Llegó el Angliru, la considerada subida más extrema del ciclismo profesional, y como los WhatsApps de las ex parejas en el día de tu cumpleaños, tuvo muchas lecturas. Habrá que comenzar por el resultado, que es lo objetivo. Kuss sostuvo los papeles por ocho segundos, agarrándose al sueño de ganar la Vuelta gracias al refugio de Mikel Landa. Primoz Roglič ganó la etapa con Jonas Vingegaard a su rueda, demostrando ser los dos más fuertes de la carrera.
Juan Ayuso cedió 1’42» y Enric Mas un segundo más. Entraron en novena y décima posición, bastante preocupante cuando la aspiración de ambos es pisar el podio de Madrid, flashes que ambos recibieron juntos en el podio de 2022, una foto que parece no se repetirá. Entre los líderes de UAE y los Jumbo se colaron demasiados actores, como Poels, Almeida (ay, la táctica de UAE), Uijdebroeks y Buitrago. Soler se inmoló, Evenepoel intentó la gesta y el público pobló las cunetas entre la épica niebla que suele envolver al coloso.
Asturias anunciaba lluvia, televisión conectó casi a los pies de la Colladiella y como en toda la Vuelta, fue lo peor de la etapa con diferencia. Una fuga abría carrera tras una primera hora de locura que no vimos, y mira que sólo eran 120 kilómetros entre Ribadesella y la cima del Angliru. Evenepoel enlazó con un compañero (Cattaneo) y le aprovechó hasta el pie del Cordal. Ahí emprendió la aventura en solitario que le llevó a comenzar el infierno, digno, pero en un reto imposible.
El Jumbo Visma no le dio excesivo margen de maniobra, es cierto. Pero que el belga no llegase con ventaja suficiente a la parte dura del Angliru para pelear por la etapa fue culpa del Bahrain de Mikel Landa. Mediado el Cordal pusieron un ritmo cuartelero que redujo el grupo principal a veinte unidades. Antes había atacado Marc Soler. Muy valiente su movimiento, tratando de enlazar con Remco en punta de carrera. Sin éxito, su aventura podía ser un puente de cara a un nuevo ataque de su formación, pero no fue así. Fue una inmolación que por separado no tenía sentido. Casi 19′ en meta.
El Cordal fue la constatación de que dos semanas largas de Vuelta se hacen muy duras hasta para el Jumbo Visma. Bahrain plantó a sus cinco hombres más fuertes en montaña a lanzar la carrera, dieron alcance a Soler y fueron eliminando uno a uno a todos los Jumbo. Mediado el Angliru ya sólamente quedaban los tres mosqueteros del conjunto dominante en esta Vuelta. Primera vez que alguien les planta cara y el león deja de ser tan fiero. Llegó Les Cabanes al ritmo de un imperial Tiberi, escalando con la agilidad de un gato (con perdón). Caruso y Buitrago tomaron el relevo.
Pero sería Wout Poels quien haría la diferencia. Hablamos de su subida fetiche, su tercera obra de arte en el Angliru que esta vez sí le llevó a un papel fundamental. Un ritmo endiablado pasada la zona de Les Cabanes que terminó en la Cueña les Cabres. Mientras tanto, el grupo de favoritos se fue perdiendo en goteo constante, como si hubiese un hueco del tamaño del iceberg del Titanic. El primero de los mejores en ceder fue Vlasov, que buscó su ritmo. Soler ya iba fuera de juego entonces.
Ayuso cedió el primero del top cinco, con Enric acompañándole poco después, demostrando que efectivamente las uvas eran verdes y que no quería ganar en el Angliru a costa de subir al podio. El balear no sabía que una cosa llevaba a la otra. Sigamos. Ambos se separaron en todo momento por apenas unos segundos, con los Jumbo tomando la iniciativa. Fue Roglič quien tomó esta vez el mando. Puso un ritmo endiablado entre las pancartas de dos y tres a meta, amenazando con quedarse solo. Vingegaard reaccionó y se marchó con él, Kuss se uniría más adelante, tras dejar tirado a Mikel Landa. Lo interesante fue ver a los tres Jumbo lanzarse hacia la cima.
