Entre la prisa y la pasión: El camino de José María Martín

José María Martín

Hay ciclistas a los que la vida les ha enseñado a no rendirse nunca, aunque las cosas no salgan como soñaban. José María Martín Muñoz [02/04/2001, Sevilla], a sus 23 años, ha vivido una carrera llena de altibajos que han forjado su carácter luchador. Tras su paso por equipos como el Burgos-BH y Electro Hiper Europa, y superar la desaparición de este último, José María no se rindió. En 2024, decidió volver a España y unirse al Extremadura-Pebetero, donde rápidamente demostró su valía al imponerse en el Circuito Guadiana, convirtiéndose en el primer líder de la Copa de España élite y sub-23 de 2025. Su historia es un testimonio de pasión y realismo, propio de quienes han experimentado tanto lo bello como lo duro de este deporte.

José María Martín Muñoz nos cuenta su historia sin tapujos, desde sus primeros recuerdos hasta la realidad actual del ciclismo. Sus palabras están cargadas de sentimiento hacía un deporte del que a día de hoy, sigue disfrutando. 

Te cuento que, desde pequeño, siempre fui un niño muy nervioso al que le encantaba hacer deporte. Probé de todo: natación, atletismo, triatlón, tenis, kárate… Y claro, también hacía ciclismo. Lo que me impulsó a dedicarme a este deporte fue la emoción de competir, de sentir esa mezcla de ganar y perder, porque perder siempre te motiva a mejorar para volver a ganar. Empecé en el club del pueblo y, durante esos primeros años, me dediqué principalmente al mountain bike. Con el tiempo, al llegar a la categoría Cadete, me pasé a la carretera. Aunque me gustaban ambas disciplinas, el ambiente de la carretera me enganchó por completo.

Uno de los momentos que marcó su camino fue cuando tuvo la oportunidad de correr como stagiare en el Burgos-BH: “Participar en el Tour de Vendée, en Francia, fue algo increíble: ver a grandes profesionales en vivo, sentir el ambiente de la competición y ser tratado como uno más por el equipo. Recuerdo lo motivador que fue ver a gente reconocida en televisión, recibir fotos, que me cuidaran en el pelotón y que los propios compañeros me defendieran. Esa experiencia, de competir en una carrera de 200 kilómetros con un ambiente tan especial, me hizo darme cuenta de que, aunque siempre quisiste ser profesional, vivirlo de esa manera te muestra lo que realmente significa estar en ese mundo.

Nos deja deja claro que en Burgos – BH lo trataron como uno más, algo que le hizo motivar cada pedalada con ese maillot. Unas sensaciones que no acabaron traduciéndose en un contrato profesional con el conjunto Burgales, algo que según dice José María: «tenía la sensación de que iba a llegar, escuchabas a mis compañeros y las sensaciones, y pensaba que podía pasar«. 

Aún con todo, llegó la llamada de Hiper Europa como la realización de un sueño, pero la realidad se mostró dura: “Recibí la llamada de Hiper Europa, lo cual en un principio fue como cumplir un sueño, ya que me permitiría, al fin, dar el salto que tanto anhelaba. Sin embargo, pronto se hizo evidente que en ese equipo las condiciones eran bastante limitadas. Corrí unas 15 o 16 carreras, casi todas a nivel WorldTour (salvo una en Portugal), y competir en esas condiciones fue muy chocante. Cuando todo en las carreras está tan organizado, se te asigna una posición simplemente por el equipo para el que corres, ya sea en la delantera o en la parte trasera, y al quedarte atrás se come látigo, corriendo una carrera diferente a la de quienes van delante. Esa experiencia me dejó muy marcado.

Además José María nos habla de un inicio abrupto aquella temporada: «Al inicio del año, me sentí perdido: llegué de una competición con una bicicleta prestada, me lesioné en los isquios y me costo mucho entrar en la rueda.»

