Cualquiera que piense que es el hijo del Angliru se piensa que es una exageración. Como el coloso de Riosa hay poco alrededor, y si alguna subida tiene algún aire en cuanto a sus rampas, es este Vega Bobies, una auténtica salvajada en lo altimétrico, como se puede ver en la gráfica de 39×28. Desde Santa Eulalia, de hecho, crece la vertiente desconocida del Angliru, que llega hasta Viapará, comienzo de lo realmente duro allí. El ascenso que nos ocupa comparte los cinco primeros kilómetros con esa cara oculta del coloso. Un kilómetro antes del cruce que nos lleva a La Vara, el ascenso ya se eleva por encima del 8%. La carretera es estrecha y cuenta con poco tráfico.
Es una zona donde han crecido los alojamientos rurales, aunque al pie de Vega Bobies se encuentra Las Caldas y su Villa Termal, totalmente recomendable para unos días de bicicleta. Con ese cruce de la MO-1 con destino La Vara, nos recibe una rampa importante, entre una preciosa arboleda. El asfalto es bueno y el ancho de la calzada sigue siendo aceptable (lo será hasta la cima). La vegetación nos protege de los elementos y las pendientes empezarán a ponerse cada vez más empinadas, de forma progresiva. Esta subida es una de las joyas escondidas de Asturias, al alcance del cicloturista si conseguimos encontrar el desvío adecuado.
En ese cruce, en plena localidad a la izquierda tras haber rodeado la pequeña localidad por la derecha. Encontramos esa bifurcación y a partir de ahí será muy intuitivo, a la par que muy duro. Tras un par de curvas pronunciadas al salir de estas casas, la carretera se mantendrá bastante rectilínea, sin ninguna herradura o curva mayor de 90º. Las pendientes crecerán hasta superar el 16% en varios tramos. Las medias kilométricas no dejarán de subir conforme vamos escalando. Del 9 al 11, del 11 al 14. Aquí los picos más duros alcanzan ya el 20%.
Y de esa forma entramos en el último medio kilómetro. La sensación de vértigo impresiona, ascendemos muchos metros en poca distancia. Si el kilómetro más duro del Angliru tiene el 17%, estos últimos 500 metros superan el 16%. La última rampa es la más dura, con un 21% para despedir una subida que merecerá la pena por las vistas sobre las montañas cercanas. Y por el propio reto cicloturista, que no es poco. La verticalidad y progresividad de estas cuestas son sin duda un perfecto entrenamiento para enfrentarnos a retos mayores. En dureza no hay muchos, pero sí en longitud, como el famoso vecino de Vega Bobies.
En la cima apenas encontraremos un leve parking y algunas instalaciones ganaderas. Lo normal es verse rodeados de caballos o vacas, así que en el descenso deberemos tomar todas las precauciones, más aún si la niebla acecha. La pendiente también es un aspecto a controlar. El buen asfalto lanzará la bici, además en una carretera rectilínea en esa primera parte de la bajada, donde los frenos serán fundamentales. Recomendable comprobar su estado antes de plantearnos ascender aquí.
La sierra del Aramo en su esplendor. En las proximidades, además del Angliru, tenemos otras opciones como Tenebredo, Campa Dosango o las pintorescas subidas a Las Tejeras o El Cordal y La Cobertoria un tanto más allá, continuando con el valle por la parte baja desde Santa Eulalia. La cercanía con Oviedo también permite alcanzar la capital para ascender al Naranco en pocos kilómetros o sus variantes más salvajes como El Violeo. Como siempre, en Asturias las opciones no son precisamente pocas.