El papel en la Vuelta a España 2023 del Team Movistar ha sido más discreto que en ocasiones anteriores. Para ello hay que ir a las causas de ese papel menos protagonista, debido principalmente a que su líder, Enric Mas, ha vivido un rol en carrera bastante diferente al de las dos últimas ediciones, cuando fue la alternativa a Primoz Roglič primero y a Remco Evenepoel después. Nos extenderemos en él, pero el resto del equipo tampoco ha acompañado en acometer esa conquista del protagonismo propio del equipo de casa en una gran vuelta como esta. Oier Lazkano tuvo sus momentos en la primera semana, sí, pero después se diluyó demasiado.
Se vio a todos los integrantes del conjunto español trabajar sin destajo, eso queda fuera de toda duda. A excepción de Ruben Guerreiro, que no pudo tomar la salida en la quinta jornada. Pudo ser una baja clave, ya que el portugués era un hombre importante en el ocho inicial de Movistar. Aún así, Einer Rubio, quien estuvo voluntarioso, debió caminar mejor en la clasificación general o bien estar más cerca de las fugas. En Javalambre se filtró bien en el corte que a posteriori ha marcado la Vuelta, pero de cara a la resolución de la victoria, pese a que fue valiente y eso es digno de aplauso, no tuvo piernas para luchar realmente por ella.
Imanol Erviti fue un invitado de última hora. Trabajó a destajo, se filtró en alguna escapada en espera de instrucciones e hizo lo que buenamente pudo. No se puede cuestionar nada de su entrega, como tampoco se puede poner un pero a Jorge Arcas. El aragonés tenía claro cuál era su rol y lo desempeñó a la perfección. Mismo análisis que se puede aplicar a Nelson Oliveira, pendiente de todo y de todos. El gregario perfecto, que bien puede ayudar a colocar a Iván García Cortina en un sprint como aupar a Enric Mas en una etapa de montaña. El luso estuvo en su línea, espectacular.
El asturiano fue protagonista a su manera. Trabajó en las etapas de montaña cuando tuvo ocasión, como en la etapa de Cruz de Linares, donde corría en casa y anduvo muy motivado. Pero durante el resto de la Vuelta intentó meterse en los sprints, aunque en ellos no dispusiese de mucha fortuna ni de las fuerzas necesarias para batir a los velocistas presentes en esta edición, que no eran precisamente los mejores del panorama internacional. Corti dio más del mínimo exigible a un ciclista participante de un equipo que tiene tanto foco encima, que es el esfuerzo e intentarlo. Cierto es que tampoco había demasiadas etapas para resolución de fugas.
Si nos detenemos un poco en Enric Mas, concluiremos que, sin necesidad de hacer sangre con un tema del que ya se ha hablado demasiado, es un ciclista que debe hacer una reflexión. Tanto en sus actos (falta de ataques y de riesgo, falta de resultados, falta de estrategia) como en sus palabras en los post etapa anduvo desacertado. Seguro que sin intención, vino a decir que a su equipo le faltaba potencial en montaña. También que los ataques tenían que ser decididos de antemano en el equipo. Una serie de declaraciones que no le hacen bien. Pero tampoco ha mostrado sobre la carretera un catálogo de motivos para confiar en él de cara a próximos eventos como posible candidato.
Y ahí viene lo más grave, la pérdida de confianza. Puede ser beneficioso en un sentido, para quitarse el protagonismo de encima, pero en un ciclismo como el español tan necesitado de ciclistas top en este tipo de carreras, él, que lo es y lo puede ser mucho más, debe ofrecer una imagen diferente. Alegar que no se tenían fuerzas tras haber disputado un sprint magnífico en montaña no suena muy convincente. En todo caso, habrá que analizar por qué no ha llegado al mismo nivel que otros años y si su equipo tenía el nivel y las características que él necesitaba.
El equipo logró la segunda plaza en la crono de apertura en Barcelona. Un resultado que fue el mejor en toda la Vuelta, que dio moral y confianza a Movistar, en un territorio que no era el suyo en especial. Enric estuvo cerca del rojo en alguna etapa y debió tal vez haber arriesgado un poco más para haber conseguido ese hito. Lazkano fue un activo importante que había despertado ilusión en el aficionado y al que se esperaba. Hizo unos buenos primeros nueve días y después lejos de trabajar se diluyó como un azucarillo. Einer, ídem. Se filtró en fugas y lo intentó, pero no tenía el nivel en esta ocasión.
Habría que analizar también el tema de la preparación de la carrera. El punto de forma de Enric Mas tampoco ha terminado de llegar en la tercera semana. La decisión de no haber corrido Vuelta a Burgos pudo tener su peso. Fue una decisión arriesgada y el resultado no salió. La participación ha sido mejor en esta ocasión, con los Jumbo fuera de concurso. Pero Ayuso y Landa sí eran ciclistas que estaban a un nivel parejo al del balear, con éste siendo tercero en esa clasificación de «humanos» tras el látigo de Kuss y sus compañeros.
Después cabe cuestionar los objetivos del propio equipo. Si el nivel del equipo por las circunstancias no ha dado para más en esta carrera, tal vez deberían haber luchado por otros objetivos más asumibles como pueda ser el maillot de la montaña (antes de que se pusiera imposible con Remco Evenepoel luchándolo y sentenciándolo a las primeras de cambio), pensar más en las victorias de etapa y dar de lado la general. Aunque este último aspecto es fácil pensar que nunca estará encima de la mesa debido a la obsesión por los puntos. Un sexto puesto aporta más bien nada a la trayectoria de Enric.
Sí, una garantía más de que es un ciclista con mucho material para lograr más cosas. Le falta confianza en sí mismo y que el equipo termine de construirle en un formato de ciclista en el que no creen. Ni en resultados ni en críticas el balance puede resultar positivo para un equipo que en casa se suele crecer y que en las diez ediciones anteriores había pisado el podio en siete de ellas. En próximas ediciones, de puertas para fuera, deberían restarse presión en declaraciones, sin aportar un objetivo específico con el que después comparar los resultados.
Fotos: Getty Sport / Movistar