Si quieres, ¿puedes?

«Si quieres, puedes«. Esta frase «motivadora» y otras similares se han vuelto muy comunes en el ámbito deportivo y son repetidas hasta la saciedad por deportistas de todo tipo y condición, sobre todo en redes sociales, como una especie de mantra, extendiéndose también a otros aspectos de la vida cotidiana.

El contenido de este artículo es una reflexión personal sobre el (mal) uso y, sobre todo, el abuso de este tipo de frases, que en muchas ocasiones causan más perjuicio que beneficio. Diariamente somos bombardeados por estas frases en la publicidad, en las redes sociales, a través de deportistas conocidos, exdeportistas, pseudodeportistas y desconocidos, gurús varios, personas de éxito, influencers, etc. No solo en el ámbito deportivo, sino en cualquier otro.

El problema surge cuando alguien llega a creer que repitiéndose continuamente estas frases motivadoras puede superar todos sus problemas o dificultades, o lograr cualquier cosa que se proponga, por muy difícil que sea. Como si fuera algo mágico que, con solo decirlo o pensarlo, todo se solucionara. Puede parecer una afirmación radical, pero os aseguro que hay gente que llega a ese extremo. Multitud de deportistas se inscriben en eventos deportivos muy exigentes y extremos sin la preparación adecuada, basándose únicamente en este tipo de frases motivadoras, porque han visto a otros hacer lo mismo en redes sociales. Estas pruebas deben tomarse muy en serio, ya que ponen al cuerpo y a la mente al límite, y las consecuencias pueden ser muy negativas ante cualquier problema. Lo peor es después, cuando no has sido capaz de lograr lo que tanto deseabas y para lo que no te has preparado adecuadamente, por el impacto psicológico negativo que suele ocurrir y todo lo que conlleva a nivel emocional y conductual.

Para que quede claro, no estoy en contra del uso de este tipo de frases, sino en contra de su abuso y mal uso, y de usarlas como sustituto de otras cosas. De hecho, en un momento y situación concretos, pueden ser muy útiles como elemento motivador y para un cambio actitudinal.

¿Cómo se pueden interpretar estas frases?

Si tomamos como referencia el título del artículo, a veces es algo tan sencillo como modificar aquellos elementos que realmente pueden llegar a hacerlo realidad. En este caso, “Si quieres” podríamos cambiarlo por “Si quieres conseguir uno o varios objetivos determinados” y “Puedes” por “y trabajas para conseguirlo, entonces, quizás puedas”.

Un uso más sensato de esta frase, aunque probablemente menos atractivo e impactante, sería: «Si quieres, y trabajas adecuadamente, quizás puedes». Además, siempre hay que tener en cuenta que esos objetivos que queremos lograr deben ser realistas, alcanzables y que supongan un cierto nivel de reto para nosotros, y que sean mayoritariamente de realización (a menos que compitamos al máximo nivel, los objetivos de resultado deberían ser mínimos o directamente ninguno). Con esos cimientos bien construidos, tenemos la base para buscar la motivación diaria para entrenar, el compromiso, la perseverancia cuando las cosas no salgan bien, aumentar nuestra autoconfianza, etc. Y muchas cosas más, que dependerán de los objetivos que queremos conseguir.

Vamos a verlo con un ejemplo. Imaginad que me propongo como objetivo “Ser campeón de España de mi categoría” y, como lo deseo mucho y lo quiero por encima de todo, pienso que puedo serlo, porque he visto muchos ejemplos de gente que ha logrado un montón de cosas importantes solo con creérselo. Podría ser posible si alguna temporada me dedicara a competir y al campeonato de España fuera yo solo y nadie más. Pero es algo tan infinitamente improbable que, aunque entrenara más de lo que lo he hecho toda mi vida, con un buen plan de entrenamiento, cuidándome al máximo, etc., sé que no lo conseguiría y, por tanto, sería un objetivo nada realista y prácticamente irrealizable, ya que incluso haciendo todo lo posible que esté en mi mano, no podría ser, porque soy muy consciente de mis capacidades físicas y psicológicas, y mi situación personal y laboral. Sin embargo, si me planteo ir a una marcha exigente y acabarla o competir en mi categoría en ese mencionado campeonato de España dignamente, la cosa cambia, porque sí que puede ser algo que puedo hacer dada mi situación actual, aunque, como es obvio, solo con desearlo sin hacer nada más no lo voy a conseguir. Pero aquí ya sí tengo un objetivo que es de realización y depende enteramente de mí, es alcanzable y realista, y a la vez es un reto para mí. Si después entreno correctamente, me preparo, cuido mi alimentación, etc., la probabilidad de lograrlo será más alta, pero incluso así, puede que no lo consiga.

Pensaréis “Claro, es que vaya ejemplos eliges” y yo os diría que os sorprendería la cantidad de gente que tiene objetivos totalmente imposibles de conseguir, que creen que, como lo desean mucho, lo van a lograr independientemente de cómo se preparen, y que con actitud, mentalidad y cabeza se puede lograr todo y que los límites no existen. Y sí, la mente es muy poderosa y a veces nos hace rendir por encima de lo habitual, pero también hay veces que hay que reconocer y darse cuenta de que a determinadas cosas no llega ni la mente más fuerte del mundo, si previamente no hay un trabajo tanto físico como mental acorde al objetivo. Son numerosos los ejemplos de gente que se pone a hacer pruebas extremas de varios días, maratones, ironmans, carreras de ultrafondo, etc., sin tener la preparación adecuada e incluso jugándose la vida, solo por creer que pueden o porque han visto en redes que alguien lo ha hecho. Y quizás puedan, porque cada caso es un mundo, pero lo más probable es que no sea así y esa persona quizás no vuelva a hacer deporte en su vida o quizás se enganche y luche por lograrlo, pero con otra perspectiva.

Hace tiempo, leí en redes sociales a otro psicólogo deportivo que decía “Si quieres, puedes, y luego vienen los batacazos”, dando a entender lo que ya he desgranado en estas líneas sobre el uso desaforado y mal entendido de estas frases.

Imagen Jordi Tomas

 

¿Entonces, debemos evitar este tipo de frases?

No, no hay que evitarlas; hay que aprender a usarlas en los momentos adecuados y evitar su mal uso y abuso. No deben ser el centro de nuestro pensamiento para intentar lograr algo, ni depender únicamente de ese anhelo sin trabajarlo correctamente.

Podemos usar estas frases en muchas situaciones y pueden ser muy útiles. Por ejemplo, cuando nos cuesta empezar a prepararnos para un entrenamiento o salida, cuando a mitad del mismo vamos muy cansados y empiezan a aparecer pensamientos negativos, cuando hay que cuidarse en otros aspectos como descanso, alimentación, etc. Son frases que nos pueden dar un empujoncito cuando buscamos excusas para no salir, cuando no queremos realizar un entrenamiento concreto, cuando no nos apetece estirar o enfriar tras un entreno muy exigente, etc., e incluso para lograr un cambio de actitud en un momento dado, para cambiar algún hábito perjudicial o para ponernos en funcionamiento, lo que, por supuesto, deberá ir seguido de una planificación y trabajo adecuados.

Por tanto, el uso adecuado de estas frases, adaptado a nuestra realidad personal y circunstancias, con objetivos correctamente planificados y trabajando para conseguirlos, puede ser beneficioso para nosotros y entonces sí cumplirán su verdadera función.

Hola 👋

Regístrate para recibir todo nuestro contenido en tu correo electronico

¡No hacemos spam! Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.