Primoz Roglic y la 5ª Vuelta a España

Primoz Roglic

Cinco son los elementos, los Monumentos, los océanos, el tope de grandes vueltas conseguidas por un ciclista, las etapas del Tour de Luxemburgo, las veces que Enric Mas ha levantado los brazos en meta, los años de contrato que le restan a Pogacar en UAE, hasta los Beatles eran cinco si contamos a George Best (o a Yoko Ono). Red-Bull Bora decidió en invierno que la quinta Vuelta de Primoz Roglic deberá esperar. 2025 no era ninguna mala oportunidad, más aún si pensamos en el exiguo y favorable recorrido que presenta. Es cierto que habrá rivales de entidad, pero ni ha sido la primera vez ni será la última. El problema, que de camino a los 36 años (29 de octubre, por si alguien le quiere felicitar) no se está para dejar trenes pasar. Más aún tras dispararse de nuevo contra el Tour, ese muro que parece infranqueable. Mucho más aún cuando el esfuerzo del Giro seguirá vivito y coleando en la tercera semana del mes de julio, cuando más lastran las carreras que el galgo lleva en el cuerpo. 


A lo Vini, Rogla tiene la opción de siempre, que es besar el asfalto, parecer el fin del mundo y ser el comienzo de otro. Todo para que Red Bull acabe diciendo eso de «venga, vale» a ser parte del ocho que afronte la Vuelta a España. Comparte primera posición en el medallero histórico con el salmantino Roberto Heras, para siempre con asterisco después de todo lo que pasó. Pero el verdadero asterisco es para quien haya siquiera pensado un programa de estas características para la temporada del esloveno. Un contrasentido y un desperdicio no permitir que este ciclista mire a los ojos a la historia del ciclismo y se rete a sí mismo por conseguir entrar en ella de una vez por todas. Mientras Pogi enseña y esconde dientes y Doncic ficha por los Lakers, a Primoz le están arrebatando la posibilidad de encontrar su sitio en la actualidad. El de UAE, si nada se tuerce, también acabará pisando el arco de salida en el Piamonte, luchando por conseguir la quinta Vuelta, pero para Eslovenia. Vingegaard y tal vez Evenepoel lucharán por que no sea así. Tal vez sea ésa y no otra la razón por la que Red Bull haya cortado las alas (vaya ironía) a su líder en su carrera favorita y talismán. Ésa que consiste en un portal a la historia, aunque, como en las series de fantasía intergaláctica, veremos cuánto tiempo sigue abierto para él…

La temporada ofrecerá espacios de brillo, es evidente. Y la experiencia que posee un campeón de cinco grandes (se me había pasado ese dato) es siempre garantía de pelea por los objetivos. Nadie duda de que las posibilidades de reinar en el Giro son elevadas, pero tampoco de que en el Tour son remotas ante semejantes bichos. Fue un imposible en 2024, cuando alguno de ellos todavía no estaba en el punto de cocción, cómo de difícil será en 2025 cuando los grandes favoritos llevan meses preparando armas para esa batalla. Están en edad, el Tour es la cometa que se le escapó a Roglic en 2020 y cuya obsesión permanece más en los equipos que le han alineado que en él mismo. Es evidente que la lotería sin jugar no toca, pero también lo es que los tiempos en la vida lo son todo, y ahora no es el tiempo de este ciclista. Aquello del momento y el lugar adecuados, la diferencia entre el éxito o el chichón contra el muro, al más puro estilo ‘tengo una cabezonada’ de Madrid con los Juegos Olímpicos de otras décadas. ‘Roglic al Tour’ diría a cámara un madrileño vestido de Astana. Si hubiese interés real en el ciclismo de mentes creativas de primer orden, el meme hubiera sucedido. Lástima. 

Como no cambien los vientos, la Vuelta se quedará sin el dorsal uno. Seguramente no se le eche de menos en el corto plazo, del mismo modo que tirar los abrigos en verano es garantía de frío en invierno, cuando vendrán mal dadas. Cigarra y hormiga. Desde 2019 no ha faltado. Tampoco ha fallado. Cuatro títulos, un tercer puesto que debió ser primero y una caída terrorífica cuando estaba dejándose el alma (casi no lo encuentran) en recuperar desde la segunda posición a un neófito como Evenepoel. Los astros a veces se alinean, empujan, influyen. Pero lo más curioso es que esta Vuelta no la vaya a ganar porque su equipo, los que se supone son los suyos, no le alineen. A veces, como en Jumbo-Visma, parece que el enemigo habita en casa. Y aquí habrá que analizar en qué porcentaje es responsable el campeón esloveno, porque una vez eres víctima. Pero si te vuelve a suceder lo mismo es que algún porcentaje de ti te ha empujado a errar de nuevo. 

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