¿Echa de menos Visma a Roglič?

Lógicamente, uno no se puede referir al Primoz Roglič que estamos viviendo en las breves apariciones a lo largo del primer trimestre de esta campaña 2024, aunque todo parece cambiar de rumbo tras su victoria en la contrarreloj inaugural de Itzulia. Lo cierto es que, pese al buen desempeño de Matteo Jorgenson, ganador reciente de A Través de Flandes y de la París-Niza, y a la aplastante superioridad de Jonas Vingegaard en cada participación del danés, las sensaciones que deja Visma no son todo lo buenas que se esperaba. El resto de conjuntos firmarían para sí mismos sus resultados, no cabe duda. Pero acostumbrados a ver a las abejas picoteando en todos los panales, es extraño que en 2024 las cosas sean tan diferentes.

Hay una causa y esta se llama Primoz Roglič. El que fuese centro de interés del equipo incluso durante y después de la explosión de Vingegaard como gran estrella del ciclismo internacional dejó la escuadra holandesa con el fin de ampliar horizontes y, sobre todo, realizar un último intento en el Tour de Francia. Bora Hansgrohe ganó la pole para adquirir a un ciclista cuyo prime seguramente ya pasó, pero al que se le presume la retención de su calidad e instinto asesino. Al ser un late comer, que dirían los anglosajones, se le presume un tiempo extra de carrera en máximo apogeo, si bien los cuerpos y el ciclismo poseen bien poco de ciencia exacta.

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Roglič cubría la primavera en cuanto a rondas de una semana. También, como en 2023, la participación del Visma en el Giro de Italia (que ganó). En las Ardenas ha ofrecido resultados, así como en la Vuelta, sobre todo, y el Tour. Su baja ha sido cubierta con dos ciclistas de relumbrón como Cian Uijtdebroeks y el mencionado Matteo Jorgenson. El estadounidense está sobrepasando las expectativas, al igual que el joven belga apenas ha dejado ver su calidad. Van Aert ha sido el gran perjudicado por la baja de Roglič. ¿No se supone que centrar la baza en Wout es beneficioso para él? Claro, pero las bazas que van dirigidas a cubrir más calendario. Ese calendario que antes cubría Roglič y que actualmente, en comunión con un interesante giro en sus ambiciones, desarrolla (desarrollaba antes de la caída) Van Aert.

Que el belga optase por el Giro y la Vuelta responde a dos cuestiones: la necesidad del equipo de cubrir carreras con corredores que mantengan el nivel y que Wout necesitaba sentir el respaldo de la victoria en escenarios de primer nivel. El Giro corre peligro para él, pero Visma conserva una baza consistente como Uijtdebroeks. El jovencísimo y polémico fichaje de Visma trae consigo la responsabilidad de ser ahora la cara del equipo y los hombros sobre los que descansar la responsabilidad de este. Un escalador con ambición y capacidad de progresar que aún (siempre en teoría) no está para despuntar tan alto como se necesita. Porque Visma no irá al Giro del mismo modo que fue a Milán-San Remo. Es más, sería muy negativo que lo hiciese.

En la clásica no se vislumbró a los Visma en cabeza en ningún momento y este hecho no pasó desapercibido para unos aficionados acostumbrados a verles en lo más alto del podio, o casi. Que Van Aert vaya a girar su calendario de 2024 con respecto al de otros años es de éxito incierto. Orientado más al Giro, actualmente con signo de interrogación por la grave caída sufrida, su rendimiento en las clásicas tenía que verse afectado, era lo normal. La caída y el tiempo de convalecencia harán el resto, pero cubrir un papel que ejercía con solvencia Roglič era una misión que sólo podía acabar de una forma: en fracaso.

Jumbo Visma

Porque el esloveno era y es uno de los corredores más versátiles. Y suplirle es imposible. Van Aert, del que mil veces se habrá hablado en cuanto a sus dotes de aprovechamiento de sus cualidades, se pasa otra primavera en espera. Stand by que no ayudará a sus ansias de grandes victorias frustradas. Roubaix y Flandes, donde todo el mundo le espera, completarán un podio sin su apellido. Visma tiene arsenal para salir al quite. Sin embargo, se observaba que el belga estaba aún escalones por debajo de su mejor nivel. Más aún en papeles que hubiese firmado Roglič y que nunca podrá representar Wout, salvo sorpresa mayúscula. Con mucho, la baja de una baza segura como Roglič se deja sentir.

Eso sí, un debate asumible sería también si Roglič echa de menos estar en Visma. Con Bora el plan es diferente, tiene que serlo, por eso vino el cambio de aires. Todo por y para el Tour, alejado del papel que ha jugado todos estos años de completar uno de los mejores historiales, con Grandes Vueltas, clásicas y mucho más. Veremos quién acertó y quién se equivocó. Lo que no se puede negar es la ambición de uno y la superioridad de los otros, si bien con la baja de Primoz, dejan un resquicio a la esperanza de los demás equipos competidores.