El camino no fue lineal y, tras obtener buenos resultados, el bajón de pasar de profesionales a amateurs fue un duro golpe: “Bajar de profesionales a amateurs no fue fácil. No poder seguir en profesionales fue un shock duro de digerir. El equipo (Hiper Europa) fue cancelado de la nada a finales de temporada, dejándonos prácticamente sin opciones. Fue entonces cuando, en manos de mi representante, se me encontró un equipo humilde en Portugal, amateur pero corriendo junto a profesionales, que me dio una nueva oportunidad, confiando en mí. Tengo muchas palabras de agradecimiento para el director del equipo.»

En un momento en que pensó en dejar el ciclismo en segundo plano para enfocarse en otros proyectos, recibió el impulso que necesitaba a través de una conversación clave. “En un momento en que pensé en dejar el ciclismo en segundo plano para enfocarme en otros proyectos, de hecho empecé a prepararme para otras cosas, como oposiciones y cursos (siendo nutricionista y siguiendo formándome). Pero tuve una conversación clave con mi entrenador Javier Sola, su socio José Antonio Rodríguez y mi amigo David Chamorro (de Alcalá). Me dijeron que me diera la oportunidad de un año más, que en ese momento practicar el ciclismo era ahora o nunca. Aunque varios equipos amateurs me contactaron, el que más me gustó fue el de Extremadura, no por el tema económico, sino por el ambiente y el bienestar que se percibe en el equipo.»

Palabras de  agradecimiento para un lugar donde esta feliz, donde tiene hambre y ganas de seguir disfrutando del deporte que tanto ama: «El director es una maravilla, mis compañeros son geniales y comenzar la temporada de esta manera, sintiéndome bien y en forma tras una pretemporada tranquila, fue algo inimaginable para mí, iba super tranquilo y las cosas han salido muy bien. Ahora mismo estoy con la confianza por las nubes, siempre he confiado en mí, pero ahora mismo tengo muchas ganas de seguir.

Durante este tiempo de reencuentro con su pasión, el mountain bike también jugó un papel importante: “A lo largo de este tiempo, también he estado compitiendo en mountain bike, lo cual me ha ayudado a relajarme mentalmente. Es una disciplina que me encanta y que, sinceramente, me ha servido para desconectar de la presión de las carreras de carretera. Incluso, no descarto la posibilidad de continuar el próximo año en algún equipo de mountain bike, de maratón o alguna modalidad similar, ya que es una opción viable y me apasiona la disciplina.”

Hoy, su visión sobre el ciclismo ha cambiado. “Hoy en día, mirando hacia adelante, no me espero volver a subir a profesionales. Si se presenta la oportunidad, genial, pero ya no tengo la mentalidad de ‘subir a profesionales a toda costa’. Ahora, me considero parte de la élite, y aunque para algunos ya pueda parecer que soy muy mayor para el ciclismo, la realidad es que el deporte ha cambiado mucho. Mi objetivo principal este año es disfrutar, hacerlo lo mejor posible y demostrar que, a pesar del paso del tiempo, sigo aquí, con fuerza y convicción.

Y, mirando atrás, la reflexión es clara. “Si pudiera volver atrás, sin duda me quedaría un año más en amateur para seguir creciendo tanto mental como físicamente. Cuando subí a profesionales (en mi sub23 de tercer año), no me sentí preparado, especialmente en el aspecto mental, para el choque que representaba pasar de carreras amateur de buen nivel a competir con gente experimentada. En ese entonces, todo era prisas por subir: ‘subir, subir, subir’ lo antes posible, y yo, equivocadamente, pensé más en lo económico, en que ya estaba cobrando y que todo estaba solucionado. Con el tiempo comprendí que en este deporte lo más importante es disfrutar, tener claro por qué estás aquí, y cuando esa prioridad se pone al frente, los resultados llegan por sí solos.

Cada ciclista tiene su propio recorrido, y lo importante es recordar que el éxito no se mide únicamente en victorias o contratos, sino en la capacidad de disfrutar el trayecto, aprender de cada caída y mantener la pasión intacta. Que estas palabras sean un recordatorio para todos aquellos que se lanzan a la carretera: tómense su tiempo, crezcan a su ritmo y, sobre todo, disfruten cada pedalada.

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