Sarah Gigante: gigantes no son ya solo los del basket

Hace ya un par de años que no acostumbro a hacerlo. Quizás hayan mejorado mis compañías. Quizás sean meras casualidades de la vida y siga siendo el mismo «ínclito» o uno aun peor que el que antes era.

Pero cuando el «tipiquísimo conocido o amigo», que ni siquiera se aventuraba a montar en bicicleta, me inquiera por la velocidad media de mi último entrenamiento o salida y, dada mi indiferencia por esta métrica tan subjetiva y nimia, tenía que recurrir a mi dispositivo móvil para despeñar una cifra que allanara sus ansias de sabiduría mezquina, era entonces cuando yo me veía obligado a recurrir a mi talismán, mi fábula de la colina.

Frente a la cara de desconcierto y voces de asombro de mi amigo, me tocaba bregar, exculpándome en que las subidas que hacía durante mi ruta pasaban factura al doble dígito de mi ciclo-computador. Implacablemente mi amigo me rebatía que era una fantochada lo que le decía, que si yo subía el «Col du Paramó» a 15 km/h y lo bajaba a 45 km/h, mi media sería de 30 km/h, una media más que decente para el globerito glotón que azota estas teclas.

Y era ahí donde, dejando a un lado la física (no hace falta adentrarse en lo técnico, hablando de fuerzas, rozamientos y momentos de inercia), recurría a mi tópica fábula de la colina, que dice así:

La fábula

Tres ciclistas, Aliya Traficante, Scotti Lechuga y Sarah Gigante se enfrentan en una contrarreloj de cuatro kilómetros, dos kilómetros de ascensión, debiendo cambiar el sentido al coronar y otros dos de descenso.

A Scotti Lechuga (de soltera Wilborne), leyenda del circuito y calendario estadounidense de ciclismo en carretera y actual entrenadora y junta-teclas, la presentaba como una gran rodadora, veloz y buena bajadora, pero un poco menos capacitada para los ascensos. Capaz de afrontar la subida a un promedio de 20km/h y el descenso a tumba abierta a unos 50 km/h de media.

A Aliya Traficante (ex-ciclista y ex-becaria en el medio CyclingTips) como una joven corredora estadounidense que comenzaba a abrirse paso en el calendario internacional norteamericano y europeo, capaz de aligerar la subida hasta el nada desdeñable promedio de 25 km/h y de bajar un poco más audaz que su compatriota Lechuga hasta alcanzar los 45 km/h.

Y por último, la adolescente Sarah Gigante, la entonces jubilosa junior australiana, mucho más regular y capaz de ascender la colina al vertiginoso ritmo de 30 km/h, pero de bajarla tan solo a 40 km/h, dadas sus malas aptitudes en el descenso.

La realidad

Frente a esto, la respuesta de mi amigo se escuchaba hasta en la estratósfera: «¡Foto-finish!»… ¿La realidad? Al alcance de cualquier persona con cualquier clase de calculadora. Tómenselo sin prisa, pero sin pausa.

Como recitaba un profesor universitario que tuve: «La estupidez humana no tiene límites». No se lo tome con acritud, no es un insulto. Es ciencia, behavioral science… y sobre eso mucho se ha escrito. La estupidez no es más que la torpeza para comprender las cosas, para entender la realidad.

Los seres humanos estamos dotados de racionalidad, pero somos irracionales en muchas de las decisiones que tomamos. Tenemos sesgos cognitivos que a veces nos alejan de procesar adecuadamente la información que recibimos o percibimos. Somos malos con porcentajes, fracciones, etc. Y eso es lo que nos sucede al leer la fábula.

Si hubiéra presentado la información usando una métrica más objetiva, propia del atletismo, como el ritmo en km/min, la solución hubiera estado claramente visible, sin esa posible distorsión al procesar la información.

Sarah Gigante

Pero volvamos al hilo principal, Sarah Gigante. Y sí, perdóneme. No solo soy irracional en algunas de mis decisiones sino que también tengo serios problemas de síntesis.

Aunque la joven Sarah Gigante gana como en la fábula, la descripción en la misma no hace justicia a sus características. Sube, baja y pedalea como las mejores, es ya uno de los grandes valores de Oceanía. La ciclista del Team Tibco – Silicon Valley Bank está labrándose un espectacular presente y nos ilusiona con su esperanzador porvenir.

Hace ya dos años que reventó todos los pronósticos y ¡saltó la banca! Gigante se proclamó campeona nacional en línea en 2019. ¿Quién iba a aventurar entonces que una joven debutante en la categoría se iba a imponer en el exigente y clásico circuito de Buninyong? ¿Y más aun sin estar en superioridad numérica como otros equipos?

Desde entonces la joven australiana de 20 años de edad ha sumado otros dos títulos nacionales. El último, el nacional contrarreloj celebrado el pasado miércoles, donde Gigante revalidó su victoria del año anterior (en un ajustado duelo ante Grace Brown).

Si bien es cierto que, aunque no fue capaz de redondear su participación en los nacionales con una victoria en la prueba de fondo en línea (donde venció Sarah Roy; recordemos que además los nacionales australianos cuentan también con criterium, donde se impuso Annette Edmondson), Sarah sale reforzada de la semana de los nacionales australianos.

Podría no parecerlo tras su derrota en la prueba en línea. No obstante, el escenario – su clara inferioridad numérica la presión de ser la gran favorita y corredora a vigilar – y el rendimiento de Gigante el pasado domingo (fue séptima) son una muestra o paso más de la progresión de la risueña corredora del Tibco – SVB.

Progresión que ha continuado cimentando en 2021, habiéndose impuesto de una exuberante manera en el Santos Festival of Cycling, donde además obtuvo dos victorias parciales (de cuatro posibles). Pero Sarah no es solo Gigante por sus resultados o prestaciones, la joven aussie sonríe, es humilde, transmite felicidad, entusiasma y parece disfrutar con lo que hace. Algo que en este último año, y específicamente en las últimas semanas, nos preguntamos mucho. Quizás sea demasiado pronto para poder afirmarlo, pero Sarah Gigante parece tener un cualidad reservada a unos pocos grandes del deporte, tener «buena cabeza».

Este es un año en el que, si lo que todos sabemos nos permite tener un nutrido calendario ciclista, debemos estar atentos a esta joven y risueña promesa que pide abrirse paso entre lo más excelso del ciclismo profesional femenino. Sarah Gigante ya es una realidad que impresiona e ilusiona, pero esta temporada puede ser el punto de inflexión en el que dé el verdadero salto cualitativo y marque su carrera ciclista profesional.

P. S.: Gigantes del Basket es una revista y medio especializado de baloncesto.

Foto: Stef Hanson Productions

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