Cicloturismo: la preciosa subida a Bianditz (Oyarzun)

El Collado de Bianditz (ver perfil) es un puerto muy constante, es un puerto bonito que atraviesa un hayedo magnífico y que tiene bastantes balcones que te permiten observar el paisaje en la lejanía. Hay vistas muy interesantes que llegan hasta el mar en días claros, sobre todo de los montes cercanos, muy bonitos como en todo el paisaje vasco. Lo bueno es que se sube bien, la pendiente no es excesivamente dura, aunque al principio agarra bastante hasta que terminas de coger el ritmo. En esos primeros kilómetros la ventaja es que el asfalto es mejor y eso lo hace más llevadero.

El porcentaje debe estar entre el 5 y el 6% en esa zona, algo bastante asequible si estás acostumbrado a rodar habitualmente. Después entras en el 7% y lo rozas constantemente, a excepción de los dos últimos kilómetros, donde ya baja un poquito. Más que bajar en sí, lo que hace es alternar falsos llanos y el asfalto en esa parte es muy rugoso. Hay bastante humedad y como pilles un día de calor, se puede hacer bola la subida. El puerto es bonito, permite mucho alivio en esos días de calor porque vas metido en una arboleda todo el rato, pero me gustan ese tipo de puertos.

Es un buen puerto para hacer en verano si estás acostumbrado a la humedad. Son 700 metros de altitud en la cima, iniciando a unos 30, con la cercanía del mar que ello supone. Desde Oyarzun son unos 13 kilómetros a la cima, si bien el inicio real se da pasado Altzibar y desde ahí no llega a 12. Insisto, se sube bien, se puede disfrutar. Porque además en cuanto al tráfico, es casi inexistente la molestia. Apenas un puñado de coches, motos o furgonetas. Cuando vas subiendo no lo percibes, pero al bajar te das cuenta de lo técnico que es. Es muy revirada, sin apenas rectas, que sólo suponen 200 metros.

El curveo es constante y la carretera tampoco es una autopista para trazar. Conviene ser conscientes de ello y tenerlo en cuenta. Para bajarlo rápido hay que ser muy habilidoso, porque las curvas se cierran mucho si vas rápido y te puedes encontrar ramas de los árboles o regalitos de las vacas que te pueden dar un susto si no vas pendiente, aunque en general la carretera está bien para el descenso. Si no tienes precaución o no tienes habilidad, te puedes ir al suelo fácil, así que ojo. Pero es entretenido, estás girando y trazando todo el tiempo, se hace corto. No es de coger mucha velocidad por ese motivo.

Es curioso, porque cuando coronas empiezas a bajar hacia el otro lado y parece que vas a llegar a algún sitio, a algún pueblo o algo. Si lo miras por Google Maps, verás que hay continuación de la carretera hacia Artikuzta, pero en mitad de la bajada hay una barrera que regula el tráfico en horas centrales del día para vehículos a motor. A partir de ahí, la carretera se estrecha bastante y es bastante rugosa, aunque el paisaje merece la pena, ya inmersos en suelo de Navarra. La subida discurre por Guipúzcoa, en País Vasco.

No se baja tan mal, porque, aunque ya aparece la gravilla, algún agujero que otro y notas el traqueteo de un asfalto que no está mal pero es viejo, está en buen estado. Esos dos o tres primeros kilómetros tras coronar sí que se nota la diferencia con respecto al ascenso. La buena noticia es que el descenso lo haremos por buen piso.

Fotos: High Cycling / Le Puncheur