He de reconocer que el título es lo más oportunista posible, pero me parecía perfecto para usar el símil con la famosa película Mad Max: Fury Road, conocida como «Furia en la carretera» en la traducción. Porque sí, Max Kanter ha ganado, ¡por fin! A sus 26 años y tras numerosos tiros al poste, ha conseguido ganar en profesionales. Los más eruditos recordarán que tiene una victoria en el Tour del Porvenir en 2018, pero desde entonces no lo habíamos visto en lo más alto del podio, y ya eran seis años de sequía.
Es un ciclista algo atípico, no muy dado a que le organicen trenes, ya que prefiere buscarse la vida en solitario en las llegadas. De esos corredores que se agarran como una garrapata al ciclista de delante y consiguen que lo lleven hasta la meta. Ya lo vimos lucirse en La Vuelta en 2020, donde quedó dos veces tercero cuando corría en el antiguo Sunweb. Posteriormente, en Movistar, tuvo momentos de lucimiento personal, especialmente en su primer año, con dos podios en pruebas de un día como la Primus Classic o la Gooikse Pijl; o su cuarto puesto en la exigente Milán-Turín, una de las clásicas más cotizadas entre los sprinters. De hecho, esa temporada con el equipo telefónico fue la mejor para él en lo personal. Cuando llegó, era un semi desconocido, venía de un 2021 bastante pobre con DSM y hubo bastantes dudas sobre su fichaje. Era un tipo de ciclista poco frecuente en la estructura. Sin embargo, la situación giró inesperadamente y pronto se ganó el cariño de la afición gracias a su arrojo metiéndose en solitario en los sprints. Ese 2022, consiguió, en 54 días de competición, llegar al top 10 en 29 ocasiones, más del 50% si nos fijamos en datos estadísticos. Pero como decíamos antes, todo eran balas de fogueo, las victorias no llegaban.
El problema de Max podría ser que no es un sprinter puro y tampoco es el mejor pasando puertos cortos. Este hándicap le perjudica, ya que no termina de aclararse qué tipo de corredor es. Si a esto le añadimos la mala suerte en forma de lesiones y covid en momentos clave, como por ejemplo en la primavera del año pasado, donde estuvo dos meses y medio fuera de las carreras, nos queda una situación complicada. Por eso, entre otras cosas, su último año con los navarros tuvo tan pocos buenos resultados. Además, estar a la sombra de Gaviria también le hizo plantearse la salida hacia un proyecto donde le dieran más libertad. Vinokourov le abrió los brazos y allá fue el alemán.
Esta semana, en Turquía, por fin ha logrado abrir la lata. Dicen que lo más difícil siempre suele ser conseguir la primera victoria, y si es así, a partir de ahora, con la confianza recuperada y la facilidad que tiene para meterse en finales apretados, deberían llegar más victorias. ¿Quién sabe?, ¿quizá este mismo fin de semana? La respuesta la tendremos muy pronto.
Alberto aterriza en Le Puncheur por elección propia después de haber dirigido durante 6 años otro proyecto relacionado con el atletismo. Deportivamente dedicado a la marcha atlética, pero apasionado de ciclismo desde que tiene uso de razón, este Toledano viene a darnos su punto de vista siempre desde el lado mas objetivo posible.