The Durango Kid, nombre que tanto gusta al apasionado comentarista de Eurosport, Luis Jiménez, es mucho más que un gregario de lujo en el Jumbo-Visma. Punta de lanza del “trenecito” aurinegro, cuando toma la cabeza del pelotón, muchos de los grandes ciclistas del panorama mundial se ponen a temblar. Capaz de marcar un ritmo despiadado en las rampas más duras de los puertos más exigentes, ha sido actor fundamental al lado de Primoz Roglic en las dos Vueltas a España y en el “casi” Tour de Francia de 2020.
El estadounidense sigue teniendo esa cara de niño malhumorado al que sus padres no le quieren comprar otro sobre de cromos. Una expresión que mantiene cuando revienta al pelotón o cuando es él el que se “abre de patas”. Uno de esos rostros impenetrables e imperturbables capaces de hundir la moral de cualquiera que vaya a su rueda.
Tras destaparse en el calendario norteamericano con Rally Cycling, se ganó el salto al WorldTour de la mano de la escuadra neerlandesa. Así, desde que apabullara y sorprendiera a propios y a extraños en aquel Tour de Utah de 2018 (carrera que tanto le gusta recordar a otro grandísimo comentarista, Carlos de Andrés) su rol en el equipo neerlandés no ha parado de crecer. Pese a tener que estar al servicio de los Dumoulin, Kruijswijk o Roglic, ha ido arañando momentos de gloria personal, como su impresionante victoria en el Alto del Acebo en la Vuelta de 2019 o su brillante éxito en Megève en la pasada Dauphiné.
Nadie puede poner en duda que es uno de los mejores escaladores del panorama ciclista actual. Con 26 años, que en este ciclismo precoz pueden parecer muchos, pero son bien poquitos, tiene aún mucho que decir.
Sin embargo, ¿podrá algún día liberarse del papel de gregario y encarar una gran apuesta por la general como líder de su equipo? Pese a su incuestionable calidad, parece que no logra mantener la regularidad necesaria para pelear de tú a tú por un pódium en una grande. Es solo una sensación personal, pero a veces da la impresión de que, cuando le toca poner sobre su espalda el peso de la responsabilidad, sus prestaciones menguan irremediablemente. Como decía el eslogan publicitario, “la potencia sin control no sirve de nada” y, a veces, querer exhibirse en demasía se paga en las siguientes jornadas; algo que se podría permitir un gregario, pero nunca un jefe de filas.
En un Jumbo-Visma que ha perdido a Tom Dumoulin antes de iniciar la temporada, y en el que Steven Kruijswijk parece lejos de sus mejores años, el estadounidense podría tener oportunidades propias para reivindicarse como líder alternativo al todopoderoso Roglic. Una de sus primeras oportunidades en esta temporada vino en la Volta a Catalunya donde, sin estar mal, no fue capaz de brillar como se esperaba y se quedó lejos de la disputa por la victoria final.
La confianza de su equipo, que ya ha anunciado su renovación hasta 2024, es evidente. Junto a Wout Van Aert, deben enarbolar la bandera que mantenga a las “avispas mecánicas” en lo más alto cuando los Roglic, Bennet o Kruijswijk comiencen a notar el paso de los años.
¿Podrá el durangués coloradino despegar el vuelo en solitario? Solo el tiempo, sus piernas y su cabeza lo dirán.
Foto: @ACampoPhoto
Victor es un apasionado al ciclismo con una gran habilidad para elegir las palabras exactas. Road&Mud, High-Cycling y ahora Le Puncheur, es una garantía de calidad en la escritura y la selección de temas para transmitir el ciclismo desde una perspectiva que nunca hubieses imaginado.