No hay mejor presentación que la que puede hacer uno mismo, sobre todo cuando el control de tu propia biografía es el que debe ser. Jorge Sandoval es uno de esos nombres que no son excesivamente conocidos dentro del mundo del ciclismo. No es el director del Tour, ni el último director deportivo, ni el clásico ex ciclista de éxito en el Tour de Francia que se reinventa en un cargo representativo en la UCI. Sin embargo, la importancia de su trabajo por el ciclismo en el hemisferio sur está dejando un amplio legado, además de una historia rica en sucesos y con un alto contenido novelesco.
– ¿Quién es Jorge Sandoval?
JS: «Jorge Sandoval, nacido en Tomé, Chile, sufrió en carne viva el golpe militar en Chile 1973.
Encarcelado y torturado en su natal pueblo de Tomé, por ser partidario del derrocado Gobierno de Salvador Allende, Jorge Sandoval fue arrestado en 1973 frente a su desconcertada familia. Arrastrado a la comisaría, fue torturado durante ocho días mientras algunos de sus compañeros eran asesinados. De allí lo enviaron por casi 12 meses al centro de detención Rondizoni de la Isla Quiriquina.
A pesar de no saber inglés cuando llegó a Nueva Zelanda, Jorge se ha destacado por su desempeño como deportista, promotor de deportes y hombre de negocios, culminando con la condecoración como Miembro Honorario de la Orden al Mérito, otorgada por su Majestad la Reina Isabel II de Inglaterra en el año 2006. Un honor que muy pocos han recibido, quizás el único chileno, y seguro el único Tomecino.
Ha organizado las 32 vueltas internacionales ciclistas de Nueva Zelanda (UCI 2.2), Copas Mundiales femeninas de ciclismo y otros eventos en Nueva Zelanda y Australia. Ha representado a Nueva Zelanda como competidor y manager de selecciones nacionales en varios países».
– ¿Por qué Nueva Zelanda?
JS: «Después de 11 meses en el campo de concentración en Isla Quiriquina fui puesto en libertad a mediados de diciembre 1974, teniendo que firmar cada tres días en la oficina de policía local. No tenía permiso de salir de mi ciudad.
Un sábado junto a otros dos compañeros, firmamos temprano, y siete horas más tarde estábamos en Santiago para luego volar a Mendoza, Argentina. A nuestro arribo en Mendoza nos escondimos en un hotel por algunos días para después acudir a una oficina de Naciones Unidas a pedir refugio político. Estuve refugiado en Mendoza por 16 meses, siendo aceptado como refugiado y llegando en Nueva Zelanda el 26 de noviembre 1976».
– Amante del ciclismo desde…
«En mi país, como en la mayoría de Sudamérica, todos los jóvenes sueñan con ser futbolistas. Yo traté, pero, honestamente, no tenía la técnica para ser jugador, ¡era muy malo!. Cuando tenía alrededor de 12 -13 años recuerdo ver una revista de deportes con una foto de ciclistas en el Tour de Francia después de una rodada con sangre en la cara, piernas etc. y seguían corriendo, me impresionó mucho esa foto y desde ese momento me gustó el ciclismo.
Cuando era niño también veíamos llegar a nuestro pueblo la Vuelta a Chile, con ciclistas de varios países. Nunca pensé que años después yo llegaría a mi ciudad en la misma vuelta después de 13 años en exilio».
– ¿Cómo surgió la idea de la Cycle Classic?
«Cuando corría para un equipo en Wellington, teníamos siempre que viajar a otras ciudades a correr una vuelta o pruebas de gran envergadura. Un día en una reunión con los directivos del centro de ciclismo discutí y pregunté por qué ellos nunca hacían alguna prueba o vuelta decente. El presidente de la federación se indignó mucho y me dijo: “¡Sandoval! ¿Si tú crees que es tan fácil, por qué no lo haces tú?”. Me mordí la lengua y lo pensé, y al año siguiente organicé el primer Cycle Classic en Wellington».
¿Cuál era el objetivo?
«Mi idea al principio era demostrar a dirigentes que se podía hacer. También organizar carreras grandes en mi ciudad para que todos los ciclistas participaran. Nunca pensé que crecería tanto y, 36 años después, todavía lo sigo haciendo».
– Habéis tenido vencedores que, a posteriori, se convertirían en grandes corredroes, como McEwen, O’Connor… Pero no solo australianos o kiwis, también europeos como Bissegger. ¿Consideras que la categoría actual de la prueba es suficiente?
«Me siento muy orgulloso de lo que hemos logrado. En un principio los ciclistas extranjeros eran solo australianos, ahora desde hace tiempo hemos tenido ciclista y equipos de todos los continentes. Los primeros campeones mundiales profesionales que corrieron en Nueva Zelanda fueron Danny Clarke y Gary Sutton. Desde ese momento la prensa se fijó en mi vuelta con un poco más de respeto en este país donde solo se habla de rugby».
– Siempre sois los primeros en el calendario. Supongo que son las mejores fechas posibles para la carrera.
«Tenemos que empezar primeros en el calendario mundial para atraer equipos continentales que buscan en esas fechas del año carreras para participar. Además, los ciclistas profesionales de Nueva Zelanda están acá solo hasta fines de enero antes de partir a Europa a unirse a sus respectivos equipos».
– ¿Hay nuevos proyectos de future relacionados con la carrera?
«Tratamos de hacer cosas nuevas cada año. Yo nunca fui un ciclista excepcional, pero sé de ciclismo y qué esperan los ciclistas. Soy consciente que mi carrera es a principio de temporada, tengo cuidado en la ruta que elijo cada año, pienso en los escaladores, los velocistas y también en los rezagados. Son todos parte del evento y merecen mi respeto».
– ¿Cuál sería para ti un sueño cumplido?
«En los últimos seis años he tratado de convencer a compañías y gobierno de Nueva Zelanda de que necesitamos subir el ranking de la Vuelta a NZ a 2.1 para así traer algunos de los mejores equipos del mundo a mi cuidad.
Es mi sueño ver correr a ciclistas que se iniciaron acá, como mis amigos George Bennett, Dion Smith, Jack Bauer, y varios más. Tener la oportunidad de correr en Nueva Zelanda con sus respectivos equipos. Quizás este sueño se haga realidad antes de retirarme de este trabajo, el tiempo lo dirá».
– ¿Ves ciclismo? ¿Andas en bici actualmente? Háblanos un poco de estos aspectos desde tu perspectiva personal.
«Me siento a ver carreras europeas la mayor parte del tiempo en mi casa. En cada carrera que veo, siempre hay ciclistas que han participado en mi vuelta, me hace sentir orgulloso de mí y mi equipo de voluntarios que ayudan cada año.
El ciclismo ha cambiado mucho. No estoy de acuerdo con que los ciclistas usen radios y se les maneje desde el auto del mánager: qué hacer, qué no hacer, cuándo atacar, cuándo no hacer nada etc. Los grandes campeones de antes no usaban radios. También pienso que, en Grandes Vueltas, etapas de 280 kilómetros no hacen nada por el deporte o el evento. Pienso que es mejor a ese nivel mantener las distancias más cortas, más agresivas y pensar un poco más en el ciclista. Pero estas son solo mis opiniones, estoy seguro en Europa saben mucho mas de ciclismo que yo».
Fotos cedidas por Jorge Sandoval