Si algo está claro es que no ha sido un buen Tour para los ciclistas colombianos. Urán ha estado activo, Bernal ha estado voluntarioso (que no afortunado), Chaves también y Daniel Felipe Martínez ha estado desaparecido. Nos centraremos en el Tour de este último ciclista, del que se llegó a hablar como una alternativa para liderar al equipo Ineos Grenadiers en la búsqueda de una buena clasificación general. La ausencia de un jefe de filas declarado desde el principio daba oportunidad al ciclista de Soacha de erigirse él en el ciclista para el que todo el equipo británico trabajase, pero ya desde el primer día se pudo ver que no iba a dar el nivel.
Martínez se dejó tiempo en la dura etapa de Bilbao, como muchos otros que no pasaron el primer corte. Sin embargo, el colombiano cedió más de tres minutos de salida. Un duro golpe a sus aspiraciones que pudo deberse a un mal día. El problema fue que en la segunda etapa, con meta en San Sebastián se dejó siete minutos más, sumando diez en total de retraso con respecto a Adam Yates, líder del Tour de Francia por aquel entonces.
Tanto el también colombiano Bernal como el español Rodríguez certificaron que se encontraban en mejor forma que Daniel Felipe. Pidcock se sumó a esa esperanza de estar bien arriba en la clasificación, aunque se hundiría en las rampas del Joux Plane. Daniel llegó hasta ellas, completó la etapa de Morzine, pero no tomó la salida en la dura etapa de Saint Gervais, la previa al día de descanso. Lo digno fue que estuvo en la fuga principal durante dicha etapa. Más de setenta kilómetros luchando por ser protagonista, algo es algo.
Tuvo un día de más lucidez camino de Laruns. También en la escapada, en esta ocasión solamente pudo firmar un séptimo puesto en meta. Fue alcanzado por el grupo de Tadej Pogačar y apenas pudo seguir la rueda de quienes remataron aquella escapada. Un rendimiento que dejó a las claras que el ciclista tenía actitud por estar presente en carrera, pero ninguna buena forma para hacerlo con ciertas garantías. No le tomó la medida a la carrera y cuando los Alpes empezaron a hacer estragos se marchó para casa.
Era su cuarto Tour de Francia, dos participaciones junto con la que corresponde a 2022 que resultan ciertamente decepcionantes. En ambas partió como uno de los nombres más destacados de esa segunda línea de favoritos. Ineos Grenadiers no es precisamente un equipo para esconderse o tener pocos recursos para luchar por objetivos importantes. El colombiano ha fallado en su estado de forma, también en su aproximación a la carrera. Una auténtica lástima porque sus condiciones son mu interesantes para las vueltas por etapas.
Después de dos decepciones de este calado, tal vez el corredor y el equipo se deberían plantear futuros objetivos. Las vueltas de una semana serían un buen objetivo, así como las otras dos grandes. En el Giro, con una participación más discreta y donde ya ha tenido el ciclista colombiano un buen rendimiento, puede tener una bonita oportunidad. Fue quinto el año en el que ayudó a Egan Bernal a anotarse la maglia rosa y de paso dio síntomas de tener mucho más que dar.
Si se hubiese lanzado en solitario en lugar de haber esperado en muchas ocasiones a su jefe de filas, el podio hubiese sido una realidad, aunque tal vez el primer puesto de su compañero en el Ineos lo hubiese dejado de ser. Calidad a raudales que no termina de manifestarse en la carretera. Algo deben pensar diferente para próximos cursos, aunque hay rumores de que el colombiano se marchará del equipo británico a final de temporada. Veremos…
Fotos: ASO