Los tres «deseos» de Tadej Pogacar para conquistar San Remo

Sin lugar a dudas, la palabra «imposible» no existe en el diccionario de un genio como Tadej Pogacar y menos aún cuando su deseo mas ferviente es conquistar San Remo. Sus cualidades físicas y mentales han borrado este concepto de cualquier documento oficial que llegue a sus manos. Pero, si hay un reto que se acerca a la imposibilidad, es la victoria en la Classicissima.

Y es que, pese a los intentos del ciclista esloveno por asaltar el podio del primer Monumento de la temporada, nunca ha podido alzar los brazos en Via Roma… ni siquiera ha estado cerca. A pesar de su progresión en sus últimas tres participaciones -en las que ha sido quinto, cuarto y tercero-, no se han dado las circunstancias adecuadas para que Pogacar haya podido disputar la carrera en condiciones de llevarse el triunfo, que, básicamente, pasan por llegar en solitario o enfrentarse a rivales con menos velocidad punta.

San Remo, una década sin ser ‘territorio sprinter’

Eso sí, en los últimos años, la meta de Via Roma ha dejado de ser territorio acotado a los grandes velocistas. Así como en los primeros 15 años del siglo fueron sprinters como Zabel, Cipollini, Freire, Petacchi, Cavendish, Kristoff o Degenkolb los que alzaron los brazos en la meta liguriana, en la última década el perfil de ganador ha virado hacia otro tipo de corredor.

Siendo más concretos, seis de las últimas ocho ediciones no han sido disputadas en un sprint amplio: algunas de ellas se han decidido seleccionando en la parte final del Poggio, como la victoria de Kwiatkowski en 2017 o de Alaphilippe en 2019 -ambos rematando un sprint de grupo reducido- y el triunfo de Van Aert, en 2020, rematando al propio Lou Lou en el mano a mano; otras se han decidido con auténticas exhibiciones en la bajada del Poggio, como la de Nibali en 2018, la de Mohoric en 2022 o, la más reciente, la de Van der Poel en 2023.

Van der Poel, máximo rival de Pogacar
Foto Alpecin – Deceuninck © @PhotoNewsBe

A pesar de lo buenos que son, los ciclistas mencionados son ‘ligeramente’ terrenales, capaces de alternar días buenos y malos. No es el caso de Tadej Pogacar, quien parece vivir en un idilio constante con su estado de forma y con sus resultados. Pese a ello, en San Remo busca un imposible por diferentes factores. En primer lugar, ni es sprinter, ni es puncheur, ni es un bajador excepcional, características comunes de los triunfadores en la Classicissima. Además, por si fuera poco, su condición de genio del ciclismo lo convierte en un foco de vigilancia extrema por parte de sus rivales. Es lo que tienen los genios, que todos están pendientes de su rueda, no vaya a ser que…

Por ello, en esta ocasión, Pogacar en San Remo deberá dejar de ser el genio y pasar a ser Aladdin. El esloveno deberá frotar la lámpara y pedir sus tres deseos para poder tener opciones de éxito en la meta de San Remo y hacerse con un Monumento tan anhelado.


Los tres deseos de Pogacar en San Remo

  1. Carrera rota desde Cipressa
    Parece obvio, pero hay que decirlo. La principal baza para que Pogacar dispute la victoria en San Remo con garantías de éxito es que la carrera vaya rota en la Cipressa. Ya trató de hacerlo, junto con su equipo, el año pasado, pero no logró abrir grandes diferencias. Esto le permitirá tanto sacar de la ecuación a los velocistas puros como Philipsen, Kooij o Milan, como poner en problemas a ciclistas también pesados como Girmay, Pedersen o Ganna.

  2. Un descenso para el recuerdo
    También puede pedir realizar un descenso del Poggio para el recuerdo. Tras haber forzado la máquina en el encadenado subida y bajada de Cipressa y subida al Poggio a ‘full gas’, podría intentar marcharse en solitario en el último descenso de la carrera o, a malas, buscar irse con algún gran bajador. Eso sí, con mucho cuidado de que no sean ciclistas que puedan batirle en meta con su velocidad, como Ganna, Pedersen, Matthews o, incluso, Van der Poel. Lo ideal podría ser irse a rueda de un Matej Mohoric, de un Maxim Van Gils, de un Tom Pidcock o de un Giulio Ciccone, ante los que tendría opciones en un hipotético sprint reducido.

  3. Que Van der Poel no tenga su mejor día
    Probablemente sea el deseo más importante de los tres. Y es que si Mathieu Van der Poel tiene su día, ni un fuera de serie como Tadej Pogacar podrá hacer nada en este terreno. La dureza, por sí sola, no será suficiente para hacer sufrir al ciclista holandés, que, de nuevo, vuelve a ser favorito en la carrera: bien para ganar o bien para ejercer su autoridad y, de nuevo, ayudar a Philipsen a controlar e imponerse en una amplia volata final. Sea como fuere, un mal día del ciclista de Alpecin multiplicaría las opciones de éxito de nuestro protagonista.

Así pues, a Tadej Pogacar le toca ser más terrenal que nunca y transformar su rol: de mágico Genio a humilde Aladdin; de dominador a estratega; de la impredecible chispa a la precisa calculadora. Su reto será transformar su talento en consistencia y tratar de sacar su magia y potencia en los momentos clave de la carrera para él: la Cipressa y la subida al Poggio. Solo así podrá conquistar su cuarto Monumento diferente. ¿Será capaz de hacer lo imposible realidad?

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