Frenos de disco, ¿han venido para quedarse?

Muchas tecnologías han aparecido y desaparecido en el mundo ciclista. Algunas desaparecieron por normativa, como las ruedas Spinergy o los acoples Spinaci en las bicis de carretera, otros por inservibles o superados por mejores soluciones, como los pedales de clip o los cambios con levas en tubo diagonal. En los últimos años las marcas han estado introduciendo, de manera más o menos progresiva los frenos de disco. Que cuentan con ventajas e inconvenientes, como todas las tecnologías, el problema en este caso, es que los fabricantes quieren que los adaptemos si o si, y en hoy en día ya es casi imposible conseguir nuevos modelos de bicicleta con los tradicionales frenos a llanta.

¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de los frenos de disco y para quién son útiles? Pues antes de desarrollar los diferentes puntos y razonamientos os hago un spoiler: útiles en cicloturismo, totalmente inútiles y molestos en competición.

Veamos qué puntos consideramos para hacer este “juicio final”:

1-Frenado: vamos a dar por supuesto que, si los discos están bien dimensionados y son de calidad, el frenado es de mayor intensidad, que no progresividad, que en los frenos de llanta.

2- Comodidad: en los frenos a llanta la asistencia es nuestra propia fuerza en las palancas de freno, si tenemos que bajar puertos muy largos, como es el caso de los Alpes, acabaremos con manos y antebrazos agotados, y aún será más complejo si hace frio, el riesgo de tetanización es más elevado en los mecánicos a llanta, ya que los frenos a disco son de asistencia hidráulica (ni tenemos en cuenta la existencia de frenos de disco a cable, sin pistones hidráulicos, que supone lo peor de dos mundos) y nos va a requerir menos fuerza.

3- Calentamiento de las llantas y frenos: este es uno de los puntos conflictivos. En teoría en los frenos de disco se debía calentar menos, pero la realidad nos indica todo lo contrario. Se han tenido que desarrollar discos especiales o importarlos sobredimensionados del mountain bike, porque los de carretera resultaban insuficientes y alabeaban con el calentamiento.

4-Posibilidad de llantas de carbono más ligeras y de estructura asimétrica: en este caso los frenos de disco ganan claramente la partida. Las llantas para frenos de llanta tenia que dimensionarse teniendo en cuenta que las fuerzas de frenado se realizaban sobre ellas, con los discos las fuerzas se sitúan en el buje la llanta. Podemos realizar estructuras más ligeras y con menos carga por fuerza centrífuga, así como asimétricas, más adaptadas a la distribución real de fuerzas.

5- Peso del conjunto: no hace falta discutir mucho, claramente los frenos a llanta son mucho más ligeros.

6- Respuesta a condiciones atmosféricas adversas: los frenos de disco se ven mucho menos afectados por agua y barro, que los frenos a llanta. Aunque debemos tener en cuenta, que, tanto en seco, como en mojado, el factor más limitante de la frenada no son los sistemas de frenado, si no el grip de los neumáticos.

7- Complejidad mecánica y facilidad de mantenimiento: otro punto sin discusión posible, los frenos a llanta ganan claramente la partida. Todos hemos oído ruidos y roces en las salidas de los domingos o en las competiciones que se retransmiten en televisión.

8- Compatibilidad ente sistemas de frenado: los frenos a llanta son independientes de la llanta que se ponga, los ajustes suelen ser mínimos, anchura de llanta y altura de zapatas, si es que es necesario hacerlos. En los frenos de disco, la anchura de los mismos es diferente según marca. La supuesta compatibilidad en la realidad se convierte en ruidos y roces incontrolados.

9- Rápidez de cambio: los sistemas a llanta son mucho más rápidos, de hecho, en competición hoy en día, ante un pinchazo se suele cambiar bici entera. Los costes en bicis de repuestos se han incrementado exponencialmente.

Conclusiones y justificación del spoiler: si somos cicloturistas, con un solo juego de ruedas y nos gusta hacer puertos largos, sin duda los frenos de disco son lo más adecuado. Los discos no estarán doblados por golpes, ya que las ruedas no suelen desmontarse y montarse continuamente. La comodidad de frenada y efectividad con cualquier condición atmosférica nos garantizan salidas tranquilas sin sustos.

En competición se frena muy poco, debemos garantizar cambios rápidos en caso de pinchazo. Las ruedas sufren muchos golpes, los frenos de disco no son adecuados. Eso sin entrar en la discusión de si pueden o no ser objetos cortantes.

Obviamente los aficionados queremos lo que vemos en profesionales, sobre todo con el postureo que se ha afianzado entre nosotros en los últimos tiempos. Por ello si vemos carreras con pros en bicis de disco, pues los vamos a querer y las marcas lo saben. El cambio a discos ha sido un cambio impuesto y no necesario, pero así funciona el mercado. Definitivamente van a quedarse.

Fotos: Tuvalum / Merkabici