De cuando La Vuelta pedía por favor a los equipos que participasen
La Vuelta a España siempre ha sido considerada la Cenicienta de las Grandes Vueltas, ya que su primera edición es la más reciente de todas, 1935. Aunque ocupe esa plaza, no hay que olvidar que otras pruebas querrían su estatus y no lo tienen y, año a año, el prestigio de la Vuelta crece y los corredores no desean ganarla una vez y olvidarse de repetir, si no que optan reiteradamente a su triunfo año tras año.
La Vuelta es ahora un objeto del deseo, y aún más, para aquellos que deben pasar una reválida anual por no haber conseguido triunfos anteriores. Pero no siempre fue así, la Vuelta debía pedir por favor a los equipos que acudiesen, normalmente ofreciendo mejores condiciones económicas y hosteleras a los equipos extranjeros, lo cual provocaba el lógico enfado en los equipos nacionales.
Podemos encontrarnos con años como el del triunfo de Freddy Maertens, 1977, en el cual solamente había 70 corredores disputándola de 7 equipos participantes, ¡suerte que no existía la limitación de ocho actual!
De las ediciones que corresponden al recuerdo de mi generación, a partir de los años 70, realmente se vivieron ediciones con participaciones muy limitadas, no llegándose a superar los 150 participantes hasta la edición de 1985, la que podemos considerar como la edición reina del ciclismo de equipos “exóticos”, donde fueron de partida 169 corredores de 17 equipos.
Tal vez deberíamos describir primero a qué tipo de equipos nos referimos con el apellido “exótico”; son aquellos provenientes de países no tradicionalmente ciclistas (en un tiempo pasado, ya que ahora, afortunadamente, los ciclistas profesionales y equipos son de cualquier nacionalidad). O equipos de componentes que ahora podrían considerarse de nivel aficionado. Normalmente, en el pasado, ambas cosas se juntaban.
Pero es justo reconocer el mérito de la organización de la Vuelta para acrecentar la participación. No solo lograba aumentar la nómina de participantes, si no que lograba llamar la atención sobre cómo rendirían equipos considerados entonces incógnita.
Revisemos la participación el año rey del exotismo, 1985, y el siguiente, 1986.
Equipos no “tradicionales” participantes en 1985
(Hay que aclarar que los que consideramos exóticos no tenían forzosamente un nivel medio inferior a los países tradicionales, especialmente belgas)
- Café de Colombia, con Fabio Parra como líder.
- Selección URSS (no Rusia, ¡URSS!, así de viejitos, perdón, veteranos, somos) con el esperado Ivan Ivanov, el rey del campo amateur.
- Lousa-Trinaranjus de Portugal, con Manuel Cunha como mejor exponente.
- Xerox-Philadelphia Lasers, de USA, cuando, usando el símil futbolístico (licencia que no nos gusta utilizar), en aquel país la veían cuadrada.
Equipos no “tradicionales” participantes en 1986
(Edición también con 17 equipos participantes y ganada por Álvaro Pino)
- Café de Colombia, con Fabio Parra de nuevo como líder.
- Ryalcao-Postobón de Colombia, con Omar Hernández como su hombre fuerte.
- Selección URSS, con Ivan Ivanov una vez más.
- Selección de Polonia, con líder impronunciable, lo llamaremos «Lord Voldemort».
- En esta edición no participaron nuestros amigos portugueses.
Sí, podemos considerar que hay equipos de relleno. Pero analicemos las bondades y la precocidad (visionarios) de la organización de la Vuelta para incluir esos equipos.
Los equipos exóticos colombianos como Café de Colombia (Varta Colombia en el Tour de 1984) y Ryalcao-Postobón ya estaban dejando de ser equipos “exóticos” y estaban entrando con derecho propio en el club de los países considerados como ciclistas. Aportaban a la Vuelta excelsos y espectaculares escaladores, que como todo el mundo sabe, es lo que más nos gusta en España. Un acierto incluirlos en el cupo de partida.
