Que la situación del ciclismo amateur y profesional español no es la mejor es vox populi. El hecho de que muchos tienen que emigrar y buscar sus oportunidades para prosperar y cumplir sus sueños, una realidad. También que un ciclista jienense tome ese reto que le ha puesto la vida como un trampolín para vivir aventuras, aprender y crecer constituye un buen ejemplo de mentalidad y forma positiva de ver la vida. Y el ciclismo.
«No me importaría volver a España y ser un gran gregario de un equipo World Tour», afirma. Un deseo que se relativiza cuando José Manuel narra sus aventuras por todo el mundo, pasando de equipo israelí a equipo austriaco y ahora a uno francés. Un auténtico trotamundos que nos atiende en Marsella, donde acaba de disputar el Tour de la Provence, con un meritorio 21º puesto, que, visto el plantel, sabe a esperanza.
A sus 26 años, sus comienzos fueron humildes y sin toda la ambición que una familia con tradición ciclista pueda aportar. «Conseguí mi primera bicicleta y empecé a usarla. Un familiar formó un club y así empecé». Destacó en el campo amateur y pronto emigró a Israel: «me ofrecieron un contrato de dos años en el equipo, que por aquel entonces era continental y estaba empezando. No me lo pensé. Me anunciaron en noviembre que no continuaba y, bueno, menos mal que pude colocarme por suerte en Voralberg, donde estuve un año. Siempre encuentras masajistas, directores y personal español, lo cual siempre ayuda en la adaptación al nuevo equipo».
Este hecho tuvo influencia en su fichaje por Delko-Marsella. «Saber que iba a tener directores españoles ha ayudado. Me llevo bien con todo el equipo, me manejo bien en inglés y otros idiomas, pero ese ratito en español al final del día se agradece, la verdad».
Todas estas experiencias le han permitido disfrutar de un calendario totalmente internacional y exótico. «Aprendes mucho de estas aventuras. Diferentes formas de ver la vida, conoces muchas culturas, y al final te das cuenta de que no somos tan diferentes. Corres carreras muy diversas y aprendes mucho a todos los niveles». Pese a ello, ¿a quién no le gustaría ser profeta en su tierra? «Claro que me gustaría haber pasado a profesionales en casa, pero no me quejo. Al final la vida me ha llevado por aquí y estoy contento con ello, me he adaptado bien, soy una persona muy abierta. Si algún día puedo volver, encantado».
Esta temporada dependerá un tanto de cómo avance el coronavirus. «Las carreras se están reubicando en el calendario y aún no está claro que se puedan disputar. En principio haré las carreras francesas y alguna italiana, pero iremos viendo, porque por ejemplo no iba a ser de la partida para el Tour de la Provence y me avisaron tres días antes». Es una máxima a la que debemos adaptarnos estos días. «Estoy contento con la actuación en la carrera, que viendo el plantel desde luego es para estar satisfechos. He ido avanzando poco a poco en mi carrera y veo que sigo progresando. Estos resultados son muy esperanzadores y creo que este año puede ser importante en mi carrera y desarrollo como corredor».
Sobre la no invitación del equipo al Tour, «espero que el equipo sea invitado el año próximo, creo que ya nos toca. Estamos trabajando muy bien y han invitado a equipos que están por debajo de nosotros en la clasificación, lo cual no deja de ser injusto». La ampliación de las Wild Cards es una buena noticia. «Al final la batalla en una carrera como el Tour te lo acaban dando los equipos modestos, porque los poderosos esperan a dar todo al final. Sin estos equipos un Tour de Francia puede resultar muy insulso si pensamos en los espectadores».
Ganador en el Tour de Rwanda, Díaz Gallego comparte equipo con un ciclista africano, en concreto de Eritrea, Biniam Girmay. «Tiene apenas 20 años y al rato de rodar con él te das cuenta de que tiene algo especial y que tiene talento para la bicicleta. A veces te enseña videos y fotos de algunas competiciones en las que dice haber ganado a van der Poel. Y me lo creo, el chico tiene mucho talento». Las carreras en África, dentro de lo exótico que decíamos era su calendario, le sorprendieron para bien. «No puedo hablar por las demás carreras, pero desde luego que la participación en Rwanda fue un éxito. Antes de las carreras piensas en cómo estará organizado, si el tráfico estará cortado correctamente, si las vallas, si el público… Y ésta en concreto está fenomenal organizada. Me encantó».
Con su madurez deportiva aún por llegar, se desmarca de la evolución de los nuevos talentos en el ciclismo: «mi forma de progresar ha sido siempre ir poco a poco y noto que poco a poco voy a más. ¿Mis límites? Yo creo que me convertiré en un gregario de calidad para el mejor nivel, que no es poca cosa. De esos que no fallan. Ojalá pueda tomar ese rol en algún equipo World Tour». Encontrar su lugar es algo que le gustaría. «Soy muy fiable, sobre todo para la montaña. Para ser un gran líder tienes que tener muchas cualidades. Por ello, me gustaría ser un gran gregario». Ello no impide que tenga sus propios anhelos: «si pidiese un deseo me gustaría correr las grandes. El Giro tiene algo diferente, especial. Pero me gustaría correr la Vuelta por ser la de casa».
Entrena por su Jaén natal, por las sierras de la Pandera y terrenos durísimos alrededor de la misma que recibirán la Vuelta a España 2021. «Tenemos una grupeta maja. Javi Moreno, que ha vuelto a correr en Efapel, se ha unido por suerte. Otro que a veces se une es Triki Beltrán, que anda en buena forma pese a que hace ya mucho que dejó el profesionalismo». Entre las promesas jienenses apunta algunos nombres como el de «Vílchez». «Igual que de mí, a lo mejor dentro de unos años hablamos de ellos».
Sobre ídolos, José Manuel lo tiene clarísimo: «Alejandro Valverde. Es el corredor que más me ha impresionado, porque todo el mundo le respeta y absolutamente nadie le toca. En cambio, cuando él lo hace, te pide disculpas y se interesa. Eso no pasa con otros ciclistas, que piensan que están por encima de ti por su caché». En cambio, hay hueco para un ciclista con menos victorias que el murciano: «Mikel Nieve me parece un modelo muy bueno para mí. Es un hombre de equipo, disciplinado, que lo da todo por los suyos. Pero cuando tiene una oportunidad, no la desaprovecha y si no gana, queda cerca».
Seguiremos los pasos de este buen ciclista, de una escuela de buenos escaladores que han gozado de una larga trayectoria profesional. Veremos si la pandemia y las dificultades de las carreras para celebrarse permiten que su buena evolución confirme a un muy buen ciclista en ciernes.
Fotos: DELKO y @ACampoPhoto
Nacido en Madrid el 2 de abril de 1986, Jorge Matesanz ha pasado por ser fundador y director de proyectos como Revista Desde la Cuneta, Tourmalet Magazine o High Cycling, además de colaborar en otros proyectos como Palco Deportivo, Plataforma Recorridos Ciclistas o Con el Plato Pequeño. Tras más de 15 años dentro del mundo del ciclismo, llega el momento de fundar Le Puncheur junto a Sergio Yustos y seguir acercando artículos de opinión, casi siempre sobre ciclismo profesional.