Como decía Homer Simpson, por mucho dinero que alguien tenga nunca podrá comprar un dinosaurio. Esa máxima se aplica también a las 21 curvas de l’Alpe d’Huez: la dificultad de ganar allí y el prestigio que se obtiene no pueden pagarse con dinero, sino con mucho esfuerzo y clase. En este artículo hablaremos de un ciclista que reunía ambas características y que consiguió ser copropietario de la curva 20, junto a otro ciclista aún más grande, Joop Zoetemelk.
Hablaremos de Iban Mayo, uno de los tres españoles que han logrado ganar en esa cima mítica. Ganó esa etapa en un Tour del Voldemort del ciclismo, concretamente en 2003, y puso en jaque junto a otro español, Joseba Beloki.
Iban debutó como profesional en Euskaltel en el año 2000. En 2001 ya demostró que Francia se le daba bien, con triunfos en Midi Libre, Clásica de los Alpes y una etapa de la Dauphiné Libéré. Ese mismo año, el equipo se estrenó en el Tour de Francia y consiguió una victoria con Roberto Laiseka en la etapa que finalizó en Luz Ardiden, el puerto de los españoles.
Con estos antecedentes, la victoria en el Tour de Francia era una cuestión de tiempo, y no fue una cualquiera, sino la más prestigiosa de todas: Alpe d’Huez.
Corría la séptima etapa del Tour 2003, el nonagésimo en el orden de la considerada mejor carrera del mundo. Virenque se había vestido de amarillo y Mayo estaba ahí, junto a los favoritos.
La distancia de la siguiente etapa era superior a los 200 km, con final en el temido y bien conocido Alpe d’Huez. La salida fue en Sallanches, bien conocida por el campeonato del mundo que allí tuvo lugar en 1980 y que es considerado uno de los más duros de la historia, ganado por Bernard Hinault.
En esta octava etapa se recorrían 219 km, con los puertos de Megève y Rafforts de tercera categoría, en los km 10 y 30 respectivamente. A partir de aquí se afrontaban las rectas inmensas y falso llano “pestoso” de la Maurienne, que acabaría en la ascensión al duro puerto del Télégraphe, calificado de segunda y que encontraríamos en el km 133. Llegada a Valloire y ascensión al bien conocido Galibier, puerto fuera de categoría, que sería coronado en el km 157. Después tocaba afrontar la bajada, larga y cansada, a Bourg d’Oisans; en sus cercanías empezaríamos la ascensión a Alpe d’Huez, de 13,1 km al 8,2% de media, con sus 21 famosas curvas de herradura.
La etapa comenzó muy movida con continuos cortes en el pelotón. Virenque pasó la primera cota en cabeza, buscando conseguir la clasificación final de la montaña.
En la cima de Rafforts, Virenque seguía en cabeza. En el descenso hacia Ugine, Portal se escapó y llegó solo a la Maurienne. Detrás, tres corredores salieron a por él: Merckx, Renier y Fédrigo, reagrupándose en el km 63. El pelotón seguía comandado por el Quick Step de Virenque, pero comenzaba a ahorrar fuerzas, bajando el ritmo inicial.
La diferencia de los escapados alcanzó los 3’55” al pie del Télégraphe, y empezaba la parte seria de la carrera.
El US Postal pasó a ejercer un control férreo en la ascensión del Galibier. Todos los escapados habían sido absorbidos. Armstrong puso a Hincapie, Landis, Popovich y otros a tirar del carro con un ritmo que impidiera cualquier intento de fuga.
En el descenso se escapó Astarloza y poco después se le unió Rous, logrando ambos una diferencia de 2’10” al pie de l’Alpe d’Huez.
El Triki Beltrán y Rubiera empezaron a tirar desde el comienzo de la ascensión para Lance y lograron reventar a Virenque.
Joseba Beloki atacó y Heras marcó el ritmo para cazarlo sin conseguirlo. Lance atacó en persona en busca de Beloki, dejando a Heras detrás, y le siguieron Hamilton y Mayo. Iban decidió atacar a su vez y se quedó solo en cabeza, logrando enseguida una diferencia de más de 30 segundos y se le informó de que por detrás Beloki estaba poniendo en dificultades a Armstrong.
Con esa situación, los de atrás no se organizaron para colaborar y pronto la diferencia se acercó al minuto. Heras logró llegar al grupo de Armstrong (clara indicación de que el ritmo de Lance no era el mejor) y se puso a tirar para él, logrando contener a Beloki y Hamilton y favoreciendo los intereses de Iban Mayo, ya que se conformaban con controlar a Joseba.
A 5 km de meta la diferencia había aumentado a 1’40”. El ritmo de Mayo no decrecía y ya empezaba a estar claro que la etapa sería para él. Vinokourov atacó e intentó alcanzar a Mayo, aunque ya se adivinaba que no tendría tiempo material de alcanzarlo. De hecho, no logró recortar tiempo con Iban, aunque sí sacar tiempo al grupo.
Finalmente, la clasificación quedó como sigue:
- Iban Mayo
- Vinokourov a 1’45”
- Armstrong a 2’12”
- Mancebo
- Zubeldia
- Beloki
- Hamilton
- Basso
- Laiseka
- Caucchioli a 3’36”
Victoria de etapa y cinco españoles entre los 10 primeros; los aficionados vibrábamos como en los mejores tiempos de Indurain.
Gran triunfo de Mayo en el mejor escenario posible y con éxito nacional incluido, poniéndose Beloki a 40” en la general y el propio Mayo, tercero, a 1’10”. Por desgracia, lo que la carretera da, la carretera te lo quita, literalmente, y ya sabemos qué ocurrió con Beloki al día siguiente.
Iban firma el acta de propiedad de su condominio, triunfo de máximo prestigio, al que le seguirán otros de similar dificultad, pero nunca tan notorios y recordados por la afición.
Xavier Palacios es más que un aficionado al ciclismo. Su pasión por la bicicleta le lleva a restaurar, cuidar el aspecto mecánico y haber ejercido como tal para algunos equipos. Desde su Andorra natal nos transmite sus opiniones sobre varias categorías del ciclismo: masculino, femenino, cicloturismo, historia…