Un campeón mundial en el Tour de Flandes.

¿Debería convertirse el Tour de Flandes en el Mundial oficial de ciclismo en carretera?

Tras unos cuantos años viendo ciclismo, los gustos como aficionados van variando, como también va cambiando este deporte. He visto varias encuestas por redes sociales en las que se plantea cuál es la carrera más importante del año. Unos eligen el Tour de Francia. Otros Paris-Roubaix, también aparece entre los candidatos la decana, Lieja. Y, por supuesto, De Ronde van Vlaanderen, el Tour de Flandes, De Ronde a secas (y también sobre adoquines mojados). 

Estamos en pleno Ramadán, también al final de la Semana Santa. Las religiones monoteístas a veces “le rezan más” a sus profetas, santos, advocaciones de la virgen… quizá para que surja esa diversidad de gustos y opiniones. Unos lloran con la Macarena y otros con la Trinidad, unos son más de Jesús del Gran Poder y otros del Cristo de las Tres Caídas. Ahí están para invocarles y disfrutarles Van der Poel, Van Aert, Pogačar y compañía. Monoteísmo politeísta cada Domingo de Pasión ciclista.

Lo que nos dejan muchas imágenes y crónicas del pasado fin de semana es la sensación de que De Ronde, a pesar de no hacer «estación de penitencia» en el Kapelmuur, bien puede considerarse cada año el «Templo» o «Mundial oficioso» de ciclismo en carretera. Porque, a pesar de que es, como casi la totalidad del calendario, una prueba que se disputa por equipos patrocinados por marcas comerciales, los aficionados lo viven fijándose mucho en la nacionalidad de cada ciclista. El recorrido está repleto de banderas de todo el mundo, no solo a la Vlaamse Leeuw, el flamenco león negro, rampante y lenguado, sobre campo de oro.

¡Flandes era el domingo una fiesta!

44 de los 175 participantes eran belgas y, aunque 20 de ellos acabaron, se tuvieron que conformar con dos top 10 (Oliver Naesen 7º y Dylan Teuns 8º) y con el protagonismo en algunos momentos de otros ciclistas como Tim Wellens (12º) o Gianni Vermeersch (23º). Sin Van Aert, ninguno de ellos dio la impresión de tener opciones reales de victoria. Lejos quedan los tripletes de Achiel Buysse, Eric Leman, Johan Museeuw o Tom Boonen. Les queda la esperanza de que vengan tiempos mejores. El más prometedor posiblemente sea Lars Craps (Team Flanders-Baloise, 22 años, 53º), el flamenco más joven en conseguir llegar a Oudenaarde en esta edición. Y además tiene un nombre pegadizo y que encajaría muy bien en el palmarés de De Ronde en el futuro. Ahí me tiro el triple a medio o largo plazo por si suena la campana en la Chapelle Notre-Dame d’Oudenberg.

Con unas expectativas mucho menores, en España todos nos hemos emocionado viendo a Oier Lazkano (73º) en el Oude Kwaremont y a García Cortina (26º) en el Paterberg y camino del Koppenberg, en momentos decisivos de la carrera. A pesar de que el resultado final no fue especialmente bueno, el papel fue más que destacado teniendo en cuenta que solamente había otros dos españoles en liza, todos en el Movistar Team: los debutantes Carlos Canal (77º) y Albert Torres (DNF). Adrián Llopis destacaba el papel del asturiano: «Muy buen Tour de Flandes de Iván Garcia Cortina, ha sido una de sus mejores actuaciones en una clásica de piedras. Ha sido de los pocos que ha conseguido anticiparse y no ha estado lejos de lograr un buen puestoAsí lo vivían en casa del tertuliano Ramón Espinar: «Lazkano cerrando el hueco a Van der Poel ha puesto a pegar voces encima del sofá a mi hijo de 5 años y mi hija de 3.» Viendo la dureza del Tour de Flandes, uno valora aún más el histórico tercer puesto de Juan Antonio Flecha en 2008.

