El final en Isola 2000 de la decimonovena etapa del Tour dejó un sabor agridulce en la afición. Aunque se impuso la lógica y Pogacar volvió a aplastar a sus rivales en la clasificación general, la repetición de estos episodios ha generado este sabor agridulce ante las exhibiciones del esloveno. Quizás se había creado una cierta expectativa de un último intento de Vingegaard. Al menos, así lo pudo parecer cuando tanto Jorgenson como Wilco Kelderman se filtraron en la temprana fuga del día. Pero las fuerzas dan para lo que dan. Como ya adelantábamos en nuestra anterior crónica, lo que había comenzado hace dos etapas era la lucha por el segundo puesto entre Vingegaard y el belga Remco Evenepoel. Jonas Vingegaard ya ha asumido, quizá desde hace días, que no tenía nada que hacer para desbancar al líder de su primer puesto en la general.
Así, cuando a falta de unos 9 kilómetros para la meta de Isola, Pogacar atacó desde el grupo de favoritos, Vingegaard ni siquiera intentó seguirlo. Se limitó a seguir la rueda de Evenepoel para defender su segundo puesto en la general. Matteo Jorgenson tenía camino libre para intentar obtener su primera victoria parcial en un Tour de Francia, cosa que tampoco consiguió Visma-LAB.
Tadej Pogacar ascendía por las rampas de Isola 2000 con una llamativa facilidad, como si estuviera realizando un entrenamiento. Como lo hizo en la pasada Volta a Catalunya y en el pasado Giro de Italia. En ningún momento su rostro denotó fatiga. Ni siquiera al llegar a la meta, donde se movió con una pasmosa facilidad pese a los esfuerzos realizados. Cualquiera diría que en ningún momento de esta temporada 2024, Tadej Pogacar se ha empleado a su máximo para derrotar a sus rivales. Y si lo ha hecho, debió ser en algún entrenamiento para alcanzar la forma física que ha exhibido durante este 2024. Nos pareció totalmente innecesaria la forma en que Pogacar rebasó a Jorgenson a falta de 2 kilómetros para la meta. No venía a cuento. Y esos detalles, si quien los ha sufrido está en algún momento en condiciones de cobrarse la factura, sin duda lo hará.
Llegados a este punto, Pogacar podría alegar que a él le hicieron cosas similares durante el pasado Tour de Francia 2023. Eso nos pone en perspectiva: Pogacar y Vingegaard, o lo que es lo mismo, UAE y Visma-LAB, llevan en guerra psicológica desde las postrimerías de ese pasado Tour 2023. Y esta guerra se mantiene. Porque en esta rivalidad entre el esloveno y el danés, lo mental ha jugado un papel muy importante, a pesar del buen rollo con que, sobre todo en el Tour del año pasado, ambos parecían desenvolverse.
En resumen, salvo accidente o hecatombe absolutamente inesperados, Pogacar ha sentenciado el presente Tour 2024. Queda por conocer quién se llevará a casa el maillot de lunares. Aunque Richard Carapaz lleva una ventaja interesante sobre Pogacar, los esfuerzos del ecuatoriano se le están comenzando a acumular. Nadie puede prever cuál será su rendimiento en la decisiva etapa del sábado en lo relativo a este maillot. No sería improbable que Carapaz se quedase a las primeras de cambio, visto su rendimiento en Isola, y acabase perdiendo su liderato en la clasificación de la montaña.
Por lo demás, en la etapa del jueves con final en Barcelonette, pudimos presenciar otra magnífica lucha por la victoria de etapa. Triunfo que acabó, de forma emotiva, en las piernas de Victor Campenaerts, que estrenaba así el casillero de victorias parciales para Lotto-Dstny durante el presente Tour. Una etapa que el propio Campenaerts señaló que se había marcado como objetivo desde la presentación del Tour 2024, allá en el otoño pasado. Fue un final un tanto sorprendente, en el que defraudó por lo inesperado el bajo rendimiento en el sprint final del ex campeón del mundo Kwiatkowski.
Raúl Ansó es pamplonés y cumple más de una década en proyectos como Road & Mud, Urtekaria, Desde la Cuneta, Planeta Ciclismo, High-Cycling y ahora Le Puncheur. El espíritu crítico y una visión siempre interesante sobre la actualidad, además de gran historiador del ciclismo.
