Wout Van Aert está en busca de nuevos horizontes. La dirección de Jumbo Visma trabaja sin descanso este otoño. Al grupo de soldados que se está preparando a Vingegaard para su tercer asalto al Tour de Francia consecutivo hay que añadir la gestión de los egos y ambiciones en un grupo que viene de ganar las tres grandes vueltas y pese a no ser el equipo dominador en la clasificación final del año, sí que se posee la sensación de haber sido el equivalente al SD Worx femenino en su versión masculina, curiosamente también neerlandés, con la única oposición puntual del UAE de Tadej Pogačar.
Qué papel cumplirá Kuss en 2024, cómo se solapará su dorsal número uno con las intenciones de doblar gran vuelta de Jonas, y una solución a la vez que un quebradero de cabeza por resolver, que es el que responde al nombre de Wout y al apellido de Van Aert. El belga se presenta en 2024 desplazado de los grandes focos, con el reconocimiento de su calidad y el cuestionamiento de la estrategia seguida por el gran ciclista de Herentals. Ante la creciente competencia en el propio seno del Jumbo Visma y la pérdida de punch competitivo ante sus rivales habituales, parece que desde el equipo se ha tomado una determinación que puede cambiar la carrera del ciclista de forma radical.
Tras años esquivando la posibilidad de definirse como un hombre de grandes vueltas, parece que en 2024 habrá intento por parte del belga de probar suerte en un terreno que ofrece más facilidades a un ciclista de su perfil: el Giro de Italia. Relacionar Giro y opciones para un ciclista de estas características puede sonar contradictorio, pero la edición 2024 de la corsa rosa sí se adaptaría a un todoterreno como es Van Aert. Buscándole acomodo como cazador de etapas, como gregario extremadamente válido e histórico, como candidato a vestir de verde en París se ha comprobado que eran papeles demasiado pequeños para tan gran talento.
El Giro, normalmente un destino para románticos, jóvenes y veteranos, o renegados del Tour, hace hueco, según La Gazzetta dello Sport a Wout. El presunto aumento de kilómetros contrarreloj de los dos últimos años aviva la ilusión por repetir un papel similar a Tom Dumoulin, el último gran contrarrelojista que venció en la carrera italiana. Aprovechar sus prestaciones contra el crono, más la media montaña y llegadas peliagudas donde pescar segundos de bonificación, además del sterrato y resistir en las etapas de montaña que esta vez no son tan difíciles como antaño puede ser la hoja de ruta. En el equipo no se habla de optar a ganar, sino pensar en un top cinco.
Parece una meta asumible por un corredor así, con el que trabajarán en invierno para bajar peso y rendir así mejor en las montañas. Con un peso más próximo al de los clasicómanos ha sido capaz de brillar en la alta montaña, aunque sin la responsabilidad de un capo, lo cual es una sutil, pero enorme diferencia. La capacidad, las piernas y la cabeza están ahí. Falta creerse la opción de luchar por el podio, objetivo que se posiciona en la lejanía en estos días, pero que conforme avancen las etapas y se observe la lista de participantes puede aparecer de nuevo en el horizonte.
Quien ha sido capaz de ganar una etapa con el Mont Ventoux como protagonista y ante más que solventes escaladores, además de preparar emboscadas a sus rivales con Galibier y Tourmalet de testigos, está más que capacitado para rendir en alta montaña. Eso sí, perder peso para rendir en ella y trabajarla implica pérdida de punch en según qué tipo de clásicas. Le puede favorecer en otras con un perfil más ardenero como Lieja o Lombardía y perjudicar en las piedras, donde los ciclistas que siempre optan a este tipo de victorias tienden al camino contrario, el de ganar masa muscular para disfrutar de mayor potencia en las arrancadas.
La suerte para Wout es que las montañas del Giro en esta ocasión son más solubles que en otras ocasiones. Si exceptuamos el Monte Grappa, que está ubicado al final de la tercera semana, todas las etapas contienen su dureza y los puertos que se dejarán caer por las etapas más duras tendrán un punto menos de dureza del que parece. Eso sí, el Giro siempre es el Giro y las montañas se acumulan, sea la Vuelta, el Tour o la ronda italiana. Con un objetivo más concreto, Van Aert puede vivir más tranquilo la primavera, sabiendo que en su escuadra hay otros ciclistas prestos a asumir la capitanía en un momento dado.
Incluso esa última etapa de montaña finaliza en descenso, por lo que habrá margen para recuperar pérdidas con respecto al grueso de los favoritos. Si marca la diferencia en la contrarreloj, el belga tiene opciones de postularse como candidato al cajón en Roma. Eso sí, si exceptuamos a Tadej Pogačar, ¿qué ciclistas podrían presentarse en la línea de salida del Giro de Italia que pudieran marcar tantas diferencias con un Wout Van Aert preparado para la ocasión? La respuesta no está nada clara y de no explotar, tendría opción hasta de pelear la victoria si se diesen una serie de circunstancias. Soñar es gratis, más lo es ilusionarse.
Fotos: ASO / López