hazañas del ciclismo, al igual que lo fueron, de los versos de Antonio Machado.
Fotos: Clásica Jaén / Sprint Cycling Agency

El riojano Sergio Quintana es una joven promesa del periodismo ciclista español. Además de escribir artículos sobre ciclismo profesional para High-Cycling y ahora para Le Puncheur, se encarga de dirigir el programa de YouTube.