El mundial de 1974 se iba a disputar el 25 de agosto en Montreal, Canadá, lo cual suponía una auténtica novedad. Lo que ahora puede parecer normal, entonces representaba la primera vez que el mundial de ciclismo en ruta no se celebraría en Europa.
Y fue en Montreal donde Merckx tenía la oportunidad de hacer historia, aún más. Podía igualar el récord de 3 mundiales de Binda y Van Steenbergen, y además ser el primer ciclista en conseguir la triple corona de Giro, Tour y Mundial (Roche lo conseguiría posteriormente en su mágico 1987, y nuestro Indurain estuvo muy cerca en 1993 y no lejos en 1992, de haber tenido un circuito más favorable en Benidorm).
Por si fuera poco, al «Caníbal» aún le escocía su derrota en el mundial del 73 en plena guerra con su compañero de selección Maertens, y además era su primer año sin ninguna gran clásica, mostrando ser vulnerable a pesar de ganar Giro y Tour (y Suiza entre ambos). Como siempre, los mayores rivales iban a estar en su propio equipo, con Maertens y De Vlaeminck (ambos abandonarían la carrera), además de Gimondi y el equipo francés. Luis Ocaña formaba parte de la partida, pero, a pesar de su bronce en el 73 y de que el circuito era ideal y duro, su accidentado año 74 presagiaba un mal mundial.
Este mundial de Montreal era exigente, con 21 vueltas a un circuito con 2 subidas para completar 262,5 kilómetros. 70 participantes iban a jugarse el arcoíris.
La primera parte de la prueba fue anodina, con el francés Campaner escapado, al que se uniría el holandés Vianen en la novena vuelta. Merckx se impacientaba a pesar de que la desventaja del pelotón no era importante. Luis Ocaña abandonaba en la sexta vuelta.
Una vez ambos fueron neutralizados en la decimosegunda vuelta, Thevenet saltaba, siendo este el primer movimiento serio del mundial. Posteriormente, el italiano Conti y Freddy Maertens se lanzaron en persecución de Thevenet. La pesadilla de Merckx se presentaba, pero pasaban las vueltas y Thevenet se mantenía en solitario en cabeza, aprovechando que Conti se quedaba a rueda de Maertens y no daba un relevo. Finalmente, en la vuelta 16, Maertens era cazado, y en la 17 lo era Conti.
Y Merckx ya no esperó más. La ventaja de Thevenet, sin ser definitiva, rondaba los 3 minutos y el belga emprendió la persecución en un grupo en el que los corredores iban cediendo hasta quedar solo el italiano Santambroggio y los franceses Martínez y Poulidor.
La ventaja de Thevenet fue disminuyendo hasta que fue cazado en la última vuelta, a 7 km de la meta, tras 100 km fugado. Era el momento de Poulidor, pero su ataque fue seguido por Merckx, quien por momentos se marchaba y parecía querer esperar al francés. Poulidor encabezaba la dupla en los últimos 2 km, en el descenso hacia la recta de meta, lo que facilitó aún más la victoria a Merckx, que ganó con comodidad el esprint, sacando 2 segundos a Poulidor, quien, con otro segundo puesto más, ponía broche… de plata… a su leyenda. Casi 7 horas de batalla concluían (6h52min22seg para el ganador).
Por detrás, a 37 segundos, Mariano Martínez vencía en la lucha por el tercer puesto a Santambroggio, mientras un gran Thevenet concluía quinto, a más de 2 minutos, totalmente exhausto, en una soberbia actuación francesa.
Solo 18 ciclistas completaron el mundial.
Al ser preguntado en meta sobre una posible retirada, Merckx respondía que cuando el viento sopla a favor, no queda más que seguir navegando. Mientras tanto, un Poulidor con lágrimas en los ojos decía que había sido el día más feliz de su vida y que la plata colmaba todos sus deseos, teniendo en cuenta quién le había vencido.
Perurena, 8°, y Oliva, 9°, fueron los mejores y únicos españoles en acabar este histórico mundial.
Un mundial del que hace mucho, 50 años ya; un mundial de récord, de un Merckx de leyenda, y de una selección francesa que, apretando a Merckx, hizo de su victoria una gesta aún más remarcable.
De Sevilla, Pedro García Redondo es una auténtica referencia en cuanto a historia del ciclismo se refiere. Una auténtica enciclopedia de la historia ciclista, es toda una autoridad en la materia, siendo uno de los historiadores de ciclismo más certeros y respetados. Ahora dirige la sección histórica en Le Puncheur, además de escribir artículos que nos hacen viajar a épocas pasadas y revivir las gestas de ciclistas que ya no están en activo.