Se retira Juanjo Lobato, el ciclista de Trebujena (Cádiz), un corredor que todos pensábamos se había especializado en el sprint y, sin embargo, no sabíamos que su resplandor se basaba en luchar contra corriente, en lugares donde su faceta principal no era la más habitual, opuesta en ocasiones a los principios y bases de los equipos de los que ha formado parte. No por su trabajo, impecable siempre, y por sus victorias, que con cuentagotas no han dejado de llegar en todos esos destinos de este viaje que termina con el 2023.
Si miramos la biografía de Juanjo nos daremos cuenta de que un trayecto de trece años de duración finaliza donde empezó. Sí, sus orígenes como amateur en Cantabria le han hecho finalizar en Euskaltel, que, además del concepto norteño y la cercanía geográfica obvia, poco o nada tienen que ver. Y es cierto que es un ciclista que se despertó como profesional en Andalucía. Aquel equipo que paseó el nombre de su Comunidad por toda España y medio mundo. Arrancó en 2010 esta aventura, pero sería en 2011 cuando este viaje diseñaría su primera gran estación.
El Circuito de Getxo de 2011 le serviría para debutar como ganador. No fue ante unos cualquiera. ‘Purito’ fue tercero aquel día, favorito como era a la victoria en la Vuelta a España que se iniciaba apenas un par de semanas más tarde, en la que Lobato debutaría en una gran vuelta. No ha disputado demasiadas en toda su trayectoria, con un total de siete apariciones. Su único dorsal en el Tour fue el 115, a la espalda del maillot naranja del Euskaltel. Un fichaje ya de por sí a contracorriente. Un andaluz en un equipo de espíritu vasco-navarro que buscaba puntos para seguir en la élite.
La gran polémica que estalló por el cambio en la política de fichajes no lo hizo en ningún caso por la adquisición del velocista gaditano, de calidad incuestionable y una incorporación que mejoró la versatilidad del grupo. La experiencia sólo pudo tener duración de una temporada, Euskaltel Euskadi desapareció, pero el relevo en su trayectoria no fue ni mucho menos peor. Su marcha al Movistar de Valverde y Nairo Quintana fue toda una sorpresa, de nuevo completando un perfil al que los telefónicos no prestaban especial atención. Con ese maillot se llevó dos etapas de su querida Vuelta Andalucía. Y una en el Tour Down Under, puede que su mejor triunfo.
En 2017 continuó el viaje, esta vez probando las mieles de un conjunto extranjero. El Lotto-NL Jumbo, el actual Jumbo Visma que domina el ciclismo, fue el destino elegido. Una aventura en la que pudo sumar su granito de arena con la victoria en una etapa del Tour de l’Ain. Siempre se le dio bien el Tour de Dubai, pero lo que más buscó, que fue una victoria en la Vuelta, anduvo cerca. En la meta de Tarragona fue segundo, por detrás del enrachado Matteo Trentin (a la izquierda, en la imagen superior).
Jumbo fue el salto previo a Japón en su combinación con Italia, ese Nippo-Vini Fantini que le permitió regresar al Giro de Italia. Un salto obligado y tardío por ser apartado del conjunto neerlandés por incumplir presuntamente las normas internas del equipo por la posesión de medicamentos (somníferos, reconocidos por el propio equipo como no dopantes) no facilitados por el equipo. Con su marcha a Italia, tuvo pie para ganar la Coppa Sabatini ante los locales y siempre difíciles Sonny Colbrelli y Gianni Moscon. Un país en el que no había ganado todavía y que se añadía a Chile, China, Bélgica, Australia, Dubái, Portugal, además de, por supuesto, España.
En 2020, sin saber aún la que se venía encima con la pandemia, regresó a casa, al origen, a su primer triunfo. Euskaltel Euskadi le volvía a abrir las puertas en una etapa mucho menos ambiciosa en el corto plazo, con un calendario más modesto, pero que le iba a permitir seguir disfrutando del ciclismo en un buen grupo. Triunfó en la pista con la victoria en el Campeonato de España de Ómnium, por añadir más variedad a sus registros, que ya no eran sólo los sprints selectivos con final llano o en una ligera cuesta.
Ahora, tras tres temporadas y media, dice adiós al naranja y al ciclismo profesional con un bagaje excepcional. Ha podido probar la élite del ciclismo y subirse al carro de diferentes equipos top. Qué más se puede pedir. Y lo deja siendo un ciclista muy apreciado. Siempre dejando un buen recuerdo entre sus compañeros, como ahora que finaliza este gran viaje por el ciclismo. ¡Larga vida!
Foto: Joao Calado / Volta Alentejo