17 años [26 de mayo de 2006], del Team Torrent-Tadesan-Purito y con un futuro ligado al UAE Team Emirates. Él es Adrià Pericas. Nuestro protagonista de hoy. Nos dedica un rato de su tiempo desde casa, cercano y sincero. Hablando con confianza pese a su edad. Una conversación amena y tranquila.
La conversación se llevaba a cabo a finales de febrero, poco antes de que viajase a Francia: «Mañana nos vamos de viaje y es una carrera de dos días, el sábado y domingo. Disputamos una carrera que va por puntos y una es la MAPEI y la otra es otra clásica». Esto nos lo comentaba antes de ser 9º en esa MAPEI Classic y 7º en la Ronde Bessieraine. Algo que no sorprendía en un Pericas que comenzó el año imponiéndose en la Volta a la Plana Baixa: «He empezado bien el año y voy a seguir progresando e intentar hacerlo lo mejor posible». Dicho y hecho. Su reciente victoria en la Gran Premi Les Franqueses KH7 deja claras sus ganas.
El año pasado, en su primero de junior disputó pruebas como Paris-Roubaix o la Eroica, donde le pudimos ver escapado. «Disfruté un montón. Sí que es verdad que fue un cambio muy grande, o sea, de correr carreras aquí de cadetes a estar en esos escenarios, fue un cambio abismal. Aunque es cierto que cuando era cadete, tuve la suerte que pude correr carreras de bastante nivel junto con el equipo, pues pudimos correr por toda España. Me parece que hicimos un par en Francia. O sea, ya corrimos con bastante nivel, pero sí que el salto a Junior y más fuera de España».
De esa Paris-Roubaix, que de hecho marcaba su inicio en la temporada de mayor nivel en el calendario internacional junior, nos habla con los ojos brillantes: «La Roubaix tenía 140 kilómetros y con unos 17 tramos en total, creo recordar. Yo jamás había pasado un tramo de pavés como estos. Llegamos dos o tres días antes y, lo típico, me parece que un día salimos e hicimos los primeros diez o así, y el otro día los restantes. Pero claro, tienes una imagen de la tele y cuando estás ahí dices: esto es otra cosa».
El reto era mayor si cabe cuando hablamos de un corredor como Adrià. Porqué, ¿cuál es ahora tú peso?: «57 kilos. Imagínate, pasaba el pavés botando como un loco. La verdad que fue una experiencia muy buena y también lo que se nota un montón es la afición porque me parece que corremos tres horas antes o así de los profesionales. La gente es la misma, ya está ahí instalada con sus barbacoas, con todas las fiestas que montan ahí y también la afición da un punto de motivación».
Ese chico que estaba en el pavés de la Paris-Roubaix con una afición de ese calibre y en una jornada como tal había tocado lo que tanto tiempo llevaba buscando. Pero, claro, ¿cuándo te diste cuenta realmente de que ibas a llegar a profesionales? ¿Existió como tal un punto de inflexión? «Pues no he tenido un momento así como decir… o sea, por ejemplo, cuando llegué ahí en Roubaix a hacer el veintipico con mis condiciones de ser un escalador, no un rodador y ya verme ahí, quieras o no, ya te dices que a lo mejor sí que puedo intentar llegar o llegar a ser profesional».
Una situación que le llegaba con apenas 16 años. Un subidón de adrenalina que cada vez llega más temprano a la base del ciclismo profesional. ¿Tú te notas preparado? Es una época complicada. «Aquí influye mucho el equipo que tú tienes detrás, ¿no? El preparador, el director deportivo, los padres, el representante y eso te ayuda un montón. Al final por uno solo es muy complicado tener la madurez de escoger una decisión o tomar un camino que sea el mejor para ti». Adrià, con sus 17 años y un futuro cada vez más claro, trabaja junto a Ángel Edo, representante de otros como Marc Soler o el ya ex ciclista, Joaquim Rodríguez.
Parece que su llegada al UAE Team Emirates está cerca, cada vez más. «Pues la verdad que ellos desde el principio me transmitieron mucha calma, ninguna presión. Tienen mucha confianza en mí y la idea es empezar 2025 en el Gen Z. Después ya iremos viendo según la progresión. Hay corredores que explotan con 20 años y otros con 23. No porque explotes con 23 tienes que ser peor».
De estos contactos con el UAE Team Emirates nos cuenta sus sensaciones del training camp del pasado diciembre. «Fueron, si no recuerdo mal, dos semanas y media o así, más o menos. Y la verdad que muy bien. Los corredores, muy amigables, el staff, todo el mundo gente muy buena. Y el cambio grande, verte ahí… De estar ahí en mi equipo, en un hotelucho o en casas ahí de mala muerte a tener un hotel completamente entero para ti y con todas las facilidades del mundo».