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También son tiempos complejos para el ciclismo italiano, que vibró con un Alberto Bettiol (EF, 9º) que dio la cara y peleó por el podio hasta la última recta de meta, recordando su triunfo en De Ronde 2019. La sorpresa, Luca Mozzato (Arkéa), que aguantó discretamente hasta esa recta en la que superó a todos los perseguidores de Van der Poel. El periodista Ander Izagirre vio la carrera por televisión desde Italia y así comentaba cómo se vivía allí: «Lo he visto en Italia. Mozzato sufría como un perro en todas las cotas, se quedaba, entraba, los locutores italianos lo han jaleado y al final han cantado su sprint a grito pelado

Alemania, por su parte, se plantó en De Ronde con 13 ciclistas y 9 acabaron. El podio de Nils Politt (UAE, 3º) es histórico, puesto que solamente otros 5 alemanes habían logrado un resultado igual o mejor; y, además, dos de ellos luego cambiaron de nacionalidad (el suizo Steffen Wesemann, ganador en 2004; y el australiano Heinrich Haussler, 2º en 2009). La alegría de Alemania fue la decepción de Australia, porque Michael Matthews, que había entrado 3º, fue descalificado por hacer un sprint final irregular.

Vimos por supuesto también banderas de Países Bajos para animar al favorito, al triple ganador Mathieu van der Poel. También a un par de jóvenes belgas, posiblemente más aficionados a la cerveza que al ciclismo, haciéndole cortes de mangas, que quizá obvian el dato de que el holandés Mathieu nació y vive en Bélgica… No justifiquemos la “herejía” en el Día Grande de nuestras “procesiones”, pero es lógico que en un día en el que el ciclismo es el centro de todo en Flandes, también se atraiga la atención de “paganos” a quienes esto de las banderas se les va de las manos.

Muchos otros países tenían en De Ronde a sus representantes con los que vibrar.

Los periodistas y aficionados polacos destacaban el papel de Kamil Małecki (Q36.5 Pro Cycling Team, 14º), un ciclista que estuvo en 2021 varios meses hospitalizado y sin saber si volvería a andar. Los estadounidenses, con solo tres representantes, se vieron con opciones que no tenían desde la retirada de George Hincapie: Magnus Sheffield (INEOS, 6º), Riley Sheehan (Israel, 13º) y, sobre todo, aunque finalmente se desfondara, Matteo Jorgenson (Visma, 31º), uno de los pocos que no echó el pie a tierra en el Koppenberg. Los eritreos jaleaban por supuesto a Biniam Girmay (Intermarché-Wanty, 59º), el único africano entre los participantes.

Dit heb je tot nu toe gemist in de Ronde van Vlaanderen 2024 | WielerFlits

A pesar de que faltaran algunos países en el escenario, lo que se vive en De Ronde es de tal intensidad que a uno le hace preguntarse si sería descabellado que se disputase por selecciones nacionales, como el Mundial o los Juegos Olímpicos. Es verdad que, por intereses comerciales, es muy poco probable que esto pueda producirse (no podrían ir los 44 ciclistas belgas y 6 equipos de esa bandera), pero creo que no hay escenario mejor para una carrera de un día que otorgase un maillot arcoíris. 

Cada año tenemos un mundial en un lugar del mundo, pero lo cierto es que muy pocos recorridos (¿alguno lo ha hecho?) pueden despertar la pasión entre los aficionados que genera el Tour de Flandes. En el resto del calendario del año, asumimos perfectamente que esto es un deporte de equipos de «marcas comerciales», pero algo tendrá De Ronde van Vlaanderen para generar en todos los países el deseo por la victoria de uno de los suyos y, a la vez, no dejar de disfrutar y aplaudir el espectáculo que dan todos, independientemente de su pasaporte. 

¿Y si se organiza un Tour de Flandes por equipos en primavera y otro por selecciones en septiembre? Sueños imposibles seguramente, motivados porque cada vez que acaba Flandes nos quedamos con ganas de más y sabemos que queda un año para poder volver a disfrutarlo.

Imágenes Cor Vos.

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