Tras la marcha de Miguel Ángel López a Movistar, el danés Fuglsang se erige como la opción más realista de cara a las grandes vueltas, sin contar a un emergente Vlasov que tal vez tenga en este 2021 su año de confirmación. Mientras ello llega, Jakob tiene ante sí una nueva oportunidad de liderar al conjunto Astana, un equipo bien armado, pero al que quizá le falte esa figura destacada en las grandes vueltas.
Jakob ya contaba como uno de los grandes favoritos a colarse en el podio del pasado Giro, donde un bajo nivel de participación y las bajas que fueron teniendo lugar le ponían el cajón en bandeja. Cuando las etapas clave llegaron, cedió y se tuvo que conformar con un meritorio, aunque gris, sexto puesto. No es la primera vez que el vencedor de grandes carreras como la Dauphiné, Lieja-Bastogne-Lieja o el Giro de Lombardía falla en su intento de tomar el liderato de este mismo equipo.
En más de una ocasión ha coincidido con líderes que contaban con más galones que él. Es normal para un ciclista que no ha pasado del 6º puesto final en ninguna grande y que corre para uno de los equipos top del circuito World Tour. Buen contrarrelojista y sólido escalador, cuando está inspirado y en forma es capaz de ganar etapas de calidad, como le sucedió en la ascensión a La Cubilla, meta de la etapa reina de una Vuelta a España, la de 2019, en la que partió como serio candidato a dar la sorpresa.
Un auténtico talento quizá para una semana, donde ha obtenido resultados prodigiosos, pero que se diluye cuando los días de competición aumentan. En 2021 parece que ha perdido un tanto el tren del liderato, aunque saldrá en las grandes (Giro y Tour, parece) sin un objetivo claro. Quizá sin presión pueda rendir mejor. Aunque si algo es evidente es que su crédito como líder se termina, al menos en lo que a tres semanas se refiere.
A sus 35 años parece que los márgenes de mejora se agotan. Por tanto, pese a ser un ciclista realmente sorprendente que gana con autoridad cuando menos se le espera, sí es cierto que parece que ha alcanzado su techo.
Foto: Sirotti