Pogacar conquista ‘De Ronde’ por 2ª vez en 3 años.
La historia de este deporte se escribe últimamente en esloveno, y este pasado fin de semana tocaba grabar algunas palabras sobre el adoquín flamenco. Don Tadej Pogacar ganaba su 8.º monumento entre las míticas banderas amarillas con el León de Flandes, y sus muros adoquinados con rampas de hasta el 20 %. Le costó, eso sí; no fue tarea fácil dejar atrás a Van der Poel, Pedersen y Van Aert, pero lo hizo, a falta de 18 km para meta, en el último paso por el Oude Kwaremont, en la última gran oportunidad que tenía de romper la carrera e irse en solitario, como en 2023, el año donde se estrenó en este monumento.
El club de los 7
Pogacar se convirtió en el 7.º corredor de la historia en ganar Ronde van Vlaanderen con el arcoíris de campeón del mundo. Se une a un selecto club donde, como podéis imaginar, no hay ningún nombre malo:
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2024: Mathieu van der Poel
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2016: Peter Sagan
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2006: Tom Boonen
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1975: Eddy Merckx
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1962: Rik Van Looy
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1955: Louison Bobet

La importancia de anticiparse
A 108 km de meta, un grupo compuesto por Braet, Küng, Benoot y Ballerini saltaba del pelotón. Un poco más tarde, a 97 km de meta, otro grupo con Hermans, Hoole, Trentin y Ganna se anticipaba también. De todos estos hombres, Benoot acabaría siendo 6.º, Küng 7.º, Ganna 8.º, Ballerini 10.º y Trentin 22.º. A dónde quiero llegar es que, de haber afrontado la carrera de otra manera, seguramente todos ellos habrían acabado mucho más atrás. Y es que competirle de tú a tú a los Pogacar, Van der Poel y compañía es salir a perder desde el kilómetro 0. Por eso, aplaudo la valentía de todos estos corredores, que inteligentemente decidieron saltar del pelotón en un momento dado de la carrera e intentar otras tácticas y estrategias para sorprender a sus rivales o para acabar lo más adelante posible una vez llegasen a meta, como así acabó siendo para la gran mayoría.
El renacimiento de Wout van Aert
El ciclista belga de Visma nos volvió a ilusionar con su ciclismo. Wout sacó la casta de campeón y tiró de orgullo para aguantar hasta el final con los tres mejores clasicómanos de la actualidad (Pogacar, Van der Poel y Pedersen). Nos ofreció un espectáculo digno de los mejores gladiadores del pelotón, y todo ello tras el enorme golpe moral que había sufrido unos días antes en Dwars door Vlaanderen, con el milagroso triunfo de Powless al sprint. Quizá aún no está en su peak de forma, o quizá simplemente sea inferior a Pogacar y Van der Poel, pero verle a este nivel después de todo, peleando hasta el final por un puesto en el pódium, hizo sonreír a cualquier aficionado a este deporte. Van Aert ha disputado 17 monumentos, que incluyen 1 victoria + 6 pódiums y otros dos 4.º puestos. Quizá, visto lo visto, podemos afirmar en pleno 2025 que su mayor pecado ha sido coincidir con las dos bestias de UAE y Alpecin, que es exactamente lo mismo que le ha pasado a Mads Pedersen. Sin Pogacar y sin Van der Poel, estoy seguro de que tanto el ciclista danés de Lidl como el propio Van Aert tendrían por lo menos 2 o 3 monumentos en sus vitrinas.

Van der Poel es Flandes
Y por alusiones, toca hablar del Rey de Flandes, el único ciclista en la historia de esta carrera en lograr 6 pódiums de manera consecutiva. Van der Poel es Flandes. Flandes es Van der Poel. Pronto, el león negro sobre el fondo amarillo lucirá un reloj Richard Mille y conducirá un Maserati por los adoquines donde se ondea la bandera más icónica de las clásicas de primavera. El ciclista neerlandés de Alpecin tuvo un día complicado, como explicaría más tarde tras la carrera. Para empezar, se cayó a 126 km de meta, sin más incidencias ni complicaciones que el hecho de tener que remar junto a un compañero hasta el pelotón. Esa calentada que se pegó no estaba en el guion, y pudo pasar factura. Pero es que, además, luego nos enteraríamos de que su preparación para ‘De Ronde’ no fue la ideal, ya que tras la E3 Saxo Classic estuvo malo tres días, lo que sin duda frenó su puesta a punto. Pese a todo esto, demostró, una vez más, ser el único ciclista del pelotón en aguantar a Pogacar y sus explosivos ataques. De hecho, en algún momento parecía que se irían solos, como ya pasó en la Milano-Sanremo.
El infierno del norte este domingo
Hay historias que acaban en trilogía, y esta parece ser una de ellas. La 3.ª parte del duelo Pogacar – Van der Poel la viviremos este domingo en la París-Roubaix. A priori, terreno favorable para el ciclista neerlandés. Pero ojo, que otros candidatos como Van Aert, Pedersen o Ganna también tendrán algo que decir. Y es que Roubaix no es Flandes. Es una clásica de pavé, sí, pero incluso el adoquín habla otro idioma. Tenemos ante nosotros, posiblemente, una de las mejores ediciones de la historia, al menos sobre el papel, por la lista de participantes y por el estado de forma en el que llegan todos. Las últimas previsiones nos dan lluvia para la carrera. Y yo, pienso rezar cada noche de aquí al domingo para que se cumplan las previsiones. Quiero ver el arcoíris de Pogacar sucio, quiero ver a Van Aert y Van der Poel con la cara llena de barro como cuando corren ciclocross los meses de diciembre y enero, quiero ver a un italiano como Ganna preguntándose “¿Qué coj*nes hago aquí pudiendo estar en la Costa Amalfitana tomando el sol?”, y quiero ver a Pedersen llegando al velódromo con opciones reales a la victoria final, y levantar, por qué no, su primer monumento, el que merece una carrera como la suya.
Siempre digo que París-Roubaix es el monumento más salvaje, caótico, infernal y bonito que existe en el calendario. Es la carrera que nadie quiere correr, pero que todos quieren ganar. Este domingo, cancelad todos vuestros planes familiares, toca visitar L’Enfer du Nord.

Una reflexión final
Él aún no lo sabe, pero el hombre con gafas de sol tiene la foto de su vida. Y la tiene porque, al paso de una leyenda como Pogacar, decidió vivir el momento, guardar el móvil y animar con todo. No pasa nada por ir a un evento y hacer una foto o un vídeo, pero hay momentos para todo. Recordadlo siempre, estéis donde estéis. La vida es solo una, y cuando pasa por delante de nosotros lo mejor que podemos hacer es vivirla desde nuestro interior, con nuestros ojos, y no desde una pantalla.
Imagen de portada: Instagram @visualsofharry

Nacido un 16 de septiembre de 1990, Cedric Molina Gómez ensalza la imagen del ciclista de sofá, pero eso no le ha impedido amar este maravilloso deporte como cualquier otra persona. De ser un aficionado de las Grandes Vueltas en sus inicios, gracias a Ullrich, a serlo actualmente y sobre todo de las salvajes y siempre locas clásicas, gracias a Van der Poel.