Algo más que una categoría

Muchas veces se habla de la categoría sub 23 pensando en ciclistas que deben ser disciplinados y aspirar a pasar a la categoría profesional. Pero, ¿nos detenemos a pensar en lo que realmente implica? La respuesta es un rotundo no.

En primer lugar, me presento: soy Oihan Goenaga, tengo 21 años y compito en la categoría sub 23 en el equipo «Telco-On Clima Oses» (Navarra). Estudio periodismo y actualmente estoy realizando prácticas en Cope.

Hoy quiero ofrecer una perspectiva personal y subjetiva sobre lo que significa ser un ciclista sub 23. En muchas ocasiones, esta faceta ocupa solo un 30% del día de una persona, mientras que en otros casos puede llegar al 100%. ¿Qué es lo correcto? No hay una respuesta única, ya que depende de cada individuo.

Podemos dividir la categoría en dos grupos para facilitar su comprensión. Por un lado, están aquellos que pueden dedicarse a la bicicleta a tiempo completo. Por otro, la gran mayoría de los ciclistas sub 23, que deben dividir su tiempo entre la vida ciclista y la vida cotidiana. En mi caso, pertenezco claramente al segundo grupo. Con el paso de los años, aprendes a valorar esa vida común y las experiencias ajenas al ciclismo, algo que a menudo se ignora a edades más tempranas o al pasar a la categoría amateur.

Por eso, creo que esta categoría es la más especial. Chicos y chicas de entre 19 y 23 años, que atraviesan numerosos cambios personales y hormonales. A esto se suma la presión que se les impone a los ciclistas actuales para alcanzar su máximo nivel a una edad temprana. Cada año que pasa no debería verse como algo negativo, sino como una oportunidad para acumular experiencias y aprendizajes, que son lo más valioso del ciclismo. El ciclismo de competición deja una huella permanente en cada ciclista, ya sea en su manera de pensar, en la disciplina, en las amistades o en las aficiones.

¿Se menosprecia esta categoría y a sus ciclistas?