La New Zealand Cycle Classic y la resistencia de Jorge Sandoval

Este miércoles 5 de enero arranca la temporada 2022 de carretera. Cierto es que aún lejos de los focos de lo mainstream, pero en un lugar y con una prueba que merece reconocimiento. La New Zealand Cycle Classic (anteriormente Tour de Wellington) alcanza su 35ª edición, resistiendo los difíciles años de la crisis pandémica que tan largos se nos están haciendo.

Prueba 2.2 del calendario del UCI Oceania Tour, suele ser territorio de los ciclistas de las antípodas, dando la oportunidad a muchos clubes y conjuntos de la zona a participar en una prueba puntuable para los rankings internacionales. Esa cierta endogamia, valga la expresión, ha ayudado a mantener su propia burbuja y resistir en el calendario, algo de lo que sus hermanas mayores australianas no pueden presumir, pues ya encadenan dos ediciones consecutivas con aplazamientos y suspensiones.

Pese a ser una carrera poco conocida en Europa y con ese aroma a pretemporada exótica solo apta para los yonkys del ciclismo de ruta, ha sido y es caldo de cultivo de ciclistas muy interesantes, y ha visto pasar por su palmarés a futuras figuras del ciclismo oceánico y mundial. Si nos vamos al libro de oro de los vencedores de la general, encontramos nombres muy reconocibles como los de Robbie McEwen en 1995, Julian Dean en 1999, George Bennett en 2011, Jay McCarthy en 2012 o Ben O’Connor en 2016.

Una nómina que se amplía si miramos triunfos parciales, con grandes como Greg Henderson, Richie Porte, Michael Matthews o Stefan Bissegger. También la pasada edición vimos brillar a un Finn Fisher-Black que está llamado a hacer grandes cosas en años venideros, y que en 2021 protagonizó uno de los movimientos de mercado más interesantes por su componente de “Guerra Fría” entre potencias ciclistas, pues fue “arrebatado” por UAE a Jumbo-Visma. En la edición de 2022 contará además con la presencia de corredores WorldTour que vestirán el maillot de la selección nacional, como George Bennett, Sam Bewley o Shane Archbold.

En lo que se refiere al recorrido, resulta paradójico y al mismo tiempo atractivo que la primera etapa, inaugurando el 2022 rutero, sea una contrarreloj por equipos. Una disciplina cada vez más relegada a lo anecdótico y que sirve de prólogo para una distancia mínima de 10 kilómetros. Etapas cortas, como es propio del momento de la temporada y el nivel de participación, con jornada reina el penúltimo día con triple paso y meta en Wharau Hill (el Willunga Hill del ciclismo kiwi). El fin de fiesta se celebra en un circuito en “la pequeña capital más genial del Mundo”, Wellington, que atrae a muchísimos espectadores.

En la fantástica página web oficial del evento se puede ver el interés didáctico y de promoción del deporte que tiene la organización. Además de una información muy completa de la prueba, nos encontramos una sección muy recomendable que explica cómo funciona una carrera por etapas, explicando conceptos y vocabulario ciclista para aquellos que se adentran por primera vez en el mundillo. Además, se establece la posibilidad de rodar con tráfico cerrado por el circuito de la última etapa antes que los profesionales, animando a la población a llenar de bicicletas la capital neozelandesa con la “Wellington Golden Mile”.

Por si fueran pocos estas las razones para atender a esta competición que abre el año ciclista, aun nos queda presentar al responsable de sacar adelante esta bonita prueba, el director y fundador Jorge Sandoval. Una personalidad del ciclismo kiwi con una biografía más que interesante. De origen chileno, sufrió en sus propias carnes la represión política del salvaje dictador Pinochet. Estudiante políticamente activo, sufrió un arresto y torturas a los 15 años, solo un mes después del golpe de estado y asesinato contra Salvador Allende en 1973.

Represaliado e internado en un campo de concentración, se vio obligado a huir a Argentina y a separarse para siempre de su familia. Finalmente logró asilo político en Nueva Zelanda, la que se convertiría en su nueva patria. El ciclismo, por el que sentía pasión desde niño, le acompañó en su nuevo destino, y gracias a él pudo volver a visitar su tierra en 1988, compitiendo en la Vuelta a Chile.

Un refugiado que se convirtió en alma mater del ciclismo en su país de acogida, del que se siente ahora orgulloso y en el que se ha arraigado, convirtiéndose además en una figura fundamental en el deporte oceánico, organizando otros eventos como las Cycling Series NZ, en las que ciclistas desde sub23 a master pueden vivir la experiencia de la competición de ruta; o el Tour de Amigos, una experiencia turística en bicicleta para conocer Chile, en la que se unen las dos patrias de este ejemplo de constancia y valores que es Jorge Sandoval. Una labor por el deporte neozelandés que le valió recibir la orden real del mérito de este país (MNZM).

Foto: Dave Lintott