De Sofía a los Cárpatos: Un viaje a través de Bulgaria

Este mes ha sido una verdadera montaña rusa para mí, con dos competiciones en Bulgaria que me han dejado agotado pero satisfecho: el Tour de Bulgaria y la Cup Doltcini – In the Footsteps of the Romans. Cada una de estas carreras ha traído sus propios desafíos y alegrías, y quiero compartir con vosotros cómo se desarrollaron.

El Tour de Bulgaria comenzó en la vibrante ciudad de Sofía, con un prólogo corto pero exigente de un kilómetro en el corazón de la ciudad, sobre adoquines que hicieron de esta etapa una verdadera prueba de explosividad. Mi actuación en esta primera jornada fue modesta, pero el recorrido del Tour apenas comenzaba. Desde Sofía, nos dirigimos hacia el este, atravesando paisajes variados hasta llegar a Burgas, en la costa del Mar Negro.

Las dos primeras etapas estuvieron marcadas por un calor asfixiante y por finales en puertos largos de entre 15 y 20 kilómetros. Estos días me exigieron al máximo, luchando por meterme en las fugas, pero sin conseguir entrar en la escapada correcta. A pesar de mis esfuerzos, los resultados no fueron los mejores, y mi actuación fue más bien discreta.

El tercer día nos enfrentamos a una etapa en carreteras abiertas y anchas, con vientos que formaban abanicos desde la salida. La etapa terminó en un sprint reducido, y logré finalizar en el segundo grupo, un resultado aceptable dadas las circunstancias. Luego vino la cuarta etapa, la más larga del Tour, con 215 kilómetros de puro esfuerzo. Me sentí fuerte y logré mantenerme con los mejores hasta los últimos kilómetros antes de coronar el puerto final. Aunque me quedé a pocos metros de entrar en el grupo de cabeza, terminé satisfecho con mi desempeño.

Tras el Tour de Bulgaria, apenas tuve tiempo para descansar antes de comenzar la Cup Doltcini – In the Footsteps of the Romans, también en Bulgaria. Fue en esta carrera donde, al revisar la lista de salida, me di cuenta de que era el corredor más veterano. Lejos de desanimarme, esto me motivó aún más, ya que sabía que aún podía competir al nivel de los jóvenes ciclistas.

En la primera etapa de la Cup Doltcini, me sentí especialmente fuerte y logré entrar en la fuga principal junto a otro corredor. Mantuvimos nuestra ventaja hasta diez kilómetros antes de la meta, donde finalmente nos alcanzaron. Sin embargo, mi compañero de equipo Alín ganó al sprint, y yo logré entrar entre los veinte primeros. Fue un día en el que pude ser protagonista, como tanto me gusta.

El segundo día de la Cup Doltcini, nuestro objetivo era defender el liderato, y aunque solo éramos cuatro corredores de nuestro equipo, trabajamos perfectamente juntos. Controlamos la etapa y logramos llevarnos la victoria general a casa. Además, conseguí mantenerme en el top 20 de la clasificación general, lo cual fue un logro considerable, teniendo en cuenta el esfuerzo realizado.

Ahora, después de estas intensas semanas, puedo decir que cada kilómetro recorrido ha valido la pena. Estas carreras en Bulgaria no solo me han permitido medir mi resistencia física, sino también me han recordado por qué amo tanto este deporte. ¡Ahora, a por los próximos desafíos!