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Es Roubaix. Es especial. Es un infierno. Una carrera diferente. Muchos años de historia plasmados en un recorrido que se cuida con esmero. Un trayecto por el que diariamente pasan tractores, coches y demás. Un trayecto que representa vida. No lo olvidemos. Antes de analizar, merece la pena volver a 1985. Una breve entrevista a Theo de Rooij tras terminar la carrera:
Theo: «Roubaix es una mierda, esta carrera es una mierda, estás sufriendo todo el día como un animal, no tienes tiempo ni para mear, te lo haces encima. Pedaleas sobre barro, es una mierda».
Entrevistador: «¿Volverás el año que viene?».
Theo: «¡Por supuesto, es la carrera más bonita del mundo!».
Roubaix es eso. Es única. Es exigente. Más si cabe en una edición donde el barro y la dificultad técnica lo harán todo más difícil. No hemos de buscar lo que no es. Es una carrera que culmina en las duchas del velódromo de Roubaix, arrancando callos de las manos y cerrando heridas abiertas durante los diferentes tramos de pavés. Una prueba que parte desde Compiègne, como suele ser habitual, para finalizar en el velódromo de Roubaix 260 kilómetros después.
La jornada comienza «tranquila». Digo «tranquila», muy entre comillas, porque el viento y los diferentes movimientos han de permitirlo. Se rueda rápido al principio de Roubaix para atrapar una fuga muy codiciada. Una fuga que puede tener sus opciones de triunfo.
Después de 96 kilómetros, entramos en el primero de los tramos. A partir de ese momento, hemos de contar 29. Un comienzo más liviano que pronto se intensifica al alcanzar Quiévy à Saint-Python, el primer tramo de elevada exigencia.
Superado este punto podemos decir que la carrera de verdad, todavía no ha comenzado. Ese momento de dar el pistoletazo a los primeros movimientos de los favoritos, ese momento de saber si la fuga tiene opciones reales de llegar, esta a punto de alcanzarse. Un momento que empieza en Haveluy y acaba en Arenberg. Colocarse en Haveluy es imprescindible y de hecho, esta edición no solamente será ese paso y la posición hasta Arenberg, hay que sumarle la famosa ‘chicane’ que se va a superar justo antes de entrar al tramo. Un punto de conflictivo, donde debemos aún resolver dudas sobre su seguridad.
Superados los 2300 metros del Arenberg, nos encontraremos con otra carrera. La fuga habrá sido neutralizada, el pelotón estará fragmentado. Habrán ocurrido caídas y problemas mecánicos importantes. No hay descanso, los tramos continúan. El siguiente punto crucial se acerca, es Mons-en-Pèvele. Un tramo en el que hay dos aspectos a tener en cuenta: su exigencia en este momento de la carrera (a 45 km de la meta) y sus curvas. Es una zona de gran dificultad técnica, donde el barro se acumulará. Puede ser el momento perfecto para definir la carrera aún más y, sobre todo, un momento crucial para perder oportunidades de disputar la victoria.
Superamos el tramo, pero esto no ha terminado. Aún nos espera otro de los momentos cumbre de la carrera, quizás el último: Carrefour de L’Abre. El inicio es exigente, con curvas, antes de enfrentarnos a la larga recta final del tramo, donde normalmente se produce el último gran ataque. Es en este punto donde la carrera se define completamente.
Superamos este tramo, y quedan otros de menor dificultad. El emblemático paso por el espacio Charles Crupelandt, tramo dedicado al único ganador nacido en Roubaix. Este tramo precede al velódromo. El mítico velódromo. Pasamos por la meta, suena la campana. Una última vuelta para determinar al ganador de Roubaix. Es el momento de celebrar si llegas en solitario. Es el momento de luchar por la victoria si estás acompañado. Quien gane, tendrá un gran trofeo para celebrar.
Tramos de pavés:
Nacido en Valladolid un 19 de Septiembre de 1994, Sergio Yustos Fernández, apasionado de las dos ruedas y triatleta en sus tiempos libres, comenzó su andadura en Zona Matxin allá por 2012. Poco tardo en crear un proyecto como Road & Mud que estuvo dirigiendo entre 2013 y 2018. Después de unos años escribiendo previas y análisis de carrera en sus redes personales, ahora lidera este proyecto. Lo podéis escuchar también en el conocido podcast de El Maillot.