Mundial de Glasgow 2023: ¿lo ha hecho bien la Selección Española?

ó con elLo fácil es criticar a la Selección Española y a su seleccionador, Pascual Momparler, por la actuación en Glasgow. No quiere decir que no lo vaya a hacer. Es más, los resultados no han acompañado en Glasgow como no han acompañado desde que el valenciano heredase el arco iris de Valverde en 2019. Pero se debe hacer con tino, procurando ser justos con el momento del ciclismo español, de los ciclistas españoles y ver en perspectiva las herramientas y recursos con las que el seleccionador cuenta, si son abundantes o no lo son. Como todo, las valoraciones son subjetivas. Lo que no permite valoración es lo objetivo.

Y lo objetivo es que desde que la Selección está a su cargo, ningún ciclista ha superado el 8º puesto. Y fue Alejandro Valverde quien lo hizo. Si bien no es sencillo entrar en un selecto club para el que quizá los ciclistas españoles aún no estén preparados y que las circunstancias han hecho del suyo un mandato de transición, de camino entre la gloria de Valverde y las futuras glorias que estén por venir. Sentando bases o no, el trabajo intestino es poco visible habitualmente. Estrenó el ciclo precisamente en esta misma isla, unos cientos de kilómetros al sur, en el condado de Yorkshire.

En Glasgow sólo finalizaron dos ciclistas. Aranburu se clasificó 19º y al menos mantuvo la honrilla de entrar en el top 20. Por allí estuvo Ion Izagirre hasta que abandonó la carrera de forma repentina. En cuanto la carrera se puso seria y entraron en juego los buenos, no hubo nada que hacer. La conclusión es cristalina: los ciclistas seleccionados no estaban por condición o características físicas en capacidad de seguir las ruedas de esos monstruos. No creo que exista un solo aficionado que pueda reprochar eso al Seleccionador, quien por otra parte comentó antes de la carrera que la intención era jugar al ataque.

Salvo la valentía de Izagirre en algún punto concreto del inicio del vendaval que no cesó hasta meta y alguna salida a algún corte de Aranburu, el balance es igual a cero. De las cinco ediciones que se ha disputado esta carrera, sólo cuatro posiciones han separado el resultado de Glasgow del peor cosechado en este periodo post-oro de Valverde. Las sensaciones no fueron mejores. Las escapadas podían ser un papel a desempeñar. Cuando no tienes opciones de ganar o hacer un buen papel en la lucha por la carrera, al menos que se te vea. Si ése es el nivel de la Selección en estos momentos, ése puede ser el rol. Y en ese caso, ni un reproche.

Pero si se analiza un poco más a fondo, veremos que la Selección Italiana ha finalizado en décima posición con Alberto Bettiol, en claro desfallecimiento después del ataque que ha tenido en jaque a los favoritos durante una hora. Incluso si Bettiol hubiese abandonado, ¿no es mejor terminar con esa sensación la carrera? El conjunto transalpino tuvo la mala fortuna de perder a Matteo Trentin por un choque desgraciado con las patas de las vallas. Pero poco antes le vimos realizar un durísimo ataque. Unos kilómetros antes habíamos visto a bloque a los azzurros lanzarse en cabeza.

¿Es el nivel del ciclismo letón mejor que el del español? ¿Y el suizo? ¿Qué pasó con el estadounidense? ¿Y con el noruego? ¿Qué pasó con el alemán? ¿Y con el británico? Todos ellos clasificaron mejor a alguno de sus ciclistas y varios de ellos tuvieron una presencia en carrera muchísimo más importante que la de la Selección Española. Es aquí donde hay que dirigir la crítica. Si otros con menos hacen más, habrá que buscar la autocrítica. O las soluciones. Porque los problemas están y estarán.

Durante toda la retransmisión de la carrera los chats de ciclismo, las redes y las opiniones echaban humo. Los nombres más repetidos eran los de los ausentes, un clásico cuando las cosas no salen como se espera. La baja de Oier Lazkano no es culpa del Seleccionador. Hubiese sido una oportunidad única de medirle con estas bestias que pueblan el ciclismo. También se comentaba mucho la ausencia de Pello Bilbao, un hombre que viene de ser segundo en la Clásica de San Sebastián tras plantarle cara a uno de los protagonistas de Glasgow, Remco Evenepoel.

Que el vasco no esté a lo mejor no es ni decisión de Momparler, pero si el ciclista hubiese decidido así, se puede deber a la poca claridad que ha habido con este tema. Un ciclista perfecto para los largos esfuerzos y visto lo visto una de las mejores bazas. A lo mejor con él en liza tampoco hubiese servido para tener mayor protagonismo, el ciclismo son más factores, por supuesto. Pero nadie contempla jugar la final de una Champions League con los suplentes. Los mejores deben estar en el terreno de juego. Luego el resultado lo dirá el tiempo y el deporte, que es de todo menos una ciencia exacta.

La otra gran ausencia y que personalmente es la que más he echado en falta es la de Juan Ayuso. Sabemos que con él hay que ir despacio, que nos lanzamos a soñar y hay que dejar que todo siga su curso, su velocidad. Pero es inevitable pensar en un genio como Ayuso resistiendo a chepazos las arrancadas de Pogačar, o lanzándolas, quién sabe. El ciclista de UAE estaba disponible y declinó ser parte del equipo debido a su preparación de la Vuelta a España. Tampoco estaba Carlos Rodríguez, aunque el andaluz, tras el éxito del Tour y todos los actos y distracciones que tendrá estos días, complicado.

Sí que se ha perdido una oportunidad (una más) de que los mejores estén en la línea de salida del Mundial. En la era post-Valverde habrá que inventar otro recurso, buscar otro rol y ponerlo en práctica. La teoría y las justificaciones ya las sabemos de antemano. El problema es que se piensa en qué espera a la Selección Española en las próximas citas y no se puede ser muy optimista. Es un equipo que en la actualidad no genera ilusión ni esperanza no ya de conseguir resultados, sino de dar la imagen que se corresponde con la categoría del ciclismo español, que, con todos los respetos y el cariño, es más elevada de la que se está mostrando.

Foto: RFEC