El pasado fin de semana, participamos en la Marxa Cicloturista Jufré Riuprimer, y la experiencia fue inolvidable. Esta marcha ofrece dos opciones de recorrido: una ruta corta de 111 kilómetros con 1,731 metros de desnivel (aunque al final, nuestros dispositivos registraron más de 1,900 metros) y una ruta larga de 154 kilómetros con 2,445 metros de desnivel acumulado.
Desde el comienzo, la organización se destacó por su calidad. Aunque las carreteras estaban abiertas al tráfico, como es habitual en el 99% de las marchas cicloturistas, la seguridad fue una prioridad. Agentes de tráfico voluntarios en motos controlaban los cruces, asegurando que todo estuviera bien señalizado y que las carreteras permanecieran tranquilas. Durante todo el recorrido, apenas encontramos tres coches, lo que hizo que la experiencia fuera aún más placentera.
Los avituallamientos fueron excepcionales, con una abundante oferta de alimentos sólidos y líquidos, siempre bien abastecidos y organizados. El clima también nos favoreció: comenzamos con una mañana fresca que, con el tiempo, dio paso a un calor suave, permitiéndonos disfrutar de las impresionantes vistas de la comarca de Osona. El paisaje, predominantemente verde, y el ambiente rural de Santa Eulalia de Riuprimer proporcionaron un escenario espectacular, con vacas pastando a lo largo de algunos tramos, lo que añadió un encanto especial al recorrido.
El terreno era un auténtico «rompepiernas«, con constantes subidas y bajadas que impedían encontrar un ritmo estable. Cada ascenso era seguido por un descenso que, aunque daba un respiro a las piernas, inmediatamente te preparaba para la próxima subida. Este patrón, aunque rompía el ritmo, hacía la marcha rápida y dinámica.
Xavi, mi compañero, mencionó que al salir hacía bastante frío, pero una vez en marcha, especialmente en las bajadas iniciales, la adrenalina subió rápidamente. La carrera comenzó con todos los ciclistas acelerando como si no hubiera un mañana, pero al llegar al primer puerto, la situación se calmó y cada uno encontró su propio ritmo, permitiendo disfrutar del recorrido.
Los puertos no eran extremadamente largos ni con pendientes exageradas; el máximo eran unos cinco kilómetros, aunque en el perfil parecía que eran seis. Eran más bien falsos llanos, que convertían la ruta en una constante sucesión de subidas y bajadas. Los descensos, que en teoría deberían haber sido largos y relajantes, a menudo incluían repechos inesperados con pendientes de hasta un 8 o 9%, que sorprendían y desgastaban las piernas.
Uno de los tramos más exigentes fue el puerto de Degollats, recientemente asfaltado. Este puerto, con rampas de hasta un 17% de inclinación, era una estrecha carretera entre árboles que ponía a prueba la resistencia de cualquier ciclista. Además, había otro puerto apodado el Petit Mortirolo, pero el Degollats resultó ser mucho más desafiante. De hecho, en un momento dado, pensábamos que nos podía faltar desarrollo, pero enseguida nos dimos cuenta que realmente no era un problema de falta de desarrollo, sino que con rampas del 15 y 17% las piernas no podían ir mas rápido.
El ambiente entre los ciclistas fue inmejorable. Formamos grupetos en los falsos llanos y compartimos esfuerzos y risas, avanzando juntos. La marcha, en su undécima edición, atrajo a mas de 800 ciclistas, lo que demuestra la fidelidad y el cariño que muchos tienen por este evento.
Al finalizar, la atmósfera era festiva y se nos recibió con una variedad de delicias gastronómicas típicas de la zona, como fideuá, butifarra de vi, pan de payés, gazpacho, tortillas, helados y frutas. Todo estaba muy bien organizado y podías repetir cuanto quisieras para recuperar las fuerzas perdidas.
Una de las ventajas de esta marcha es que no es extremadamente larga. La ruta corta de 111 kilómetros es suficientemente desafiante y la larga de 154 kilómetros, aunque más exigente, no se alarga excesivamente. Nosotros completamos la ruta corta en unas cuatro horas y media, lo que nos permitió llegar a la meta a tiempo para disfrutar de una comida al mediodía, sin las prisas o el cansancio extremo que suelen acompañar a marchas más largas.
La Marxa Cicloturista Jufré Riuprimer, con salida y llegada en Santa Eulalia de Riuprimer, es una joya del cicloturismo en la comarca de Osona. Nos llevamos grandes recuerdos y una enorme satisfacción por haber participado en esta marcha.
Para más detalles, fotos y videos, te invitamos a visitar la web del evento y por supuesto nuestro vídeo. ¡Muchas gracias y hasta la próxima aventura sobre ruedas!
Eva y Xavi, del Sebe Team, son un equipo apasionado por el cicloturismo. Eva aporta entusiasmo y atención a los detalles. Xavi complementa con una perspectiva técnica. Juntos, transmiten su pasión y nos la acercan en su canal de YouTube a diario.