El puerto de la Quesera se dio a conocer al gran público con una etapa de la Vuelta a España 2015 que transitó sus rampas para dirigirse a Riaza, donde acabó aquel día la carrera. El duelo entre el holandés Tom Dumoulin y el italiano Fabio Aru se saldó con empate técnico en espera de la sierra madrileña para dilucidar de forma histórica una carrera formidable. Con dos vertientes, esta subida ofrece muchos atractivos, aunque también engaña y es más de lo que parece en los perfiles altimétricos. En primer lugar porque la zona previa a la considerada como puerto en sí es muy dura y regala repechos de gran dificultad que van calentando las piernas. Cuidado en los días de más calor porque las sombras brillan por su ausencia.
Desde Majaelrayo, en Guadalajara, comienza el terreno pestoso, con subidas intensas y descanso e incluso alguna bajada. De pronto, la ascensión se vuelve más constante (cuando parece que llevas media vida subiendo) y te das cuenta de que el puerto en sí ya ha llegado. Encontraremos alguna rampa en hormigón, aunque siempre en buen estado. Las vistas son bonitas, aunque el esfuerzo nos eclipsará los paisajes a no ser que paremos a disfrutarlos. Es un puerto que se agarra y ofrece mucha dificultad. Todo un primera categoría que sigue siendo un tanto desconocido más allá de los aficionados a la bicicleta más entendidos.
La vertiente de Riaza ofrece mucho menos atractivo. Se trata de un ascenso bastante más corto y que apenas tiene atractivos más allá de elevarse sobre la extensa meseta castellana.
Altimetría y reportaje más amplio en 39×28 altimetrías
Fotos: Pedro Márquez Labrada