Ponemos la lupa sobre Édouard Claisse

Édouard Claisse

Édouard Claisse ha sido uno de los nombres propios de este inicio de temporada. Tres victorias en seis días de competición, exhibiciones en la Bernaudeau Juniors y el Gran Premio San Vicente Ruta, y una forma de correr que no deja indiferente. Precisamente por eso, su segundo puesto en la primera etapa del Tour du Bocage et de l’Ernée 53 es el momento ideal para hablar de él. No ganó, pero estuvo ahí, peleando hasta el final en un sprint de tres donde Thibaut Van Damme se llevó la victoria. No siempre se puede ganar, pero lo que ha hecho hasta ahora deja claro que hay que seguirle de cerca. De hecho, ya hablo mi compañero Alex en este principio de temporada de él como uno de los corredores a vigilar. 

El ciclismo le viene de familia. Su padre, Joël Claisse, fue ganador del Circuito Franco-Belga en 1988, y Édouard ha seguido sus pasos con determinación. Aunque todavía es temprano para saber si podrá llegar tan lejos, su evolución hasta ahora ha sido prometedora. Él mismo se define como un escalador con vocación de vueltómano, aunque reconoce que a veces le falta paciencia en carrera. Esa forma de correr ofensiva es parte de lo que lo hace interesante de ver: siempre busca estar en la pelea.

Édouard Claisse junto a Wout van Aert hace unos años | Imagen RTBF
Édouard Claisse junto a Wout van Aert hace unos años | Imagen RTBF

Intermarché supo verlo y lo fichó antes de que equipos como AG2R o Bahrain pudieran hacerlo. Lotto también lo tenía en el radar, pero el equipo belga se adelantó para apostar por su crecimiento. Claisse ha respondido con victorias importantes en este inicio de temporada. En el Gran Premio San Vicente, llegó en solitario con más de dos minutos de ventaja sobre sus perseguidores en la prueba en ruta. En la Bernaudeau Juniors, rompió la carrera con una escapada en solitario desde bastante lejos de meta; Y en el Gran Premio Phalempin, se impuso en un sprint cerrado ante Cas De Smeyter, demostrando que también sabe resolver en llegadas ajustadas. Sus dos exhibiciones, las dos primeras, lo están de momento dejando en la primera fila del panorama junior esta temporada. 

En su primer año como junior, tuvo una racha más discreta en la mitad de la temporada. Pero cerró el año con buenas sensaciones. En la Philippe Gilbert Juniors volvió a estar entre los mejores, y en el Mundial de Zúrich terminó undécimo, siendo el tercer mejor corredor de primer año. Ese resultado le dio confianza y mostró que puede rendir en citas importantes.

El 2025 está llamado a ser su año de consolidación. Hasta ahora, su calendario le ha permitido brillar, pero las pruebas que tiene por delante suponen un reto mayor. El Campeonato de Bélgica contrarreloj será una primera gran prueba para medir su progresión. Luego vendrán carreras como la Course de la Paix, donde tendrá que enfrentarse a los mejores juniors del pelotón internacional, y el Tour du Valromey, un escenario perfecto para medir su capacidad en la montaña y ver si su ambición de vueltómano empieza a materializarse.

Más allá de los resultados, lo que hace que Claisse sea un corredor a seguir es su forma de correr. No espera, no especula y no tiene miedo de intentarlo. En un ciclismo donde la calculadora manda cada vez más, ese tipo de actitud es refrescante. Queda por ver hasta dónde puede llegar, pero si hay algo claro es que su nombre seguirá sonando en los próximos meses. Bélgica sigue buscando un líder de futuro y, aunque el camino es largo, Claisse tiene todo para ser ese corredor que haga ilusionar a su país en las grandes vueltas.

 

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