El pasado 25 de agosto, Derek Gee, hizo público que rompía formalmente su contrato con el equipo Israel-Premier Tech. Sin embargo, ayer, el caso terminó saltando por los aires después de que el corredor canadiense explicara en sus redes sociales que, ahora, el equipo le obliga a pagar más de 30 millones de euros debido a los daños y perjuicios ocasionados por rescindir dicho contrato que le vinculaba con el conjunto israelí.
¨Esta decisión no se tomó a la ligera: fue consecuencia de una relación irreparable con el director del equipo, así como de serias preocupaciones relacionadas con correr para el equipo, tanto desde un punto de vista de seguridad como de creencias personales, que pesaban mucho en mi conciencia”, explica el ciclista canadiense. No obstante, resalta que lo que más le frustra es “cómo, cuando hay cuestiones humanas en juego, el dinero se convierte en el titular”.
Como explica el propio Derek en su comunicado, se trata de una decisión que se tomó sin el objetivo de sacar ningún rédito económico y exclusivamente por motivos y creencias personales. Ya que irse del equipo ha significado arriesgarse a “quedarse sin contrato ni protección”.
Ahora la pelota está en el tejado de la junta arbitral de la UCI, quien deberá decidir cómo se resuelve un caso que como explica el corredor canadiense se llevó a cabo “bajo causada justificada, como es el derecho de toda persona cuando no puede seguir desempeñando su trabajo bajo las circunstancias existentes”

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