Marc Hirschi revive en San Sebastián y sueña con el Mundial de Zurich

En la mitología griega, el ave fénix es un ser legendario que renace de las cenizas de sus predecesores. Este majestuoso pájaro muere envuelto en llamas y, tras descomponerse, resurge con nueva vida. Según la leyenda, este ciclo ocurre cada 500 años. Pareciera que un tiempo similar había pasado desde la última victoria de Marc Hirschi en el World Tour. Surgió casi de la nada en una temporada excepcional, donde se perfilaba como una futura estrella capaz de desafiar a las grandes figuras del momento. Sin embargo, después de aquel brillante año, su estado de forma no volvió a ser el mismo, hasta ayer.

Para encontrar la última gran victoria de Hirschi, hay que remontarse a la Flecha Valona de 2020. En aquel entonces, un joven Tadej Pogačar acababa de ganar su primer Tour de Francia, Julian Alaphilippe vestía el maillot arcoíris y Primož Roglič acababa de sufrir una de las derrotas más duras de su carrera. Alejandro Valverde aún nos ilusionaba, mientras que Carlos Rodríguez y Juan Ayuso eran promesas emergentes.

En ese escenario dominado por los eslovenos y el campeón francés, apareció un joven suizo que amenazaba con aguarles la fiesta a los tres reyes del pelotón. Sin embargo, la estrella de Hirschi, que parecía destinada a deslumbrar a los más grandes, comenzó a apagarse tan rápidamente como había brillado.

Las piernas dejaron de responder, las caídas se volvieron frecuentes y, salvo alguna actuación esporádica, parecía que el nivel del corredor suizo estaba a años luz de su versión de 2020, hasta que llegó el día de ayer. En una jornada marcada por el intenso calor y la alta humedad, Hirschi recuperó su mejor versión para vencer en un mano a mano a todo un Julian Alaphilippe. Es cierto que el francés ya no está en su mejor momento, pero esto no resta mérito a una victoria en una etapa en la que corredores en excelente forma, como Jonas Vingegaard o Mikel Landa, no lograron siquiera estar en el grupo que se jugó la carrera en la subida final a Pilotegi, un claro ejemplo de la dureza del día.

Imagen Cor Vos

“Por fin vuelvo a mi nivel de 2020, y este triunfo me motiva mucho para el Mundial”, comentó el suizo en rueda de prensa. El Campeonato Mundial se celebrará en su país y contará con un recorrido que se adapta muy bien a sus características. “Es cierto que habrá selecciones muy fuertes, pero confío en poder hacer una buena carrera”, afirmó.

No obstante, antes de eso, queda por ver si se presentará en la línea de salida de una Vuelta a España que promete ser muy disputada. Si es capaz de mantener este nivel, no sería descabellado pensar que podría luchar por algo importante. “No hice una preparación específica para San Sebastián”, reconoció, lo que da aún más razones para soñar con un gran final de temporada.

Quizás, ahora, el mayor rival de Hirschi sea él mismo. A lo largo de estos cuatro años, ha demostrado ser un ciclista de momentos, de días muy concretos, y por ello, su propia irregularidad podría ser su mayor enemigo. En cualquier caso, solo el tiempo dirá. Las próximas semanas revelarán si habrá que esperar otros cuatro años para ver renacer a este Ave Fénix, o si, por el contrario, ha regresado para quedarse y dar mucho de qué hablar.