La Cobertoria está ubicada en el corazón de Asturias. El ‘8’ que conforman las carreteras que enlazan Pola de Lena (patria chica del gran Marce Montero) y Bárzana simbolizan el infinito de las combinaciones a realizar con estos puertos cuando se ubica en horizontal. Pero precisamente horizontal es lo que menos vamos a encontrar en este bello rincón del Principado. Hasta cuatro vertientes asfaltadas nos regala esta montaña, próxima a otros mitos asturianos, como Pajares, San Lorenzo, Ventana, Ermita del Alba, Gamoniteiro, Trobaniello o la bellísima Cubilla. Todas ellas combinables con alguna/s de estos ascensos hasta La Cobertoria.
Alta montaña pese a no encontrarse muy alta. Se corona este puerto a 1170 metros, que no parecen demasiados. El problema viene por la escasez de metros del punto de arranque (gran desnivel) y de longitud para llegar al a cima (gran pendiente). Las vertientes que empiezan en Pola de Lena las dejaremos para otra ocasión. Nos marchamos a Quirós para subir, además, con MTB a través de la nieve. Tenemos otras dos vertientes que sufrir y explorar. Porque entre la nieve son dos subidas completamente diferentes. Una aventura que no recomendamos a principiantes. Ni siquiera a expertos. Mucho cuidado si alguien quiere emular esta gesta. Si alguien se animase, la recomendación es que nunca sea en solitario y controlar todas las variables antes de ponerse en marcha y extremar la precaución. Conocer el puerto sin nieve de forma anterior ayuda para predecir.
Nos vamos a la base de esta montaña, a Santa Marina, en pleno concejo de Quirós. En esta coqueta, pero pequeña localidad arranca el ascenso a La Cobertoria por el oeste. Aquí empiezan dos de las caras más icónicas, como en los vinilos: la A y la B. La A es la más evidente, por la carretera general, y sube esos 700 metros de desnivel en apenas 8 kilómetros. El porcentaje medio es cercano al 9%, que ya son palabras mayores. Por la cara B tenemos 20 kilómetros de ascensión. Tendremos más irregularidad, también más tiempo de ascenso. El ying y el yang, vamos. Negro o rojo, apuestes a lo que apuestes, ganancia segura. Todo esto es sobre el papel, porque hay que añadirle la nieve a la literatura.
El gran Jorge Fonseca protagoniza esta auténtica odisea / locura. «¡Qué sería del mundo sin locuras!», dice nuestro amigo. Hablamos de una persona que ha ascendido a La Cubilla en más de 1.000 ocasiones. La experiencia de haber llegado al Gamoniteiro y al Puerto Ventana con nieve le animó a ponerse manos a la obra. La nieve llegó a las montañas astures y la única duda era elegir el destino, que entre tantos paraísos en esas tierras elegir es lo más complicado. Garantía de esfuerzo, garantía de disfrute. El lema ciclista por excelencia.
El resto, juzguen por las fotos. Impresionantes los paisajes espolvoreados por ese azúcar glas que es la nieve. No dan ganas de comerse el paisaje, al menos de momento. Pero tampoco de dejar de contemplarlo. La subida directa por la general tiene un carril abierto por las quitanieves que permite subir bien. Nada de tráfico, hay que estar loco para subir por aquí en estas condiciones salvo extrema necesidad. Nota mental. Hay que extremar el cuidado porque la nieve y el hielo se separan en apenas unos milímetros. Y pese a que nuestras ruedas no son finas, el resbalón y la gravedad pueden aportar un susto hasta al más equilibrista de la bici.
Las rampas de la carretera más conocida, la directa, se hacen más empinadas. Las piernas sufren, el tiempo pasa lento y se hace difícil mirar los paisajes en algunas fases. La atención está enteramente en la trayectoria. Casi siempre. Hay que ir parando porque en ocasiones los radios se llenan de nieve. Algún tramo, aunque nos sucederá más en la cara de Lindes, está cubierto por completo de nieve porque las máquinas no han pasado aún. O porque no son tramos prioritarios. En esas fases cuesta mucho más, como es lógico. Hay que prestar atención a la trazada, para evitar salirnos del camino y encallar nuestras ruedas en alguna cacera o desequilibrarnos. Es la desventaja de que en esos tramos todo sea blanco.
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Rutas hacia La Cobertoria
Las combinaciones son infinitas. Más aún si entramos en una combinación de las diversas caras de La Cobertoria. Si abrimos la mano a rutas que incluyan otros puertos, el abanico de opciones es directamente imposible de abarcar. Con solo las cuatro vertientes de este coloso enlazadas entre sí tendríamos una etapa de altísima montaña con cuatro puertos de primera entrelazados. A poco que se juegue con ellas y se añadan elementos, tenemos un reto cicloturista difícilmente superable con posibilidad de rutas circulares de gran dificultad. No recomendables para hacer con nieve, por cierto.
Vamos a esquivar Pajares por su gran tráfico y por formar parte de un valle que no vamos a tocar en exceso en esta ocasión. En esta primera ruta, más sencilla para aquellos que están iniciándose en este territorio del cicloturismo y las montañas, también para los que prefieran alejarse del tráfico, se sube dos veces hasta la cima. Primero desde Lindes y después por el Alto del Cordal. Los descensos se realizan por las vertientes de mayor tráfico. Como los tramos más veloces se realizan en bajada, es fácil que hasta vayamos a la misma velocidad que los coches. Aún así, cerca de 1.900 metros de desnivel en menos de 60 kilómetros. Palabras mayores.
En esta segunda propuesta vamos más allá. Ampliamos 10 kilómetros el recorrido y aumentamos a 3.280 metros de desnivel. Todo cambia cuando se incluye La Cobertoria desde Pola de Lena, por la vía directa. Pendiente constante y durísima durante unos diez mil metros. Coronamos, descendemos rapidísimamente hacia Santa Marina y ahí tomamos el cruce hacia la izquierda (bastante cerrado en esta dirección) para iniciar la subida por Lindes. Desde ahí, 20 kilómetros con falsos llanos, zonas más duras e incluso algún descenso empinado. Bajamos por Cuchu Puercu hacia Pola de Lena para comenzar el coloso, el Gamoniteiro.
Esta ruta es apta únicamente para cicloturistas en muy buena forma. Desde los parkings de Proaza con motivo de la Senda del Oso, que podremos utilizar para esquivar tráfico y rodar por estos valles. Empezamos en descenso buscando la durísima Cruz de Linares. Regresamos al punto de inicio y nos marchamos en dirección sur buscando las estribaciones de La Cobertoria. Descendemos por Lindes y enlazamos con Trobaniello, que tiene tramos en tierra y hormigón. Si las condiciones meteorológicas no acompañan, siempre podremos acceder al pie de Ventana y ascenderlo en su lugar. Lo bajamos y empezamos San Lorenzo, que tiene seis kilómetros finales durísimos. Buenas carreteras, varias de ellas con escaso tráfico.
Lo mejor de esta última opción es que siempre podremos rehacer la ruta. Si el cansancio viene a nosotros, damos media vuelta y todo es descenso hasta el parking de Proaza. Desde cualquiera de los puntos de la ruta, ojo. Que la comunicación entre los puertos se pueda realizar por la Senda del Oso es un plus de belleza y seguridad que se añade a la ruta.
Fotos: Jorge Fonseca
Altimetría: 39x28blog
Manuel es un amante del ciclismo nacido en Cuenca y residente en los alrededores de Madrid. A su ritmo, sus rutas le han llevado a recorrer medio mundo a lomos de su bicicleta. Comparte desde aquí sus experiencias y recomendaciones para cicloturistas.