Nos marchamos al corazón de Cantabria, en el punto medio entre Torrelavega y Reinosa, carreteras que articulan el norte de la región con Santander, la capital, y la costa. En ese viaje por la N-611 llegamos a Bárcena de Pie de Concha, una pequeña localidad que va a suponer el inicio de este duro ascenso al Pico Jano. Primero tendremos que llegar al Embalse de Alsa, donde terminaba el asfalto originalmente, si bien la llegada de la Vuelta a España a esta montaña en 2022 facilitó el asfaltado del camino hasta el pico, donde se encuentra el pequeño embalse del Mediajo.
Hablamos de una subida dura, con bastantes atractivos y con partes muy bien diferenciadas. Fácil para aquellos que sepan regular sus esfuerzos y jugar con todos los elementos, porque es posible encontrárselos todos. Desde el sol dando de plano en verano, ya que no hay sombra desde que arrancamos, al viento, ya que tampoco tendremos protección y es una subida muy abierta y expuesta. Por ello, mejor ir siendo cautos a la hora de afrontar una subida de estas características, con mucha dureza al inicio con 5 kilómetros al 9%, un tramo en falso llano en medio y una zona final que parece que no, pero agarra lo suyo.
El firme se encuentra en perfecto estado en todo momento. La carretera es estrecha una vez empezamos la subida, con línea continua de color amarillo (toda una novedad) en este primer tramo duro. La rampa es constante, y no encontraremos grandes pendientes. A cambio, el trazado es rectilíneo y no nos permite apenas tomar referencias hasta que vayamos alcanzando el pantano. La zona llana permite recuperar y una vez superemos la presa y estemos rodando junto al embalse de Alsa.
Merece la pena una parada para observar los bosques e incluso a la bajada recorrer la carretera no asfaltada que conduce a San Miguel de Aguayo. Ese tramo de sterrato es perfectamente ciclable, mejor con gravel, aunque también con bici de carretera. Desde el embalse comienza el último tramo, con cuatro kilómetros a una pendiente cercana al 7%. Las vistas sobre Alsa magnifican su belleza y nos dirigimos hacia el cielo por un asfalto fino, negro, que contrasta con los colores que aquí solemos encontrar, más tendentes al verde de la vegetación.
Aquí sí encontraremos herraduras y giros para ir superando esta montaña. Poco a poco ganaremos también vista sobra la ladera opuesta, sobre todo cuando alcancemos el segundo y último embalse, a más de 1100 metros de altitud. A la hora de bajar, salvo que nos encontremos repentinamente con alguna vaca, con niebla o con las dos opciones, no es una carretera especialmente peligrosa. El asfalto está bien y permite ver qué viene después. El problema será la velocidad, sobre todo en el último tramo de descenso, camino de nuevo de Bárcena de Pie de Concha.
Podremos afrontar el descenso por el sterrato. El tramo no asfaltado es más o menos llano, pero después es una plácida bajada hasta llegar a la N-611 que nos deja a 7 kilómetros del inicio de la ruta. Este enlace nos permite alcanzar Reinosa, Palombera, Alto Campoo en apenas unos kilómetros. Por el norte encontraremos el siempre bonito Portillón y sin apenas llano el durísimo Sel de la Carrera, con tramos durísimos y en hormigón. Al otro lado del valle nos encontramos con el precioso Alto de Brenes y toda la zona de Collado de Cieza, una maravilla para el cicloturismo.
Visita virtual:
Le Puncheur es un espacio dedicado a los apasionados del ciclismo, donde exploramos historias, análisis y el espíritu competitivo que define a los puncheurs.