Las caídas en la primera semana de las grandes vueltas son como el pan nuestro de cada día. Los ciclistas se encuentran pletóricos de fuerza, y todos se ven con posibilidades de alzarse con el triunfo de etapa. El riesgo se va acrecentando a medida que pasan los kilómetros y los ciclistas se acercan a la línea de meta. Los intentos por ganar posiciones dentro del pelotón generan como consecuencia codazos entre los corredores. Además, las curvas, rotondas y demás obstáculos que se encuentran en el camino dificultan que los ciclistas no se den de bruces con el suelo.
En los kilómetros finales, si alguna escapada no ha roto la hegemonía del pelotón, los equipos con sprinters controlan los intentos de fuga finales, y mantienen a sus hombres rápidos en posiciones delanteras para preparar la llegada masiva. Los favoritos de cara a la general, por su parte, también tienen que estar delante para no perder un tiempo precioso en algún corte, que reducirían sus opciones de cara a la victoria final. Con todo ese popurrí de sensaciones y situaciones, la presión en carrera alcanza el climax, y las chispas saltan en el pelotón.
En el Tour de Francia 2005, Alexandre Vinokourov, favorito al triunfo final, aprovechó el sinuoso final ene Nancy, para atacar en el descenso de un pequeño repecho. A su rueda se pegó un desconocido corredor italiano del equipo Fassa Bortolo, Lorenzo Bernucci.
El ímpetu y la tenacidad del kazajo, hizo que el dúo formado alcanzara al último fugado de la escapada del día, Christophe Mengin. Pero a falta de poco más de un kilómetro, en la última curva, Mengin entró en cabeza del recién creado trío en cabeza y el suelo mojado de Nancy le jugó una mala pasada. El pelotón les pisaba los talones, y había que arriesgar, mas la rueda delantera de su bicicleta patinó y se fue directo a las vallas. Vinokourov que rodaba justo detrás de él, tuvo que sacar el pie del pedal, para evitar seguir el mismo camino que Mengin. El mejor parado del terceto fue el italiano, que se encontró sin comerlo ni beberlo, con una situación pintiparada para vencer en Nancy.
Detrás, el pelotón entró en la misma curva encabezado por el estonio Jan Kirsipuu, que entró demasiado rápido. Corrió la misma suerte que el ciclista de La Française des Jeux. Entre los caídos del pelotón, estaba el suizo compañero de equipo de Lorenzo Bernucci, Fabian Cancellara. Quien tan pronto como vio al de su equipo encara la recta de meta, le gritó a través del transmisor – conocido en el mundillo ciclista como “el pinganillo” -. Enterrando las posibles dudas y haciendo ver a su co-equipier que el triunfo era suyo, y no se le iba a escapar.
Foto: Sirotti