Sean Kelly estuvo a punto de convertirse en el primer ciclista no belga en obtener la victoria en los 5 monumentos estelares de nuestro deporte. Irlandés nacido en el año 1956, militó en sus inicios en el mítico Flandria Velda. Llegó allí de la mano de otro mito de éste deporte, Jean de Gribaldy, compartiendo equipo con la figura del momento, Freddy Maertens, y con otros como el controvertido Michel Pollentier.
Este tozudo irlandés amasaría un palmarés como sólo los más grandes, y llegó a dar momentos estelares en las clásicas, sobre todo en los años 1984 y1986, como no se vivían desde los tiempos de Merckx. Consiguió todo lo que quiso, salvo tres cosas. La primera de ellas el Mundial, que le parecía esquivo incluso en ocasiones en que parecía máximo favorito (1987 o 1989). Llegado al final de su carrera, no pudo conquistarlo.
El Tour de Francia siempre fue un pequeño lunar en su trayectoria puesto que aunque se empeñó en conseguir un pódium y soñaba con un triunfo. Lo más cerca que estuvo fue en la edición de 1985 en la que fue cuarto. Si bien fue protagonista en varias ediciones y logró cuatro maillots de la regularidad. Se da también la curiosidad de que el irlandés, que consiguió 5 victorias de etapa en sus Tours, no logró ninguna de estas a partir de 1983, siendo tres de sus maillots verdes conseguidos sin lograr ninguna victoria de etapa, quedándose a las puertas en incontables ocasiones.
Sin embargo el lastre a su generoso currículum (Vuelta a España 1988, San Remo, Roubaix, Lieja, Lombardía, récord de victorias en Paris Niza, Volta, Criterium, etc) fue sin duda el Tour de Flandes. Él estaba destinado a ser el primer no belga en conseguir los 5 monumentos y estuvo realmente cerca. Lo mereció, pero no pudo ser.
Sus años gloriosos, 1984 y 1986, en los que consiguió ganar Roubaix por dos veces y Lieja y San Remo en una ocasión (1984 y 1986 respectivamente), vieron como daba al poste en ambas ocasiones en Flandes. Volviendo a quedar segundo en el 87. Tuvo el doblete Roubaix-Flandes a tiro en ambas temporadas, pero Lammerts y, sobre todo, Adrie Van der Poel en un esprint de infarto en 1986, acabaron con su sueño.
Llegaban al último kilómetro Van der Poel, Vandenbrande, Kelly y Bauer, con el grupo seguidor a medio minuto, en una Flandes que había visto a un buen LeMond dando guerra hasta casi el final. Sin embargo, la victoria iba a ser para los cuatro de delante. El neerlandés del Kwantum arrancaba de forma potente para dejar con la miel en los labios a Kelly y consiguiendo quizás la victoria más importante de su carrera deportiva.
Da igual que no pudiera completar los 5 monumentos. Kelly es un grande, siempre ha sido y será una referencia en éste deporte. Pero en aquellos años 80 estuvo cerca de completar un genial palmarés y no lo logró.
Quizás era la suya, ese Flandes del 86. Parecía ser el favorito en el esprint, pero un corredor de clase y de momentos de inspiración como Van der Poel le privaron de la victoria. Una victoria que Kelly consiguió en el corazón de todos los amantes del ciclismo. Nadie dijo que sería fácil, y aunque durante años lo intentó, no pudo. Aún así, le agradecemos todos esos años de profesionalidad y entrega y soñamos con que salga un corredor que se le parezca. Jalabert en determinados aspectos y Valverde en otros son ciclistas que han tenido cierta similitud con el de Carrick on Suir. Pero no en las piedras.
Foto: Sirotti
De Sevilla, Pedro García Redondo es una auténtica referencia en cuanto a historia del ciclismo se refiere. Una auténtica enciclopedia de la historia ciclista, es toda una autoridad en la materia, siendo uno de los historiadores de ciclismo más certeros y respetados. Ahora dirige la sección histórica en Le Puncheur, además de escribir artículos que nos hacen viajar a épocas pasadas y revivir las gestas de ciclistas que ya no están en activo.