Selecciones de URSS y Polonia: Hay que recordar a los más jóvenes que antes el ciclismo se dividía perfectamente en dos ramas: profesionales y amateurs. Estos últimos, especialmente, de países del Este tras el Telón de Acero o de países satélites de la antigua URSS. El nivel de estos amateurs era extraordinario, y todos ardíamos en deseos de ver un enfrentamiento Hinault contra Serguei Soukhoroutchenkov (¡ufff!, difícil de escribir, mejor Voldemort) quién era el máximo exponente del ciclismo amateur contemporáneo al “Tejón”. Pero este enfrentamiento nunca llegó, porque la URSS no lo autorizó y cuando corrió en Europa del Oeste, en profesionales, ya era demasiado mayor.
Gran mérito de la Vuelta conseguir incluir a la Selección Soviética en 1985. Donde por fin los aficionados íbamos a ver cuál era el nivel de los amateurs del este (quien esto escribe fue acompañante de la Selección de URSS en la contrarreloj de Pal de la Vuelta 1985, ganada por Pacho Rodríguez). La Vuelta conseguía abrir al mundo a nuevos países ciclistas. Lo mismo podemos aplicar a la Selección de Polonia.
Equipo Xerox Philadelphia de USA. Sí, era un equipo de nivel bajo, pero ¡qué gran visión por parte de la Vuelta abrir el mercado norteamericano al ciclismo europeo! Esta acción, que en su tiempo se vio como mero relleno, fue el germen de la eclosión del ciclismo al otro lado del Atlántico.
Dejo, intencionadamente, para el análisis final a nuestros vecinos del oeste de la Península (con la pequeña cuña de que el otro vecino -Andorra- tuvo un participante en 1987, Emilio García Pérez, que logró acabar en la posición 57 y que lo hizo bastante bien en su debut). Portugal siempre ha sido la Cenicienta del ciclismo europeo, cola de león para entendernos. Pero su fama de ciclistas luchadores y duros es bien merecida, y todos sabemos que ganar la Vuelta Portugal no es tarea fácil. Los portugueses merecen sobradamente la inclusión de algunos de sus equipos en las grandes rondas ciclistas y, volveremos, al final del artículo, a reflexionar de para qué sirve la normativa actual de la UCI, que impide la inclusión de equipos “modestos” que después se convierten en auténticas joyas.
Volvemos a recordar que algunos equipos de países tradicionalmente ciclistas, como Bélgica, eran muchas veces más de relleno que los mencionados equipos exóticos, pero decir belga en ciclismo es como decir brasileño en fútbol.
Como conclusión he de decir que los equipos “exóticos” de la Vuelta venían para hacer relleno en su tiempo, efectivamente. Pero que había una gran visión comercial y de futuro que justificaba plenamente su inclusión. Y dejo para el final la reflexión que creo necesaria hoy en día: la ampliación de la nómina de participantes en las Grandes Vueltas.
Si la UCI ampliase la limitación de participantes en las tres grandes (y en más pruebas) podríamos volver a ver a pequeños equipos participando en estos eventos, lo cual contribuiría al desarrollo del ciclismo en los países tradicionales y en nuevos países que tienen todo por aprender. Tampoco habríamos visto las grandes gestas de Euskaltel en el Tour de Francia, ni el desarrollo del ciclismo norteamericano.
Es necesaria una gran reflexión y presión sobre la UCI y su papel real en la evolución del mundo de nuestro deporte favorito.
Foto: @ACampoPhoto
Xavier Palacios es más que un aficionado al ciclismo. Su pasión por la bicicleta le lleva a restaurar, cuidar el aspecto mecánico y haber ejercido como tal para algunos equipos. Desde su Andorra natal nos transmite sus opiniones sobre varias categorías del ciclismo: masculino, femenino, cicloturismo, historia…