El ciclismo francés no deja de producir nuevos jóvenes que tomarán el testigo en un futuro no muy lejano de las figuras que ahora mismo rellenan un otrora no tan exitoso ciclismo. Chavanel, Voeckler, Pinot o Alaphilippe han sido las banderas de la tricolor durante estas dos últimas décadas en las que Jalabert dejó un gran vacío con su retirada. Ha habido más, como Moncoutié, aunque su legado es demasiado específico. Francia ha sabido bajar el nivel de intensidad en un momento crítico y tomó la decisión de trabajar a largo plazo. No hay decisión mejor.
Así surgieron y sobrevivieron estructuras que ya son clásicos. De esa forma crecen las ambiciones, las miras, los objetivos. En esas ambiciones entra un ciclista del AG2R como Clément Champoussin, un joven ciclista que debutó en la pasada Vuelta a España y, además de tener un papel destacado, supo sufrir para clasificarse en un meritorio 31º puesto final.
Nacido en Niza, el joven escalador muestra una gran capacidad de recuperación. Así hablan de él tras haber rozado con desespero el podio en el afamado Tour de l’Avenir, el termómetro de las nuevas promesas de cara a las grandes vueltas. Allí ha brillado Clément, que en su última participación, en 2019, vio cómo Foss, ahora triunfante en el Jumbo Visma de Roglic, se llevaba la general final. Con gente que ahora está un peldaño por detrás de los grandes líderes se peleaba este buen grimpeur. Nadie duda de que cuando sus saltos de calidad lleguen, estarán ahí, en ese lugar en el que ahora están sus jefes. Todo si sigue una progresión lógica, algo que parece probable.
En la Vuelta 2020 estuvo especialmente activo, con top-ten en las llegadas de Laguna Negra y Moncalvillo, confirmando que tiene explosividad y capacidad para alcanzar buenas cotas en estas etapas. Y todo ante rivales de gran repercusión como Roglic, Carapaz, Valverde, Daniel Martin… lo mejor y más granado del pelotón mundial. Lo más sorprendente fue su rendimiento contrarreloj, siendo únicamente unos segundos más lento que Enric Mas, todo un candidato al podio y peleando precisamente por dichas plazas.
Sobre todo, más allá de indicativos de su potencial, gusta su actitud, desenfadada, osada, valiente, sin complejo. De esa forma ya ha alcanzado un segundo puesto a comienzo de temporada, donde sólo David Gaudu, otro prometedor, le separó de la victoria en Ardèche Classic. Un cuarto puesto en Laigueglia ha venido a confirmar su salto de calidad, llegando justo por delante de Mikel Landa u otros que se suponen más evolucionados como el italiano Ciccone.
No se debe perder la pista a este corredor, que seguro influye en lo envalentonados que están los patrones de su equipo al asegurar que en pocos años aspirarán a ganar grandes vueltas. Con cimientos tan sólidos como Champoussin tienen garantizados muchos intentos.
Foto: Sirotti