«Buah tío me he visto el Tour entero con mi padre. Locura lo de Pogacar» o «Alex, ¿ha vuelto a ganar el bueno?». Esto son un par de comentarios escogidos al azar de mi memoria de uno de mis amigos y de mi padre. Nunca es una pregunta sobre los puntos UCI que ha sacado Astana, nunca es la victoria de Merlier en el sprint, nunca es la caída de Jasper Philipsen y así podría estar enumerando cosas eternamente. Nos guste o no, nuestro ciclismo tiene un gran impacto en lo que yo llamo «público pasivo».
Esto es la gente que en julio se sienta en el sofá, enciende el aire acondicionado y pone Televisión Española para ver a Pogacar y Vingegaard jugarse el Tour de Francia en el Mont Ventoux, el Galibier o cualquier puerto que hayan escuchado. En cierto modo nosotros, yo el primero, nos sumergimos en el análisis de carreras de juniors o totalmente de nicho y nos olvidamos que los que dan millones de espectadores en las retransmisiones de verano son los que no saben nombrar la mitad de los WorldTeam.

Este espectáculo, con distintos formatos, se ha intentado con iniciativas como el Critérium de Madrid pero creo que ha faltado tocar la tecla correcta. Y esa tecla pasa por tener a las estrellas reconocibles en escenarios reconocibles. Igual que no pondrías a Vinicius a defender córners en una exhibición para niños, tampoco metas a Vingegaard a pagarse la cocina de su casa en un país como Singapur cuyo punto más alto debe ser un rascacielos. Aquí es donde entra lo adelantado por nuestro querido Nacho Labarga en Marca el pasado martes: una carrera de campeones en España.
La posibilidad de ver a las grandes estrellas del pelotón, o incluso una porción de ellas me puede valer, en nuestro país haciendo lo que podríamos denominar una especie de gymkana. A lo mejor al que dirige la sección junior/sub23 de LePuncheur no le interesa pero sí puede interesarle al niño de 10 años que le lleva su padre a verlo, al chaval de 17 años que ve highlights por TikTok y al señor de 53 años lector de Marca que no ve un Tour entero desde Indurain.
No podemos caer en la trampa de pensar que los espectáculos (porque esto lo es) son para nosotros. Y es que el ciclismo, sobre todo en España, tiene una circunstancia muy curiosa: los seguidores de José María García, Perico Delgado y Miguel Indurain tienen la edad de mi padre. El deporte en general gira en torno a la atracción de mi generación (22 años) o inferiores porque es ley de vida y hay que renovar la afición. Sin embargo, lamento deciros que la generación del 2010, por ejemplo, no tiene la misma cantidad de aficionados fervientes que tenía la generación de 1980, por ejemplo, a su misma edad.
Y ahí es donde entra la necesidad de la innovación e ideas como esta. Por eso me gustan este tipo de iniciativas. Quiero que el lector entienda que en ningún caso vamos a enganchar o vamos a generar negocio en octubre o noviembre hablando, como se hará en esta web tanto en mi sección como en otras, de los descensos por puntos UCI o de los mejores sub23 de la temporada.
A veces Alex, a veces ZipiZapismo. Durante gran parte de mi tiempo soy estudiante de informática, pero aquí escribo sobre chavales que montan en bicicleta. Tengo un blog, una cuenta de Twitter, alguna idea interesante y, sobre todo, una vida caótica. ¿Qué puede salir mal en una sección que dirige una persona de 22 años a la que nadie ha enseñado a escribir?