Quedaba poco para el último kilómetro de subida cuando Sepp Kuss empezó a flojear y a perder contacto con sus compañeros. Roglič iba encendido, sin mirar un momento atrás. No paró ni siquiera a celebrar la victoria en meta, ni se vio gesto excesivamente efusivo con su compañero Jonas Vingegaard. Por fin se pone bien la telenovela y gana un interés inusitado la etapa de Cruz de Linares, la última de alta montaña. Roglič quiere ir al Tour de líder en 2024 y afrontar allí su última oportunidad ante la única grande que le falta. Resumen: no va a hacer amigos en esta Vuelta, intentará ganar sí o sí.
Se vio en el Angliru que encontrará su distancia y ahí no hará prisioneros. Vingegaard aún tiene opciones de guardar lo estético siguiéndole la rueda y disimulando lo que pueda. Es quien tiene mejor posición para ganar en estos momentos, sin descartar que el esloveno se desate en la última etapa competitiva para buscar un jaque mate que le dé su cuarta Vuelta y entre así en la historia. No tantos ciclistas han conseguido el reto Giro – Vuelta. Tampoco muchos (uno) el Tour – Vuelta. Así que estará interesante ver quién se termina por imponer.
El equipo parece que va a apostar por aquel lema antiguo de «que gane el mejor». Kuss sigue líder, pero la situación para Jumbo es envenenada. Las miradas entre Kuss y sus dos teóricos líderes eran normales. El estadounidense, todo simpatía, repartía sonrisas y palmadas. Pero las miradas entre Primoz y Jonas no eran buenas. Ni malas, porque no se produjeron, al menos en primera instancia. El Angliru provoca más divorcios que las vacaciones de verano. Aitor González vs Óscar Sevilla revival.
Kuss pinchó, pero gracias a Mikel Landa salvó los muebles. El ‘landismo’ revive con una etapa de gran montaña en espera. Al haber hecho sangre con su movimiento, Bahrain volverá a la carga. Las acciones de San Lorenzo suben, las de otros ciclistas como Mas y Ayuso bajan como aspirantes a esa tercera plaza del podio. Sus opciones pasan por dinamitar la carrera con lo que tengan desde lejos. Esperar a verlas venir será esperar para nada, porque ya se ha visto en el Angliru cuál es la jerarquía de fuerzas. Cruz de Linares es una etapa mucho más dura, más larga y con entidad.
El puerto final tiene mucha dureza escondida, y además se asciende en dos ocasiones. Con Tenebredo y sus 20% y San Lorenzo justo delante, la magnitud de la Vuelta gana en interés. Jumbo apostará por sus dos líderes, no correrá el riesgo de que Kuss falle en Guadarrama. O al menos eso es lo que dicta la lógica. Roglič está en riesgo de declararse en rebeldía, Vingegaard tiene a tiro la Vuelta, pero lucha contra su propio compañero, lo cual es un duelo todavía más complicado. Todo contando con que no sea Kuss, todavía líder, quien mande, como dice ‘Purito’, a su equipo a paseo.
Jumbo se despedirá del patrocinio ganando una Vuelta, pero tal vez perdiendo el buen rollo que existía hasta ahora en el equipo. Era algo previsible, con varios posibles trasfondos en esta operación de ganar las tres grandes. Una de ellas potenciar a su nueva y actual estrella en detrimento de un ciclista que ha traído al Jumbo Visma hasta aquí, y por el que ha coqueteado Ineos. Y por el que seguirá la puja. El esloveno tiene claro que quiere hacer un último intento en el Tour y eso en su actual equipo no va a ser posible. To be continued.
Fotos: Unipublic / Sprint Cycling Agency / Cxcling
Nacido en Madrid el 2 de abril de 1986, Jorge Matesanz ha pasado por ser fundador y director de proyectos como Revista Desde la Cuneta, Tourmalet Magazine o High Cycling, además de colaborar en otros proyectos como Palco Deportivo, Plataforma Recorridos Ciclistas o Con el Plato Pequeño. Tras más de 15 años dentro del mundo del ciclismo, llega el momento de fundar Le Puncheur junto a Sergio Yustos y seguir acercando artículos de opinión, casi siempre sobre ciclismo profesional.