Un año, 2023, que acababa mejor de lo que parecía pocos meses antes, cuando compitiendo en el Europeo de Ciclismo se rompió la clavícula. Una situación con la que todavía convive: «Después de la caída sí que he tenido un poco de molestias. Al principio es normal. También hemos estado trabajando con mi preparador físico para intentar recuperar lo antes posible. Tuve la suerte de poder operarme en casa, aunque pasasen días desde la caída». Una situación que le llegó al final de temporada. Un alivio, pero que nos cuenta fue dura (la situación) por momentos. «Estuve ahí un par de días un poco jodido de cabeza. Pero bueno, al final son baches y, nada, ahora otra vez a tope y ya está. Sí, la clavícula en algún momento se tiene que romper, lo raro es que no se rompa».
Aún con dudas para este 2024, donde está a expensas de ver cómo le va reaccionando la clavícula en competición. «Al final con la placa y todo es más complicado: notas que hay algo raro ahí». Una placa que ha de quitarse en el futuro, una decisión que de momento pospone hasta final de temporada. «En agosto hay un parón, pero es que es casi un mes sin entrenar, sin hacer nada, digamos, solo centrarte en la recuperación. Estás acostumbrado a ir con la placa, a tenerla, la seguridad esa. Y cuando te la quitan, a lo mejor no tienes la confianza o la seguridad de volvértela a jugar». Decisiones, detalles que muestran la madurez de Adrià pese a su corta edad.
Una situación que nos dejó una imagen para recordar. Empujado por su compañero y amigo Héctor Álvarez, cruzaba la línea de meta tras el percance comentado. Un compañero y amigo dentro de la selección, donde nos cuenta Adrià que hay grandes amistades. «La relación buena que tengo con Héctor, que al final somos rivales. Hay buena relación, que es más allá de lo deportivo y que al final eso se nota en la carretera».
Pero si hablamos de imágenes virales, tenemos que mencionar su Mundial de Glasgow, donde se hicieron virales los videos tras Mathieu van der Poel. Una experiencia única. «Un Mundial es un Mundial… la afición, la gente, el nerviosismo… Al final, aunque no fuera un circuito para mis características, el resultado realmente es bueno. Pero la experiencia está por encima de todo». Aunque no podía ocultar entre tanto mensaje positivo la rabia de no sentirse competitivo aquel día: «Me parece que hice el 26 o así, si no me acuerdo mal. Fue un buen Mundial, pero aquí no fue como en Eroica o en otras carreras que tienes la sensación esa de decir ‘wow, estoy a 10 kilómetros de meta, voy escapado solo y te ves con opción’, ¿sabes? Aquí no tuve nunca la sensación de estar con opciones de medalla».
Una experiencia que puede multiplicarse por mil con el Mundial de Zúrich. Este año se adapta más a las características de Adrià y nos deja claras sus intenciones. «No me voy a esconder, es uno de los claros objetivos, ¿no? Intentar hacer… ya no te digo ganar, hacer una buena posición en el Mundial. Creo que este año puede ser un buen año para intentar disputar el Mundial». Entre sus objetivos este 2024, además del Mundial, se encuentran carreras nacionales como la Vuelta al Besaya. «Tengo ganas de disputar el Tour de Valromei, que es como el porvenir de juveniles. Y después la Vuelta al Besaya además de los Campeonatos de España. Tengo la espinita de haber hecho segundo en la crono del año pasado y este año tengo ganas de llevarme esa victoria» .
Es curioso cuando Adrià habla de la contrarreloj. Un chaval de menos de 60 kilos y con corpulencia de escalador. Pero él se define claramente como un corredor para generales con capacidad de pelear jornadas de un día. «Me siento un corredor de generales más que otra cosa. Pero las carreras de un día tampoco se me dan mal. Jornadas tipo clásicas, sinuosas y con legadas así. Me gustan las llegadas duras. Además soy un poco explosivo, tengo ese punch de llegada que me permite pensar en los triunfos individuales». En definitiva, Adrià no le hace ascos a nada. «Es más complicado que gane una Roubaix que gane una Vuelta, ¿sabes? Pero este año la voy a volver a hacer y con intenciones de ir a por todo».
La pregunta era clara. Demasiada pasión en cada palabra como para no hacer hincapié en sus inicios. «Mi padre ha sido siempre un aficionado al ciclismo. Mi tío también. Una parte de mi familia sí que ha sido siempre aficionada al ciclismo. Pero hasta los 9-10 años no empecé a ir en bici. Antes había hecho natación, básquet y otros deportes, pero al final la cabra tira al monte, ¿no?». El destino estaba escrito para un ciclista que rápidamente se fue haciendo grande. «Un día me dejaron una bici de carretera aquí en una escuela y disputé un circuito que tiene aquí Josep Jufré. Al final me apunté a la escuela y le fui cogiendo el gusto a la bici. Hasta que me llamó el equipo de Purito y empecé con este proyecto».
