Van der Poel, el mejor: séptimo arcoíris y otra exhibición

Mathieu van der Poel

Hemos estado Sergio y yo aleccionando a Alberto «Carreritas» en el ciclocross y, claro, era el paso siguiente que me sugirieran escribir algo sobre Mathieu Van der Poel. Dice Sergio que él no se aventura a decir que el neerlandés sea el mejor de la historia en el ciclocross, pero para eso estoy yo, así que lo digo yo: ¡¡Es el mejor de la historia!! (También lo opina Sven Nys, así que no es muy arriesgado afirmarlo).

Llevo siguiendo el ciclocross desde la época preinternet y, aunque no he vivido a Eric De Vlaeminck, sí a Sven Nys, Niels Albert… y lo de Mathieu no lo he visto nunca. Curiosamente, el primer recuerdo que tengo de un ganador del Mundial es el de Adri Van der Poel; recuerdo seguirlo a través de internet vía texto y luego ver las carreras en directo en Igorre.

En Mathieu Van der Poel se juntan una técnica exquisita, un físico fuera de lo común y, además, una plasticidad increíble flotando sobre barro, adoquín, arena, piedras, raíces… Sus números hablan por sí mismos: más allá de sus siete campeonatos del mundo, ha ganado más de 150 carreras (un 80 % de carreras ganadas). Y hablamos de unos números impresionantes habiendo coincidido con otro superclase como Wout Van Aert. De todas formas, creo que esto les ha beneficiado a ambos, porque los ha hecho mejorar hasta unos niveles que los demás no pueden ni soñar.

Cuando hablamos de técnica excelente, nos referimos a un paso por curva que los demás solo pueden soñar, un salto por tablones que da carreras, subirse y bajarse de la bici como los ángeles (impresionante aquella bajada de la bici en ¿Ostende? saltando con los dos pies por detrás)… Y, sobre todo, que empieza las temporadas sin entrenar en la bici de CX y, en la primera carrera, la bici y él ya son una simbiosis perfecta. Donde otros dudan, él lo ve claro.

Hoy era el momento que tenía el neerlandés de poner objetividad numérica a su superioridad. Y a esa cita no quiso faltar su gran rival. Wout Van Aert decidió apuntarse a última hora, algo que le honra y que me parece muy bonito pensar que fue para no deslucir la victoria del neerlandés.

Y bueno, para disgusto de los aficionados, Wout Van Aert tuvo una salida nefasta que dinamitó toda opción de una carrera emocionante entre los dos titanes. Por diferentes motivos, Wout volvía a no ser competitivo, y eso dejaba la victoria en manos de Mathieu, que iba con un ritmo constante hacia el empate con Eric.

Wout se ponía segundo, pero, a 40″ del hijo y nieto de campeonísimos, la hazaña de luchar por la victoria se antojaba imposible. Una pena, ya que creo que hoy hemos visto al Mathieu más humano, cometiendo bastantes fallos, y creo que Wout hubiera dado guerra.

Lo que sí tuvo emoción hasta el último metro fue la carrera femenina, con un duelo espectacular entre Lucinda Brand y Fem Van Empel. Parecía que Van Empel iba a tener problemas con las calas, pero fue Brand quien falló en el último montículo, perdiendo cualquier opción. Una de esas batallas que hacen afición. Y ojo, que en la prueba junior masculina vibramos con Benjamin Noval, que acabó cuarto tras liderar gran parte de la carrera. Nos tuvo en vilo, aguantando como un veterano en un circuito durísimo.

Séptimo mundial, octavo con el de carretera, al que espero sinceramente que sume uno de MTB, porque, si no este año…

Ahora a soñar con que el año que viene Wout y Mathieu decidan volver por el barro. Esperemos que con más capítulos que los vividos este año.

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