El «GOAT» de París-Roubaix

El GOAT de Paris-Roubaix

Todavía nos hallamos más de uno en estado de éxtasis tras lo vivido el pasado domingo en Flandes. Y, claro, no hacemos más que frotarnos las manos por el calendario ciclista de las próximas semanas. ¿Conseguirá Van der Poel su tercer adoquín? ¿Se estrenará Pogacar? ¿Se confirmará la resurrección de Van Aert?

Afortunadamente, las clásicas están alcanzando una afición como la de antaño y eso es de agradecer a la actitud y el ímpetu de una serie de ciclistas que ponen todo de su parte para que el el ciclismo sea un espectáculo digno de resaltar y de recordar. 

Mirando al calendario, este próximo domingo 13 de abril tenemos la Paris-Roubaix. Es, como muchas otras, una prueba organizada por ASO, siendo la más destacada el Tour de Francia. 

La característica fundamental de Paris-Roubaix es su recorrido jalonado por tramos adoquinados, aspecto fundamental para que a día de hoy sea una de las clásicas más esperadas cada temporada. 

La próxima edición, con salida en Compiègne y llegada en Roubaix, tendrá una longitud de 259,2 kilómetros y contará con 30 tramos adoquinados. Comoquiera que los tramos empedrados son la clave de la prueba, en 1972 se creó «Les Amis de Paris Roubaix», una asociación cuya misión es mantener y cuidar uno de los tesoros del ciclismo. 

Año tras año se afanan para que cada tramo adoquinado esté en perfectas condiciones para que los ciclistas puedan volar sobre una superficie que para cualquiera de nosotros resultaría un suplicio atravesar, sea cual fuera la velocidad. 

Tienen los amigos de la París-Roubaix tal amor y pasión por la prueba, que en más de una ocasión se han tenido que plantar ante diferentes candidatos políticos que llevaban en sus programas electorales la supresión de los adoquines para convertirlos en carreteras decentes. 

Pero ellos no están solos. Aunque ellas no puedan mover o restaurar tramos de adoquines, las cabras aparecen en escena cada inverno para ponerse patas a la obra. Su labor no es otra que la limpieza de los tramos empedrados de nuestra protagonista. El invierno, el agua, la humedad, son caldos de cultivo perfecto para que la maleza y las hierbas crezcan en estas zonas, generalmente umbrías. Así pues, pelotones de cabras se unen para comerse todo aquello que puede convertir en más peligroso cada centímetro, cada tramo de adoquín. 

Es por ello que debemos dar gracias a todos ellos de que la París-Roubaix sea año tras año un escenario de película, de epopeya, en el que los ciclistas tratan de volar cada vez más rápido sobre tramos de «carretera» casi imposibles de transitar. 

Vuelve a quedar claro, una vez más, que el ciclismo es un trabajo de equipo. ¿Quién será el «más cabra» en 2025? 

El GOAT de Paris-Roubaix
El GOAT de Paris-Roubaix

Hola 👋

Regístrate para recibir todo nuestro contenido en tu correo electronico

¡No hacemos spam! Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.