El entorno importa, la cercanía de la carretera y el amor por el deporte de las dos ruedas que se puede escuchar en Vic. «Sales aquí y hay un montón de gente: gente mayor, gente joven, de todas las edades, gente entrenando… Se respira un montón el ciclismo. También los coches respetan un montón, la zona da de sí, hay puertos, hay zona para entrenar». De hecho, Adrià no obvia el terreno que ofrece Girona, una de las capitales mundiales del ciclismo. «Estoy a 40 Minutos de Girona, que, bueno, todo el mundo sabe que muchos profesionales van ahí a entrenar porque al final es lo que decimos, hay carreteras muy buenas y la gente se respeta un montón».
Respecto a los lugares donde sale a entrenar nos habla del Collformic. «Me queda a lo mejor a 10 minutos y ya empiezo a subir. Y siempre que tengo rodaje o así lo hago. Y si ya quiero exigirme más, pues salto al otro lado y también, no sé, hay un montón de puertos y la verdad que es una zona buena para entrenar». Solo le pone un pero a la zona: el frío. Está claro que se ha acostumbrado a lo bueno. Un ciclista que se deja ver mucho por Calpe y que sufre con esta condición cuando pasa por casa. «En invierno te puede hacer 20 grados perfectamente. En cambio, en mi zona a lo mejor 10 grados y, no solo eso. Aquí la niebla es muy habitual y eso es lo que más me duele a la hora de salir a entrenar».
Un día a día donde compagina los estudios con los entrenamientos. Adrià dejó la enseñanza ordinaria a un lado, cuando nos cuenta se vio poco apoyado en Bachillerato. «No es un hasta nunca, es un hasta luego. Pero sí, es cierto, la verdad, que en esa época no me sentí nada apoyado en clase. Al final viajaba mucho y el sistema no está pensado para este tipo de deportistas. Yo marchaba un miércoles y volvía al miércoles siguiente y nadie me explicaba nada, estaba perdido». Ahora lo tiene claro, una vez aparcados temporalmente estos estudios, se centra en los idiomas. «Estudio inglés e italiano. Son los idiomas que más se escuchan en el pelotón y quiero hacerme a ellos. Son necesarios para mi futuro. Le dedico tres días a la semana y tres horas esos días, de forma intensiva, pero pudiéndolo compaginar a la perfección».
Esta formación la realiza de manera online, porque tiene claro que el tiempo es oro si quiere dedicarse 100% al ciclismo. «En un día normal no es solo el tiempo que estás montado en la bici, sino el core antes del entreno, la recuperación… Cuando estudiaba en el instituto, comía y salía a entrenar a las 16.00. Si tienes que hacer más de dos horas, ya está, porque a las 6 se hace de noche en invierno. Y para hacer la pretemporada y todo, muy complicado».
Una decisión clave para su formación como deportista. Un cambio que no fue fácil de emprender. «Es un momento complicado, es lo que decíamos antes. Con 17 años no sabes qué camino tomar. Está claro que todo el mundo lo arriesgaría todo por el deporte, pero también hay que tener los pies en la tierra y saber cuál es el momento adecuado para poder hacer las cosas».
Pese a todo, la edad en el DNI está presente en un chico que prefiere la compañía antes que la música. «Escucho un poco de todo: trap, reguetón… Los éxitos que se suelen escuchar en nuestro país. Pero tampoco escucho tanto, prefiero ir acompañado en los entrenamientos. Y luego en casa es que no veo la tele, alguna vez series en Netflix y así, pero tampoco tengo tiempo para desconectar tanto».
Sereno, tranquilo y confiado. Ése es Adrià Pericas. Una charla distendida y cómoda para ambos donde se deslumbran las ganas que tiene de seguir creciendo.
Agradecimiento y fotos: Jordi Vila (@jordivilapf)
Nacido en Valladolid un 19 de Septiembre de 1994, Sergio Yustos Fernández, apasionado de las dos ruedas y triatleta en sus tiempos libres, comenzó su andadura en Zona Matxin allá por 2012. Poco tardo en crear un proyecto como Road & Mud que estuvo dirigiendo entre 2013 y 2018. Después de unos años escribiendo previas y análisis de carrera en sus redes personales, ahora lidera este proyecto. Lo podéis escuchar también en el conocido podcast de El Maillot.