El inicio de la edición 2024 de La Vuelta, anteriormente conocida como la Vuelta Ciclista a España, estuvo marcado por una monótona segunda etapa con final en Ourém. El fuerte viento en contra, sumado a la apatía de la mayoría de los corredores, fueron factores determinantes en el retraso de casi una hora con el que los ciclistas cruzaron la meta. Aunque el calor también tuvo su efecto, fue menos decisivo que en la siguiente etapa, donde el retraso acumulado fue considerablemente menor.
Sin embargo, el comienzo de La Vuelta fue bastante interesante. La primera etapa, con salida frente al famoso Monasterio de los Jerónimos en Lisboa, se desarrolló a lo largo de 12 kilómetros llanos en una contrarreloj individual, paralela a la desembocadura del río Tajo en el Atlántico, en una zona azotada por un fuerte viento. Carlos Rodríguez, ciclista de Ineos, declaró a RTVE que la fuerza del viento estaba al límite de lo aceptable para disputar una competición ciclista. Con el viento como principal preocupación tanto para los corredores como para los equipos, las decisiones sobre la hora de salida de los favoritos fueron variadas, y los resultados reflejaron esta disparidad. En un final emocionante, cuando parecía que ciertos tiempos no serían superados, se batieron, resultando en una «silla caliente» con corredores sucediéndose en la primera posición.
El estadounidense Brandon McNulty, del UAE Team Emirates, se vistió con el maillot rojo, superando por dos segundos a la gran sorpresa de la jornada, el checo Mathias Vacek, del Lidl-Trek. En tercera posición se clasificó Wout Van Aert, quien una vez más se quedó cerca del triunfo. Entre los favoritos a la general, el mejor clasificado fue el esloveno Primož Roglič, con dos segundos de ventaja sobre el ovacionado Joao Almeida.
Como mencionamos al inicio de esta crónica, la segunda etapa fue decepcionante. ¿Qué necesidad tenemos los espectadores de soportar etapas tan aburridas? ¿Es posible que las organizaciones hagan algo verdaderamente efectivo para evitarlas? Estos debates surgen cada vez que se producen etapas soporíferas, pero, lamentablemente, no suelen tener continuidad.
El autor de esta crónica recuerda demasiadas jornadas similares en la última década, que aún permanecen en su memoria. Los ciclistas de Kern-Pharma, Ibón Ruiz, y del Euskaltel-Kutxabank, Luis Ángel Maté, protagonizaron la típica escapada con el objetivo de dar visibilidad a sus patrocinadores. Una escapada prácticamente acordada y permitida por el resto del pelotón, una especie de tributo que los equipos invitados a La Vuelta deben a la organización para «salvar» este tipo de etapas. Una simbiosis de manual entre el organizador y los equipos invitados.
En la recta final, Wout Van Aert lanzó su ataque demasiado pronto. Tal vez, más que buscar la victoria, el belga intentaba asegurar el maillot rojo que las bonificaciones le otorgarían. Pero, como dice el dicho, más vale pájaro en mano… La ligera pendiente se le hizo cuesta arriba, y Kaden Groves, de Alpecin, se llevó la victoria. Un sorprendente Pau Miquel, a quien entrevistamos recientemente en Le Puncheur, logró el cuarto puesto en el sprint final.
La tercera jornada fue una repetición en cuanto a los equipos implicados en la fuga. La aquiescencia del resto del pelotón, en una etapa que no debía aportar nada a la clasificación general, volvió a ser evidente. Tanto Euskaltel-Kutxabank como Kern-Pharma enviaron cuatro ciclistas al frente, esta vez con doble representación cada uno. Luis Ángel Maté y Ruiz repitieron en la fuga, y el andaluz aprovechó la oportunidad para conquistar el liderato de la clasificación de la montaña. Xabier Isasa fue el último en ser alcanzado por el pelotón, a veinte kilómetros de la meta. Fue una jornada con temperaturas cercanas a los cuarenta grados, que añadieron un desgaste considerable a los ciclistas. Esta vez, el maillot rojo, Van Aert, finalmente superó a Kaden Groves en la línea de meta, con un interesante tercer puesto de Jon Aberasturi, de Euskaltel, quien había sido séptimo el día anterior en Ourém.
Foto de portada: Unipublic/Cxcling/Naike Ereñozaga
Raúl Ansó es pamplonés y cumple más de una década en proyectos como Road & Mud, Urtekaria, Desde la Cuneta, Planeta Ciclismo, High-Cycling y ahora Le Puncheur. El espíritu crítico y una visión siempre interesante sobre la actualidad, además de gran historiador del ciclismo.