Ciclismo italiano: los hijos de la Posguerra, de Coppi y de Bartali (años 60 y 70)

El ciclismo de los años 50 ha sido siempre considerado como una transición entre la antigüedad y la modernidad, entre ese ciclismo en blanco y negro y el de los grandes clásicos que se siguen tomando como referencia aún hoy día. Aún en los 50 fueron apareciendo varios de los considerados mejores nombres del ciclismo mundial como Jacques Anquetil, Federico Martín Bahamontes, Charly Gaul, Louison Bobet, etcétera. En el ciclismo italiano se vivió una época de gran esplendor, sobre todo a la sombra de Fausto Coppi y Gino Bartali, dos leyendas a nivel internacional que han servido de inspiración a generaciones y generaciones de ciclistas que comenzaron a dar pedales por haber vivido sus épicas victorias.

Coppi triunfa antes de la Segunda Guerra Mundial, para los despistados, entre 1939 y 1942. Y lo hace después. Antes y después era un mito, y su influencia iba a trascender las televisiones y las cunetas. Los ciclistas nacidos en esos últimos años de la década de los 30 y los que lo hicieron al comienzo de los 40 vivieron de forma indirecta la suspensión de carreras entre 1939 y 1946. En ese intervalo nacieron corredores de la talla de Gianni Motta, Felice Gimondi, Italo Zilioli o Vittorio Adorni, aunque el parmesano se anticipó a 1937 para nacer.

Y algún otro que creció al abrigo de la rivalidad entre Coppi, siempre ubicado en primera posición, y Bartali. Muchos de ellos sufrieron al mismo tiempo la crueldad de un monstruo como Merckx, siendo gregarios de ellos o rivales ineficaces ante el belga.

Son periodos convulsos y confusos, con toda la carga política y social que tiene un hecho de tanta relevancia como una Guerra. El Giro interrumpe su actividad entre 1941 y 1945. Cuando esos niños nacidos en los años 40 cumplen los 20, se ubican ya en los años 60. Toda esa década la ocupa la carrera deportiva de Adorni, que es capaz de competir en todas las ediciones del Giro entre 1961 y 1970. Gana en 1965, es segundo en otros dos y se hace un nombre en la escena italiana. La generación que subyace después es ciertamente interesante. Franco Balmanion nace en 1940 y completa dos Giros de esos años 60.

El relevo se produce en todas las especialidades, no sólo en las grandes vueltas. En las clásicas la hornada la encabezan Marino Basso y Michele Dancelli. Toda esa hornada sucede antes de todo el tiempo en el que Merckx tiraniza el ciclismo. Ese dominio provoca que ciclistas tan célebres como Felice Gimondi terminen por esquivar al belga para construirse un palmarés. Y lo hace bien, completa las tres grandes y es campeón del mundo. Al igual que Adorni, a quien se dice que Merckx dejó ganar por ser su compañero de equipo y sacrificar sus opciones para que Eddy ganase el Giro esa misma temporada.

Ese mismo 1968 es segundo guardando las opciones del líder del Faema, que consigue así su primera maglia rosa. Se dice que el jefe de filas de Adorni le dice que no tiene por qué coger el rosa, aunque seguramente y aún sin el favor de Vittorio su líder hubiese ganado igual. Adorni hizo una buena labor de contención con el mito belga, ya que así atacaría menos, al menos no de forma irracional y por impulsos.

El favor fue más ese que la ayuda real sobre la carretera. En ese Giro el tercero es Gimondi, cuarto Zilioli. Por allí están Dancelli, Balmanion y otros. Cuando Merckx está en plan comeniños, los italianos desaparecen. Baronchelli es aún jovencito, Petterson era sueco, pero se cuela en esas batallas cruzadas entre Italia y el belga.

Zilioli es considerado el nuevo Coppi. Era una gran promesa y se esperaba muchísimo de él, si bien no alcanza las cotas que se le presumían. No le llegó a Fausto, Il Campeonissimo, ni a las suelas de los zapatos. Consigue ser segundo en el Giro, y esa es su máxima cota de éxito en su carrera fetiche, que es la grande italiana.

Lo fue tres años seguidos, lo que arroja más parecido con Poulidor y esos otros casos de grandes segundones, pero tampoco se ve una analogía concreta. El primero de esos segundos puestos lo logra con 22 años, lo que lanza las campanas al vuelo en un pueblo que añora más que nunca las gestas de los dos campeones que definen el ciclismo italiano durante tantos años.

Otro que no termina de carburar como se espera de él es Balmanion. Ya dijimos que se llevó dos Giros de Italia. Lo hizo a una edad muy temprana y después, lejos de confirmar una continuidad en el éxito, mantuvo un nivel más discreto. Fue una carrera de más a menos que aún así le incluye en este club selecto de triunfadores, de una generación que nació en los años de la Guerra y que se engancharon al mundo de la bicicleta tras ella, presenciando en su tiempo las gestas de esos dos genios del ciclismo que antagonizándose construyeron una leyenda que influyó en las generaciones posteriores.

Pero ninguna alcanzó a triunfar en la inevitable comparación. Mucho menos una que sí, dio muchos triunfos y sobre todo presencia al ciclismo italiano en una época en la que no era fácil destacar con tanto rival tan duro. El balance es impresionante debido a esta generación de hijos de la Segunda Guerra Mundial, los que tomaron el relevo de dos ciclistas eternos como fueron Bartali y Coppi. O viceversa.

Fotos: Sirotti

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