De forma oficial, está claro el número de Tours que el español Alberto Contador conserva en su palmarés: son dos, los de 2007 y 2009. El de 2010 fue el que le arrebataron algunos meses después de vestirse de amarillo en París. Fue por aquel famoso caso del clembuterol y toda la polémica que trajeron los recursos y contranálisis, así como lo tardía que fue la sanción por parte de los organismos competentes. Un Tour arrebatado al español, sí, pero que muchas personas siguen considerando suyo, asignándole al madrileño nueve victorias en grandes vueltas, contando esta del Tour de Francia y su segundo Giro de Italia.
Bien es cierto que ese Tour lo ganó en la carretera. Llegó a París de amarillo por haber superado al luxemburgués Andy Schleck en la clasificación general. Y lo hizo porque, además de mantener a raya al escalador del equipo danés CSC, le pudo quitar tiempo en la etapa que llegaba a Bagnères-de-Luchon. Aquella subida al Port de Balès, en la que el entonces maillot amarillo sufrió una avería mecánica, fue determinante a la hora de decantar el Tour. El amarillo pasó a las espaldas del español debido a que este atacó en el momento del suceso, algo que no gustó mucho a sus rivales.
En 2009, la victoria llegó de forma aplastante, siendo el más fuerte del pelotón de lejos. En cambio, hasta que esa superioridad se pudo plasmar en la 14.ª etapa, se vivieron momentos altamente tensos en el seno del Astana, equipo que hacía convivir a Alberto Contador, pero también a Lance Armstrong. Aquella división provocó una ruptura absoluta una vez finalizado el Tour, de modo que unos ciclistas se marcharon al RadioShack de Armstrong y otros continuaron en Astana con el madrileño, que fueron los menos. Un Tour tenso, donde el español dormía con su bicicleta en la habitación por miedo a los sabotajes. O eso cuenta la leyenda.
Pero no exento de polémica, desde luego. Contador, eso sí, fue el indiscutible ganador de aquel Tour, pese a todo el viento en contra que tenía y al que finalmente pudo vencer. No sería fácil tampoco la edición de 2007, en la que, de nuevo, la polémica envolvió al gran protagonista de la carrera. El maillot amarillo era el escalador Michael Rasmussen, danés y en un gran estado de forma.
Con el avance de las etapas de montaña, se vio que el líder no era casual y que iba a ser complicado bajarlo del primer puesto. Llegó a pasar los Pirineos con una amplia ventaja de cara a la contrarreloj final, donde un escalador tan delgado debía sufrir para conservar la primera plaza.
Al existir incoherencias entre el paradero indicado por Rasmussen a los organismos competentes y una revelación de un comentarista de televisión, Rabobank invitó al maillot amarillo a abandonar la carrera. Una vez hecho esto, el maillot amarillo fue a parar a Alberto Contador, que a sus 23 años se proclamaría campeón del Tour de Francia. Un logro que se computa en el palmarés, pero que tiene el asterisco de haber vivido toda la fase importante de la carrera con el ciclista danés de amarillo y con Contador siendo incapaz de batirlo, pese a que lo intentó en repetidas ocasiones.
Son las únicas tres ediciones en las que el pinteño estuvo para ganar y ganó. En las tres sucedieron hechos extraños que alteraron los acontecimientos y, en dos de ellas, se puso en cuestión su victoria, si bien en 2010 se le arrebató por el positivo durante la celebración de la carrera. Para muchas personas, son tres las victorias del español en el Tour; han sido las que se han vivido, es cierto. Pero, de manera oficial, han sido dos, y como tal consta en todos los recuentos de ganadores.
*Artículo rescatado de Highcycling.com

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