A menudo, a los toledanos se nos conoce como «bolos» y aunque hay varias teorías acerca de ello, hoy no es momento de abordarlas. En alguno de los pliegues de la piel de esta provincia manchega encontramos comarcas o pueblos que suelen tener denominaciones más concretas. Centrémonos a fondo en un pliegue toledano, pequeño, pero que limita hacia el este con la provincia de Ciudad Real. Según la tradición, se dice que «La Chela» era una conocida mesonera dueña de una posada junto a la cual nació la localidad de Villafranca de los Caballeros. De ahí que a sus habitantes se les denomine «cheleros».
En dicha localidad, entre lagunas y molinos, nació en 1999 un hidalgo a quien decidieron llamar Javier, y que obtendría el apellido Romo. Vamos a convertir a Javi Romo, el hidalgo de esta historia, en caballero, pero esta vez cambiando a Rocinante por una Canyon.
A sus 26 años, el «torero» se ha convertido en una de las grandes promesas del ciclismo español. Su trayectoria, aunque relativamente corta, no está exenta de esfuerzo y talento. Curiosamente, Javi no empezó en el deporte de alto nivel como ciclista, sino como triatleta, donde ya demostraba que sus condiciones estaban muy por encima de la media. Su rendimiento estaba entre los mejores de su edad, en 2017 fue 9º en el mundial junior y en 2018, como absoluto, ya era 4º de España. Sin embargo, el destino lo llevó al ciclismo, y en 2020, tras ser descubierto por otro paisano, Oscar Sevilla, se animó a probar en el ciclismo. Tal era su nivel que en tan solo su tercera carrera como ciclista se proclamó campeón de España sub-23 en ruta. Ese triunfo fue el comienzo de todo.
Gracias a esa épica victoria el Baqué se fijó en él y esos últimos meses de 2020 los disputó en sus filas. Javi Romo enseguida llamó la atención de equipos importantes y puso rumbo a tierras kazajas. Durante tres años en Astaná dejó pinceladas de lo que estaba por venir: un 5º puesto en la general de la Settimana Internazionale di Coppi e Bartali que se adjudicó un tal Jonas Vingegaard y 2º en una etapa en la que solo el danés pudo con él fueron sus primeros resultados destacados en 2021.
Era pronto y se trataba de un corredor que necesitaba más maduración de lo normal al venir de fuera del ciclismo. El principal hándicap en su contra fue no saber rodar en un pelotón como lo hacían otros ciclistas más acostumbrados. Pero era época de aprender, caerse y levantarse. Por esto 2022 fue un año algo más complicado para él y su mejor resultado fue un 24º en la general de la Volta a Catalunya.
En 2023 Javi afrontaba su último año de contrato, además los rumores sobre Astaná y la fama de sus dirigentes no eran los mejores. Sospechas de impagos, que nunca se supo si eran ciertas o no y que daban poca seguridad de puertas para afuera. Ese año empezó mejor para Javi Romo, dejándose ver en Valencia y París – Niza en sendas fugas de nivel. De repente, desapareció del mapa. Una fractura en el maxilar durante la Itzulia tras una caída y la pérdida de líquido cefalorraquídeo a raíz de la perforación nos dejaron sin el toledano unas semanas, que se convirtieron en meses.

Tras estos meses fuera del radar del aficionado nos llegaron sus mejores momentos sobre la bicicleta del Astaná. Un 7º en la Vuelta a Burgos con una subida espectacular al Picón Blanco, donde además se llevó el título de mejor joven, le abrieron las puertas de participar en su primera grande. Semanas después llegaría su debut en la Vuelta a España donde un gran inicio le hizo situarse 2º de la general tras la etapa 2, demostrando un gran estado de forma y entrando en tres fugas la primera semana de carrera. Lamentablemente tuvo que abandonar tras 9 etapas y no pudo completar su primera vuelta de tres semanas.
Este gran rendimiento y sus expectativas de evolucionar en un corredor mucho más potente provocaron su llegada a Movistar en 2024. Esto trajo consigo nuevas oportunidades y ya en su primera temporada dio que hablar con un sólido 9º puesto en la Volta a la Comunitat Valenciana o su enorme Dauphiné, donde acabó 12º de la general y se le vio en montaña con los grandes de la carrera. Gracias a este inicio de año fue elegido para el equipo telefónico del Tour de Francia. Por fin debutaría en la mejor carrera del mundo.
Allí fue protagonista de varias fugas, siendo 7º en una de las etapas. Además llegó a estar por momentos en el top 20 de la carrera. Acabó por fin su primera grande y en un más que meritorio 23º puesto. En el seno de Abarca empezaban a ver que quizá había que empezar a darle más galones y dejar de ser el típico gregario. Acabó el año con un 4º y un 7º en dos de las típicas clásicas italianas que terminaron por demostrar el enorme ciclista que podía llegar a ser.
En esta parte tocaba hablar de su pasado, pero ahora nos toca afrontar el futuro más inmediato. Ha sido en este 2025 donde el joven ciclista ha dado un paso adelante definitivo. En el Tour Down Under, en Australia, acaba de lograr su primera victoria profesional al llevarse la tercera etapa y alzarse con el liderato de la carrera. Ver a Javi Romo cruzar la meta como ganador, ver al «torero» mover la primera ficha de su ábaco, es una grandísima noticia para el ciclismo español. Su victoria y su crecimiento año tras año demuestran que es alguien que ha trabajado duro para estar ahí.
Aunque Romo no logró mantener el liderato hasta el final, y terminó cediéndolo al ecuatoriano Jhonatan Narváez, demostró que su lugar está entre los mejores. Más allá de los resultados, lo que queda es su ambición, su lucha constante y el aire fresco que trae al ciclismo español.
Tirando de la estadística que menos le gusta a los puristas, la de los puntos UCI, Javi ha conseguido en esta semana 500 puntos UCI. Esta cifra ya supone su mejor dato desde que es profesional, superando con creces además los 376 que consiguió esta pasada temporada.
Javi Romo no es solo un nombre más en el pelotón; es la esperanza de una nueva generación de ciclistas. Un joven que está construyendo su historia utilizando como base los valores del esfuerzo, el sacrificio y la ilusión de seguir creciendo. Sin duda, una parte del futuro del ciclismo español comienza a recaer sobre sus hombros. Pero por el momento, tendrá unos días para disfrutar de este primer envite del año en el que ha salido por la puerta grande.

Alberto aterriza en Le Puncheur por elección propia después de haber dirigido durante 6 años otro proyecto relacionado con el atletismo. Deportivamente dedicado a la marcha atlética, pero apasionado de ciclismo desde que tiene uso de razón, este Toledano viene a darnos su punto de vista siempre desde el lado mas objetivo posible.